Refugiado y asilo político: una crisis humanitaria silenciosa

GETAFE/Tribuna con acento (21/04/2025) – La Convención de Ginebra de 1951, reconoce como Refugiado a: “Toda persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones políticas, pertenencia a determinado grupo social, de género u orientación sexual, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no quiere acogerse a la protección de tal país”. Años más tarde el Protocolo de 1967 garantiza el principio de no devolución y el acceso a los  derechos humanos básicos: protección, acceso a una vivienda, empleo o salud universal

UN ESCENARIO INTERNACIONAL QUE OBLIGA A ABANDONAR EL PAIS

Bajo estas características, según el ACNUR  en 2024, había 122,6 millones de personas en el mundo que se habían visto forzadas a abandonar su hogar. De esa cifra, cerca de 43,7 millones eran personas refugiadas. Las guerras actuales como la de Ucrania, Siria, Myanmar, la brutal ofensiva militar israelí sobre Gaza (crímenes de guerra contra la humanidad), el conflicto armado en Sudán, la emergencia humanitaria que viven millones de personas en Afganistán, o  los desplazamientos forzosos en Senegal. A ello hay que sumar el cambio climático, la degradación ambiental, los desastres naturales y el expolio de recursos naturales en el Sur Global.

EL PACTO EUROPEO DE MIGRACIÓN Y ASILO EN RETROCESO HUMANITARIO

En este escenario internacional de sufrimiento y dolor, sorprende la reciente aprobación del nuevo Pacto Europeo sobre Migración y Asilo que bajo la declaración de intenciones de “lograr una mayor armonización en las normas de asilo y migración europeas”, el texto aprobado, lejos de abordar las deficiencias y las carencias de solidaridad que impiden la construcción de un verdadero Sistema Europeo Común de Asilos, profundiza en el enfoque de externalización de fronteras.  Establece  acuerdos con terceros países que no respetan los derechos humanos, igualmente sorprendente resultan  las medidas  que permite a los Estados miembros “pagar para no acoger”, bajo el termino de “solidaridad flexible”. Como diría el poeta Antonio Machado “confunden valor y precio”.

También se ha perdido la oportunidad de introducir cuestiones clave, como la asistencia jurídica gratuita en todas las fases del procedimiento de protección al refugiado o la reubicación obligatoria como única forma de solidaridad, dejando a miles de personas en situación de grave desprotección internacional. Finalmente, el Pacto no contribuye a la ampliación de las vías legales y seguras, una medida esencial para evitar que las personas que necesitan protección arriesguen la vida en trayectos migratorios cada vez más peligrosos. Y todo ello debido a una presión electoral de la extrema derecha que reclama mano dura con un discurso xenófobo.

UNA CRISIS HUMANITARIA SILENCIOSA

España, viene registrando últimamente un aumento significativo en las solicitudes de asilo, alcanzando 167.366 personas (2024), lo que convierte a nuestro país en el segundo receptor de protección internacional en la Unión Europea, solo detrás de Alemania. Son personas especialmente procedentes de Venezuela, Colombia, Honduras, Marruecos, Senegal  y Mali. En la Oficina de Asilo y Refugio, a pesar del volumen de solicitudes, el porcentaje de concesiones de asilo es muy bajo en comparación con la media europea.  Solo alrededor del 12% de los solicitantes reciben algún tipo de protección internacional (asilo o protección subsidiaria), frente a una media del 38% en la UE.

EL COMPROMISO POLÍTICO, SOCIAL DE LA CIUDADANÍA  ES CLAVE, LA VOLUNTAD POLÍTICA DE LOS ESTADOS IMPRESCINDIBLE

Se necesitan reformas urgentes en políticas de asilo, recursos de acogida y estrategias de integración social. As lo vienen manifestando las entidades especializadas que ofrecen apoyo  legal  y seguimiento de los procesos como CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y ACNUR. Importa recordar la voluntad política que se demostró ante la invasión Rusia a Ucrania que, que garantizó el acceso rápido a la protección y la solidaridad de millones de personas refugiadas en un tiempo récord. ELLO REQUIERE:

  1. Reforzar los medios humanos y materiales de la Oficina de Asilo y Refugio a fin de resolver los casi 200.000 expedientes pendientes de resolución.
  2. Afrontar la lentitud burocrática que dificulta conseguir una cita previa. Los trámites para obtener asilo pueden tardar más de un año en resolverse, y por tanto las personas quedan en situación de irregularidad administrativa.
  3. Asegurar una interpretación de calidad en el idioma que la persona solicitante comprenda y en el que pueda expresar con detalle los motivos de su solicitud.
  4. Dotar de infraestructura y recursos humanitarios a los centros de acogida hoy. Muchos solicitantes viven en albergues improvisados, pensiones o incluso en la calle, sobre todo en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. En las Islas Canarias y en Ceuta y Melilla, la situación es especialmente grave.
  5. Adaptar la capacidad del sistema de acogida español a la necesidad real de respuesta a través de un incremento del número de plazas en las distintas fases del sistema de protección internacional.
  6. Facilitar y agilizar los trámites de acceso al empadronamiento, que es la puerta de entrada a las ayudas sociales, para acceder a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales como el derecho al trabajo, la vivienda y la educación y el acceso a la salud
  7. Impulsar políticas de convivencia y lucha contra la discriminación, desde un enfoque comunitario y de máxima cercanía con la ciudadanía, que incluyan una estrategia de sensibilización y lucha ante actitudes y discursos xenófobos y racistas.
  8. Tal y como establece el Pacto, crear un mecanismo independiente de seguimiento evaluación de los derechos humanos en los procedimientos de asilo con especial atención a los de frontera.
  9. Aunque la competencia general en materia de asilo recae en el Gobierno central hay que destacar el papel clave de las Comunidades Autónomas, en la acogida e integración de personas refugiadas, al igual que el tejido asociativo de la sociedad civil: Acogida y alojamiento en viviendas de carácter de emergencia; El apoyo lingüístico con clases de español; Los Servicios psicológicos, especialmente para personas que han sufrido traumas o violencia; Programas de orientación y formación  laboral; El Apoyo financiero y logístico de las entidades del Tercer Sector y en especial los Convenios establecidos con organizaciones como CEAR, Cruz Roja, etc.
  10. Hoy, la mayor parte de los indicadores mundiales acerca de la cohesión social, nos indican que “los muros y el recurso al patriotismo” no son la solución, a la crisis de los refugiados, sino la tolerancia y la cooperación, donde Europa tiene una responsabilidad para acoger a las víctimas en un territorio seguro.

 

Redacción Getafe Capital

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