GETAFE/Varios (10/03/2025) – Desde hace unos años, todos los sectores industriales trabajan en ser más amigables con el medioambiente, algo que también ha afectado al sector de la demolición.
Así, en empresas especializadas como Anzeve ya trabajan en este aspecto, vendiendo cargadoras eléctricas y mini cargadoras que trabajan con esta energía, dumpers eléctricos, etc.
A la hora de demoler puentes, estructuras de todo tipo, fábricas o edificios en desuso, el impacto medioambiental siempre ha sido muy alto.
Los equipos tradicionales tienen motores diésel que generan una gran cantidad de gases de efecto invernadero (esta clase de motores son mucho más “sucios” que los de gasolina). Producen contaminación acústica e incluso generan residuos que no se gestionan de manera adecuada. De este modo, el sector se ha planteado cómo llevar a cabo las demoliciones de una forma más sostenible.
Tanto por conciencia ecológica, la sociedad lo demanda, como por obligaciones legales, los fabricantes de maquinaria para demolición apuestan ahora por equipos que sean más eficientes y que contaminen menos.
Ya hay muchos equipos de demolición eléctricos e híbridos. En ambos casos, lo que se consigue es una reducción drástica del CO₂ y del consumo de combustible. En las zonas urbanas, ya se emplean excavadoras y martillos hidráulicos eléctricos. Aquí es crucial evitar la contaminación acústica, algo que se consigue con estos equipos, más silenciosos que los que emplean motores a combustión.
A su vez, no emiten gases contaminantes, por lo que son los mejores cuando hay que hacer tareas de demolición en entornos cerrados o con poca ventilación.
Cuando se hace un trabajo de demolición, el resultado es una amalgama de materiales como el hierro, el acero, el hormigón o la madera.
Por eso, las nuevas máquinas se diseñan con la idea de que sea más fácil separar y clasificar los materiales. De esa manera, reciclarlos y reutilizarlos en otras construcciones es más sencillo. Ahora incluso se están empleando sistemas de inteligencia artificial y sensores en las máquinas, de manera que cada material termina en el lugar adecuado para su tratamiento.
Nos hemos centrado en los beneficios ambientales de la nueva maquinaria sostenible, pero estos van mucho más allá. Es cierto que la inversión inicial en los equipos híbridos o eléctricos es más elevada que en los que funcionan con motores térmicos en exclusiva, pero los costes suelen ser menores a largo plazo, por el ahorro en mantenimiento y combustible.
No hay que olvidar, en este aspecto, que en muchas ciudades se dan incentivos fiscales a las empresas que adopten tecnologías limpias. Esto ayuda a que estas compañías inicien la transición cuanto antes.
Sobre los beneficios sociales, las personas que viven cerca de las obras mejoran su calidad de vida. Es algo crucial en áreas urbanas, en donde la demolición de un edificio llega a aceptar a miles de personas. El ruido que sufren los vecinos es mucho menor y respiran un aire de mejor calidad, a la vez que la imagen de la empresa se beneficia por tener en cuenta a los vecinos que viven cerca de los trabajos de demolición.