GETAFE/Sanidad (28/04/2025) – Pinta un año malo, “potente porque ha llovido mucho en el mes de marzo y ha regado todos los descampados”. Los alérgicos temen la llegada del calor que provocará que el periodo de polinización de las gramíneas comience y con él, los problemas respiratorios y de rinitis.
“Cuando vas por la carretera se ven todas las espiguitas: esas son las gramíneas, que es el polen principal de temporada de mayo, junio… están creciendo a tope. Y ya han empezado, junto a la polinización del olivo que viene mucho del sur”. Silvia Veza Perdomo, Clara Flores Infante y Esther Muñoz García son las tres alergólogas del Hospital de Getafe, que junto a su jefa de servicio, Beatriz Rodríguez, afrontarán esta temporada de alergias que promete ser intensa.
Ya ha comenzado la polinización del platanero de sombra “que suele ser en marzo, pero que como ha llovido se ha retrasado a abril”. El CAI, el Centro de Alergias e Inmunología lanza cada año un comunicado con las expectativas que confirman que este año va a ser malo, “con síntomas más intensos”.
¿Qué implica eso? “Los síntomas bronquiales, que son los más preocupantes a veces se controlan peor, la medicación no es suficiente para estar cómoda y asintomática la persona. Y se producen debuts también”. La pregunta del millón. ¿Por qué somos alérgicos? ¿Por qué de repente se debuta y ya se es alérgico para toda la vida?
“El porqué una persona de repente empieza a ser alérgica se desconoce. Hay un cambio en el sistema inmune, tu cuerpo empieza a reconocer el polen (o un alimento, un medicamento, lo que sea) como algo extraño y empiezas a tener síntomas cuando vuelves a contactar con ello”, explica Veza Perdomo. “Hay algunas características de las plantas que hacen que fabriquen una serie de proteínas que las vuelven más alergénicas o más potentes. La contaminación, por ejemplo, o si son años de sequía, hace que los vegetales sean más alergénicos”.
Las plantas reaccionan contra la contaminación, contra condiciones adversas como la falta de agua o los pesticidas generando unas proteínas que son las que nos dan alergia. Pero además “hay una predisposición genética, la epigenética es la que nos está dando que cada vez haya más alérgicos”. Pero no todo lo que parece alergia es alergia.
“Hay mucha rinitis crónica, por la sequedad ambiental y la contaminación”, cuenta Muñoz García o irritaciones de la mucosa por abuso de sprays nasales, que tienen además “un efecto rebote y cada vez necesitas más para poder respirar”. La primera línea de tratamiento son los antihistamínicos “aunque si estás en una rinitis moderada, el antihistamínico ya no te sirve: las últimas guías recomiendan directamente corticoide intranasal o bien corticoide intranasal más antihistamínico tópico intranasal. Y esto está funcionando muy bien”. Son nuevas moléculas que permiten también controlar las conjuntivitis asociadas.
Una vez que se determina que alguien es alérgico, se apuesta primero por el “tratamiento sintomático: antihistamínico, colirio, sprays nasales de corticoides, inhaladores también para controlar el pulmón, corticoides inhalados, broncodilatadores, y luego el siguiente tratamiento sería la inmunoterapia, las vacunas de la alergia, que lo llama la gente”.
¿Hay vacunas? “Es un tratamiento capaz de cambiar el curso de la enfermedad, pero no de curar”. Se está explorando la vía de la inmunoterapia que lo que hace es “reeducar tu alergia para que los síntomas vayan siendo más leves, menos días a lo largo de la temporada de polen y el asma normalmente remite bastante. Es lo que mejor responde”.
Un tratamiento que lleva tiempo, “no es me la pongo y ya está: son mínimo tres años de tratamiento, máximo cinco”. La mejoría es duradera a lo largo del tiempo. Pero no todos los alérgicos son candidatos a ser tratados con inmunoterapia. Solo “aquellos que tienen un reconocimiento de las proteínas concretas de los pólenes, o de los hongos o de los ácaros o de los animales. Se puede vacunar de muchas cosas siempre que tenga unos niveles suficientemente altos”.
Para determinar esos niveles y si son esas proteínas concretas las que afectan “se hace con un análisis de sangre” específico. Insisten en la importancia de la derivación al alergólogo para determinar fehacientemente que la rinitis no viene por otras causas y para controlar síntomas más graves “o bien que suma un asma bronquial o bien que tiene una alergia alimentaria acompañante, una dermatitis atópica, le tiene que seguir un especialista”. Proteínas, la clave Todo en la alergia es cuestión de proteínas. Y algunas que están presentes en los pólenes, también lo están en algunos alimentos y por eso se da la reactividad cruzada. “En España es muy frecuente la profilina. Es la proteína que más frecuentemente encontramos. Y la profilina tiene la característica que si cocinas el alimento, desaparece la alergenicidad. Por ejemplo, pica la boca con tomate crudo, pero toleran salsa de tomate. O no toleran manzana cruda, pero una manzana asada, sí. Cuando procesas la proteína, se rompe y ya no da síntomas”.
Una de las recomendaciones para mitigar los síntomas de la alergia es “ventilar la casa tempranito por la mañana un ratito y chimpún, porque luego ya empieza a moverse todo el polen con el calor. Gafas de sol cuando salgan”. Y recuperar las mascarillas, pero con un matiz: “Las de polen; no de las FFP2 ni de las quirúrgicas que se te cuela el polen por los laditos: hay unas específicas de polen”.
Y siguen: “Subir las ventanillas del coche, quitarte la ropa cuando llegues a casa, no tender fuera de casa para que luego no te pongas la ropa con todo impregnado de polen”…
Hay más que se puede hacer: “Una cosa muy importante, que es muy útil y que muy poca gente hace son lavados nasales de suero fisiológico, venden unos sueros especiales que suelen ser hipertónicos, que arrastran polen, partículas de contaminación y con eso la mucosa queda muy limpia. Y si estás expuesto a un día de primavera que estás comiendo o tomando algo fuera, cuando llegues a casa, una ducha, incluido pelo, para arrastrar restos y que cuando te vayas a dormir, no restriegues tu propio pelo con el polen o lo dejes en la almohada”.
La Sociedad Española de Alergología tiene una web www.polenes.com, donde se recogen los niveles de los pólenes más habituales y que junto a la aplicación de la Comunidad de Madrid y los servicios de alerta que mandan por SMS sirven para estar preparados ante picos de alergia. Mitos Las grandes pelusas que a veces vuelan entre los árboles no son las que provocan la alergia.
“El polen es microscópico y es lo que realmente te da síntomas”. El picor que puede producir “es como si llevas un jersey de lana de esos de cachemir que tiene la pelusilla que nos pica la nariz. Es más por irritación que por alergia”.
¿Algún otro mito que haya que desmentir? “Las sábanas nunca son. Pacientes que por ejemplo están ingresados y tienen una reacción cutánea a veces se achaca a las sábanas: es que es el suavizante, es que son las sábanas”. Pero esa reacción por ejemplo puede ser por falta de hidratación, por déficit de vitamina D “que hace que la piel pique, que salgan erupciones. Las sábanas no son”.
Tomarse doble dosis de antihistamínico tampoco es efectivo. “No hace nada. Si necesitas dos es que tienes que pasar el escalón y pasar al corticoide. Los nuevos antihistamínicos de segunda generación no provocan somnolencia, que eso es un falso mito también”. Ni todos los antihistamínicos engordan ni todos dan sueño.