Un pedazo de ilusión para los más pequeños

Un pedazo de ilusión para los más pequeños

GETAFE/Sociedad (24/12/2024) – Ya son quince años de una cita que comenzó de forma muy humilde “viendo las necesidades que tenían muchos trabajadores de LYMA, que provenían de servicios sociales y tenían menos recursos”, cuenta Virginia, coordinadora de la iniciativa. “La ilusión de los niños en estas fechas no depende de qué religión profese o de qué color es su piel”. Y con esa premisa, se lanzan a hacer magia en Navidad. En un total de 53 puntos de recogida donde se han instalado hasta 265 sacas se han recogido los 12.000 juguetes que ahora se preparan en el Centro Acuático San Isidro, un espacio que permite acoger de forma digna y cómoda tanto a los voluntarios como a las personas que vienen a recoger regalos. “Hace unos años se nos desbordó en el local de Teresa de Calcuta: la cola daba la vuelta a la manzana y tuvo que venir la policía”, recuerda Virginia.

Las familias que han recibido alguno de los 2.300 tickets que se han repartido, acuden estos días a recoger ese pedacito de ilusión para los más pequeños. Los vales se reparten principalmente por los centros educativos de Getafe, aunque también desde asociaciones como Murialdo, Cáritas o la Delegación de Bienestar Social. Se intenta atajar la picaresca que lleva a familias a acumular tiquets sin necesidad, y se han incrementado los controles. “En esta campaña tenemos que ser democráticos en el reparto” y tratar de llegar al mayor número de personas. “Si en una familia hay tres menores que los tres tengan al menos un ticket”. Que la ayuda llegue a todos los que lo necesitan es el objetivo final. “En esta campaña no hay jefes: hay almas y corazones” y Virginia destaca que ahí están sobre todo “mis compañeras de Reutiliza, Vicky y Mari José”.

Son semanas duras, pero también de risas, preparando muñecas, limpiándolas, peinándolas y hasta contando piezas de puzzles. En el momento de la recogida, los niños se quedan fuera, preservando la magia; para ellos preparan juegos y entretenimiento mientras los papás visitan la “casa de los duendes”. Se les hace un acompañamiento personalizado, buscando el juguete que más pueda gustar a los pequeños. “Allí te cuentan sus historias y es imposible no emocionarte”. Son sensibles con las circunstancias personales más allá de tickets y vales.

Una historia que tocó especialmente a Virginia fue la de una mujer que “venía donando cuatro o cinco años juguetes que estaban nuevos. Y de repente apareció hace dos años en la fila, haciéndose pequeña, casi escondida… Cuando le preguntamos se echó a llorar: ‘Vengo a por juguetes’. Acababa de fallecer su marido en cuestión de 28 días con un cáncer, en plena Navidad. Tenía las cuentas paralizadas y no podía comprarle a su hija nada. Se vino cuando cerramos y eligió lo que necesitaba. Su hijo mayor, que tenía 21 años, necesitaba un cargador y removimos todo lo necesario para conseguírselo. Hace un año volvió dándonos abrazos: estaba ya trabajando, había remontado, y venía a donar”.

Las apariencias a veces son engañosas. Es una lección que también se aprende en esta campaña. Atención personalizada y mucha sensibilidad, aunque a veces se encuentran alguna sorpresa negativa, “como cuando llega alguien preguntando si tenemos patinetes eléctricos. Pues evidentemente no”. O como cuando se encuentran auténticos restos de basura en las sacas. Pero lo gratificante de los días en los que se entregan los juguetes, compensa todo el esfuerzo.

LYMA se vuelca, con todos los servicios colaborando. Además de Reutiliza, también Selur, Aseo Urbano, Atención Ciudadana, RSU… “no hay ningún servicio que no se sume. Los que participamos nos lo creemos y se nos llena el corazón. Te hace un pellizquito todos los años”. Y trasciende lo público porque colaboran empresas como Airbus, Amazon, Nassica, John Deere, Enjoy… y otras pequeñas como Seringe, además de asociaciones. Y aún hay mucho espacio para seguir creciendo, para seguir regalando solidaridad.

Un pedazo de ilusión para los más pequeños

Voluntarios: Una emoción que engancha

Borja del Castillo está en el departamento de sostenibilidad de Seringe, que trabaja habitualmente con LYMA. Después de colaborar de voluntario repartiendo juguetes, decidió implicar también a su empresa, donde este año han recogido dos sacas, gracias a la solidaridad de los trabajadores. “No nos cuesta nada y al final recogemos juguetes para unos niños que no tienen recursos y que queremos que sigan siendo niños, que no tengan que crecer antes de tiempo. Es algo que te sale de dentro”.

Se une la economía circular, con un proyecto que rebosa solidaridad. “El llegar a un padre que te dé las gracias, porque es lo único que le va a poder dar este año a su hijo, porque solo tiene para pagar su casa y la comida…” y no puede evitar emocionarse. “Te dan las gracias porque su hijo va a tener unas Navidades normales. Eso es duro”.

En las mesas juguetes usados, pero también nuevos, algunos donados y otros comprados ex profeso, incluso en ocasiones por algún jugador del Getafe CF que a título particular ha participado. Rosa Escribano también se emociona. “Cuando ves llegar a gente se te pone la carne de gallina. Hay gente a la que le darías el alma. Hay muchas veces que vienen mamás y te agachan la cabeza y dicen ‘Deme lo que quiera’”. Rosa entró en contacto con esta campaña como tesorera de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocía de Madrid Sur, y ahora repite de voluntaria a título personal. “Les pedí seguir colaborando y entregando juguetes a las mamás”, y pone en valor el trabajo que se hace durante todas las semanas anteriores. “Se pone una entrada preciosa, para los críos y disfrutas mucho”.

Roberto Jiménez Gómez

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