Getafe. Tu historia me suena: un proyecto donde los antepasados cobran vida

GETAFE/Educación (02/02/2024) – Cuando era apenas un chaval de EGB, a José Ignacio Ortega Cervigón, hoy profesor de la Universidad Complutense de Madrid, se le quedó grabado un cómic sobre la Historia de Getafe. “Lo elaboró Isabel Seco, que fue la archivera durante muchísimos años del Ayuntamiento, y siempre he tenido esa publicación en la memoria”.

Casi cuatro décadas después y tras estudiar Historia y ahora formar a los futuros profesores en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, Ortega quiso emular aquella idea, actualizándola y dándole un nuevo envoltorio: “Con fuentes y con una investigación rigurosa y con las ilustraciones realizadas por mi hermano”.

Lo que en un principio fue un taller de paleografía que bajo el nombre de Historiador por un día ofrecía a los institutos adentrarse en la época medieval, se ha ampliado a Primaria. “Hemos tratado de mostrar dentro de la historia de España pequeños episodios, ciertos personajes de la historia local de Getafe, muy desconocidos, que no aparecen en publicaciones”.

Conocer la historia general a través de lo más cercano. “Cómo fue Getafe hace 2.000 años, hace 500, qué personas vivieron allí, hombres y mujeres, dar visibilidad a la perspectiva de género y a las mujeres que tuvieron importancia social, económica, política, cultural…”. El primer volumen de Getafe. Tu historia me suena ha tratado de plasmar de forma amena y didáctica esa voluntad, llegando hasta la Edad Media y recogiendo ilustraciones de edificios “como el de la Torrecilla”.

En su afán buscan “recoger fuentes primarias: monedas, textos, restos arqueológicos. Hay que huir del aprendizaje memorístico y eso se hace creando itinerarios didácticos”. En Getafe hay vestigios del Paleolítico y de la Edad del Bronce, “sobre todo el famoso brazalete. De la romanización, hay poco, porque Getafe es de fundación islámica”.

Donde ya hay más base documental es de la etapa medieval: “En este primer volumen tenemos personajes con documentación extraída de distintos archivos”. Está Alonso Martín de Pingarrón, alcalde de Getafe en 1470, o Juan González Donayre; pero también Diego Martín, el carnicero, o el barbero, Juan Martín. Apellidos que hoy podemos reconocer en vecinos del municipio. Ya preparan un segundo volumen con etapas posteriores.

Talleres que despiertan la curiosidad

Conocer los orígenes del municipio, esas raíces y “proponer pequeñas investigaciones también en el aula”, fue el objetivo de sendos talleres que lleva a las aulas desde hace ocho años. “El primero está relacionado con la prehistoria: llevamos un maletín didáctico con réplicas de piedras del Paleolítico, bifaces, pequeñas herramientas, amuletos…” y trabajan haciéndole preguntas al objeto: ¿Qué eres? ¿Cuándo has sido creado? ¿De qué material estás hecho? “Tiene una funcionalidad, tiene un contexto, hay un oficio que lo crea o una sociedad o un grupo concreto”. La curiosidad de los chavales de Primaria hace el resto.

“El segundo taller que hago está relacionado con la Edad Media. Llevo un documento de archivo de 1497, al cual también le tienen que hacer preguntas”. Poco a poco desgranan lo que que puede parecer un poema, pero es un listado, con nombres y apellidos… y números. “Son impuestos. Es un censo fiscal, un censo de pecheros: en castellano antiguo los que pechaban, los que pagaban”.

Haciéndose preguntas sobre el texto descubren quiénes vivían en aquél Getafe, descubren el origen de los apellidos o las abreviaturas que se empleaban. “El documento íntegro tiene unos 800 nombres. Pero, ¿Getafe tenía 800 habitantes en aquella época? No. Estamos hablando de finales del XV. Hay que multiplicar por cinco. Y es interesante el nombre de las mujeres, que únicamente aparecen ocho. Ahí hacemos una reflexión sobre la función política, social, económica de las mujeres en esa época”.

Al final se trata de “reflexionar y que se den cuenta de esa vida cotidiana: vamos a acercarnos a esta historia con minúscula a través de las fuentes, de documentos originales y darle valor a esa forma de enseñar la historia”.

Implicando a los alumnos. “La última actividad que les planteo en el taller es que con la chuleta de la paleografía escriban su nombre eligiendo la letra que quieran, del siglo XIV, del siglo XVII. Hay muchas curiosidades lingüísticas muy interesantes”.

Rompiendo tópicos

En febrero vuelve a las aulas de colegios e institutos para seguir transmitiendo esa idea de “generar conocimiento histórico partiendo de las fuentes”. Una labor altruista de la que recoge el feedback con el que se quedan alumnos y tutores. “Es sorprendente porque me lo dicen luego también las maestras, sobre todo los de Primaria, que al día siguiente les hacen preguntas los chicos”.

No hay que ser revolucionarios: “En los 80 ya se hacían actividades realmente interesantes, didácticas y no solo ceñidas a lo que dice el currículum, a lo que dice el libro. La idea final es esa, plantear una enseñanza que sea más activa, que no sea solo transmisora, que lo diga el profe, copiar las actividades, involucrar al alumno realmente en el aprendizaje, en el conocimiento. Esa es un poco la esencia de este tipo de actividades”.

Y un mensaje para todos: “La historia no es aburrida”. Solo hace falta un profesor con ganas de hacerla divertida. Al final “la historia local no es un tema menor. Es el punto de partida para entender nuestra identidad y nuestro lugar en el mundo”, afirma.

Raquel González - Directora Getafe Capital

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