GETAFE/Sociedad (26/12/2024) – Mas de 400 usuarios se han beneficiado de este programa desde que el Ayuntamiento apostó por proteger a los mayores de nuestro municipio. Situaciones en las que los mayores pierden su independencia cuando envejecen. Algo debido a distintas situaciones: barreras arquitectónicas, problemas de salud, exclusión social, precariedad económica o el fallecimiento de la pareja.
Para Cristina Gallardo, responsable del programa, “la soledad no es universal. Cada uno la siente a su manera. Hay personas que han compartido toda su vida con su pareja. Esto provoca que cuando hay un fallecimiento, esta soledad sea bastante aguda”. A eso hay que sumarle el día a día del entorno de estas personas, “en ocasiones los hijos estamos lejos, trabajando y ocupándonos de nuestras propias familias o nuestros propios quehaceres. Lo que pretendemos en Getafe es darles a ellos la autonomía y la independencia de poder continuar. Hay que volver a empezar, pero no solos, nunca solos. Siempre con el acompañamiento del Ayuntamiento”.
Aunque desde la delegación se ofertan múltiples actividades para los mayores, con este programa se da un paso más, “trabajamos mucho la relación social, que puedan establecer redes sociales, conocer a personas de su entorno cercano, de sus barrios. Que salgan a la calle y se encuentren con vecinos y con vecinas. Personas que además son compañeros y compañeras de las actividades a las que acuden”.
De esta forma, aparece esa oportunidad de saludarse, de hablar y como afirma Cristina, “mejorar a nivel cognitivo las habilidades de comunicación”. Es un plan pensado para que, con el simple hecho de formar parte de él, se pueda ampliar de una forma muy favorable, toda la red social de su entorno más cercano.
Tienen un sistema de radares pensado para que cualquier delegación municipal o centro de salud, al detectar la soledad de una persona, ya sea paciente o participante de alguna actividad de cualquier delegación, puedan entrar en acción. “Hay un proceso muy orquestado en el que, cuando se observa esta necesidad, recibimos la petición por parte de la delegación o del profesional y a partir de ahí nos ponemos en contacto con esta persona. Se le invita a una entrevista y pensamos en la ruta que trazaremos para ayudarle”.
En todo este proceso hay muchas personas trabajando. Desde voluntarios de la Universidad Carlos III a los propios trabajadores del programa. “Hemos hecho una labor de integración también con alumnos de la Universidad, principalmente con los que llegaban de fuera. Por un lado, se les involucraba en la vida de Getafe y por otro participan en actividades con nuestros mayores. Algo muy beneficioso para las dos personas”. Las palabras que expresan sus trabajadores son muy emotivas.
“Hay casos de todo tipo, recuerdo a Ángeles, que no salía de casa con el pesar de haber perdido a sus seres queridos. Ha sido una satisfacción poder acompañarla y ver cómo ahora disfruta de actividades o ha obtenido del Ayuntamiento muchas necesidades que le han facilitado la vida”. Irene, otra trabajadora, nos explica que estas personas llevan la mochila de toda una vida, aunque ahora con la edad, tienen menos fuerzas, “las personas no cambian, pero trabajamos para que estas personas puedan cambiar sus vidas. Cada intervención es un reto y una satisfacción ver que gracias a ese trabajo formas parte de sus vidas y salen adelante”.
Segoviano, de un pequeño pueblo llamado Gallegos, Pedro tiene a sus espaladas una larga vida de trabajo y experiencia. Llegó a nuestra ciudad como muchos, por cercanía a Madrid y porque era lo único que se podía permitir. “Trabajé 40 años en la antigua Barreiros, ahora es la Peugeot, en control de calidad. En el año 70 me casé y quería comprar una casa en la Ciudad de los Ángeles, pero era muy caro, así que nos vinimos a Getafe. Desde entonces estoy aquí”.
Muchos años en nuestra ciudad, donde formó una familia y convivió con su mujer. Pero el tiempo no perdona, “ya no podíamos estar solos en casa, mi mujer se cayó y yo no podía hacerme cargo de ella. Entró en una residencia; ahora ya no está, falleció”. Tiene a sus hijos y a sus nietos, pero su forma de vida junto a su mujer se truncó. “Uno de mis hijos me llevó al Centro Cívico de Getafe Norte, era mayo. Las actividades ya estaban terminando, entonces no pude apuntarme a nada en ese momento”.
Pero gracias ese radar en permanente alerta para localizar a personas que necesitan estos acompañamientos, un trabajador del centro cívico le derivó a la psicóloga. “Luismi nos dijo: “Si quieres puedes hablar con la psicóloga, vienes mañana con Carmen Muñoz”. Fui y empecé a dar los primeros pasitos en el centro de Getafe Norte”. Este proceso que involucra a toda la ciudad nuevamente funcionó.
A partir de ahí comenzó diferentes actividades. “Los lunes voy con Vicky para ejercitar la mente, nos pone hasta deberes para casa. Los martes con Inés por la tarde y los jueves con Carmen, la psicóloga”. Todo un proceso que a él le ha dado fuerza. “Me ha valido muchísimo. Tengo una gran amistad con los que van a las actividades conmigo. Nos llamamos por teléfono, nos vamos a tomar un café, hay un contacto constante”.
Antes no conocía a nadie y el fallecimiento de su mujer le dejó “un poco atrancado”. Algo que gracias a este programa ha cambiado por completo. Pedro ha hecho nuevas amistades, va a excursiones, mantiene largas charlas con sus nuevas amistades y se siente mucho más alegre. Un proceso que les favorece a ellos y a su entorno. Ya no se sienten solos.