GETAFE/Entrevista (30/03/2025) – Son Antonia, Belén, Gema S., Carmen, Sara A. Cira, Cristina, Gema J. Lucía, Pilar, Rosa, Rosa y Sara H. Son 13 mujeres, pero podrían haber sido muchas más. Trece historias de superación, de fuerza, de resiliencia, de lucha, que a través de entrevistas personales ha llevado al papel Sonia Baños. Con G de Guerreras es más que una recopilación de declaraciones, es un testimonio de vida.
Desde muy pequeña leía biografías, especialmente de mujeres, “que me inspiran y me ayudan en momentos de bajón”. Sonia Baños, periodista y editora de Social Media Local, se dio cuenta que esas historias nos rodean, están en nuestro entorno, que merecen ser contadas. “Pensé qué bonito sería conocer la vida de nuestras propias vecinas que a veces tienen unas historias increíbles que no conocemos y que son referentes en su propia ciudad”.
Ahí comenzó a pergeñarse la idea que le llevaría a contar en femenino historias comunes y a la vez extraordinarias. “Presenté el proyecto al Ayuntamiento de Getafe y me dijeron que sí”. También en Fuenlabrada y Parla la respuesta fue afirmativa. “Queremos dar voz a mujeres que han hecho cosas bonitas o que han luchado, o que han vencido a cosas muy jodidas. Que puedan inspirar desde muchos puntos de vista”.
La selección no fue fácil, de hecho, guarda material para poder hacer más ediciones. “Hay mujeres de todo tipo, desde directivas hasta madres; desde comerciantes hasta emprendedoras, desde bailarinas a personas del mundo de la comunicación… hay de todo. Mayores como Antonia o muy jóvenes como Gema”.
Y todas las historias guardan un hilo común, una idea que lo inunda todo: “Un sentimiento de culpa, una autoexigencia brutal y mucha ansiedad. Son nuestras tres lacras”. Testimonios que dejan huella Por esa lucha, el título tenía todo el sentido: “Con G de Getafe y Con G de Guerreras. En Getafe hay muchísimo talento, muchísimo emprendimiento y muchísimas mujeres muy luchadoras”.
La de Carmen fue una de las historias que más le llegó a la fibra. “Una madre de tres hijos, uno de ellos con una enfermedad rara. Ver cómo habla desde su punto de vista como mujer, cómo desaparece: solo cuidar, cuidar, cuidar, y ver cómo al final enferma. Cómo tienes que vencer eso, cómo te mira la sociedad, si a lo mejor te vas a dar un paseo y no estás constantemente atendiendo la necesidad de tu hijo. Esa culpa y esa crítica de la sociedad, que nos pesa también tanto”.
Como el testimonio de Rosana, una enfermera que coge el coronavirus en los primeros momentos de la pandemia y que ahora “no puede casi ni andar por el Covid persistente que sufre, que no puede realizar su labor de enfermera pero a la que obligan a trabajar enferma, con depresión” y para colmo, también le diagnostican un cáncer. “Esa mujer estuvo a punto de no sobrevivir”.
Son historias duras, en las que también tiene cabida la violencia de género “psicológica, pero también cómo una madre puede ejercer una violencia y cómo te puede marcar la infancia y hacerte muchísimo daño ya durante toda tu vida”. También la vida de nuestras mayores, como el exilio “de Antonia, cómo era esa vida tan dura: el hambre, los piojos, cómo sobrevive su madre con cuatro niños en la época de posguerra aquí en Getafe. Son historias que yo creo que inspiran cuando las lees”.
Memorias que a veces tienen mucho más detrás. “Fui a hacer una entrevista a la vicepresidenta de la Casa Nacional de Rumanía, Cristina Toridica, y me encontré con una mujer a la que querían casar con un terrateniente en Rumanía, cómo escapó, cómo sufrió acoso sexual, cómo sufrió machismo, cómo sufrió un clasismo horrible. Qué injusto que tengamos que estar siempre peleando y esforzándonos. Como cuando hablé con Belén, que es vicepresidenta de Airbus Helicopters, pero aún la confunden con la becaria. ¡Qué injusto!”.
Sonia tiene una sensación ambigua: “en determinados momentos parece que hemos dado pasos de gigante y en otros como que hubiéramos retrocedido. Tengo la sensación de que estamos donde estamos porque nos están ‘dejando hacer’. Y que corremos peligro de que en un momento dado digan ‘se acabó’”. Los derechos se pueden perder muy rápido. “Estamos en una cuerda floja y nos pueden cortar el cordón según quién gobierne y esté en el poder”.
Sobre todo viendo mensajes de los más jóvenes. “En la clase de mi hija, que tiene 15 años, sus compañeros dicen que las mujeres tenemos más derechos que los hombres”. Por eso son necesarios proyectos como el que ha emprendido Sonia, que ha abierto también una sección específica en su medio, Noticias para Municipios, bajo el epígrafe de Ellas: “Hacer un poco de resistencia ante lo que viene, porque también hay muchas mujeres machistas que están dentro de partidos políticos machistas y que defienden un machismo; y hay olas de qué bonito es ser ama de casa y cuidar. Y a mí me encanta mi casa y mis hijos, pero somos mujeres que también somos ambiciosas y que no nos pueden penalizar por eso”.
Las 13 protagonistas de con G de Guerreras estuvieron presentación del libro y tomaron la palabra para contar brevemente su historia en un Espacio Mercado a rebosar. “Yo vi a mujeres muy emocionadas y a la gente que fue también la vi emocionada, porque al final reconocemos la vida y la labor de personas que son anónimas”. Antonia, a sus 92 años, se fue exultante. Y su hija al día siguiente le transmitió a Sonia que “le había dado a su madre una razón más para vivir”.