GETAFE/25N (25/11/2024) – 655 mujeres getafenses fueron atendidas en 2023 por el equipo de Violencia de Género en el centro de la mujer. Un espacio que busca dar recursos y ayuda de todo tipo a las mujeres que son víctimas de esta lacra. Un lugar seguro, donde reciben asesoramiento, recursos, información y apoyo.
Se abre la puerta del Centro de la Mujer: muchas veces únicamente para solicitar información para divorciarse o porque tienen una situación complicada en casa. “Muchas no se reconocen ni siquiera como víctimas de violencia de género”, explica Elisa Represa, coordinadora del espacio que en 2023 atendió a 655 mujeres. El equipo de Igualdad hace esa primera entrevista y “si se detecta por parte de la compañera que es una víctima se deriva directamente al punto municipal del observatorio Regional de Violencia de Género”.
En el centro, con las nuevas incorporaciones que tienen previstas, contarán con tres psicólogas para adultas, dos psicólogas infantiles, dos trabajadoras sociales y una asesora jurídica. Llegan mujeres procedentes de derivaciones de Policía Nacional, Local, médicos de Atención Primaria o del Juzgado de Violencia, incluso de institutos. La negación hay que trabajarla para que detectar situaciones complejas “en las que puede existir una violencia psicológica, una violencia social, una violencia económica”.
Y las campañas sirven también para que algunas mujeres se reconozcan y den el paso, que no tiene por qué ser judicial o policial. “La gran mayoría de las mujeres que atendemos ni siquiera llegan a interponer una denuncia. Se trabaja con ellas la valoración de sus necesidades por parte de las trabajadoras sociales del punto de violencia y se hace un acompañamiento en la toma de decisiones, pero si la mujer decide que no quiere interponer la denuncia porque no es su momento, porque no está preparada, desde aquí no obligamos a denunciar”.
Acompañar es la palabra clave y “el respeto a los tiempos de la mujer. Se les ofrece la posibilidad de recibir asesoramiento psicológico y asesoramiento jurídico, pero no decidimos por ellas nunca: acompañamos sus decisiones”. Y Elisa quiere desmontar un mito: “Cualquier mujer puede venir presencialmente, pedir cita o llamar por teléfono. No es necesario que haya una denuncia previa”.
Igual que no hay un perfil de víctima, tampoco lo hay de agresor. Con esas 655 mujeres en 2023 se han realizado 3.267 atenciones por parte de trabajadoras sociales, psicólogas y asesoras jurídicas. Solo en Getafe. “La última macroencuesta que salió decía que hay un 10% de las mujeres que sufren violencia de género”.
Aún faltan muchas por dar el paso. Pero los datos mejoran. “Actualmente acuden muchas más mujeres a los servicios especializados de violencia, bien porque hay mejores derivaciones por parte de Policía Local, Policía Nacional, que les ofrecen nuestros servicios o el juzgado que está ahora muy implicado con nosotras, ha mejorado muchísimo la coordinación”.
Muchas de las mujeres que llegan no tienen una orden de protección a nivel judicial “pero están trabajando con nosotras la parte social, la parte psicológica, incluso la parte jurídica; puede ser que en ese momento no haya pruebas suficientes como para continuar el procedimiento en el juzgado y conceder una orden de protección, pero no quiere decir que pase algo más y que ese sea el momento en el que haya que volver a interponer una denuncia y ahí ya sí que se consiga una orden de protección”.
Emiten muchos informes para el juzgado o para los equipos psicosociales. Pero para Elisa “hay mucho que mejorar en la coordinación con los juzgados de familia, con los juzgados civiles, porque las medidas que estamos viendo, las medidas paternofiliales que están interponiendo a esas mujeres no son acordes a la legislación actual y creemos que falta formación, coordinación o que tengan más en cuenta los informes que emitimos desde aquí”. Falta sensibilización.
Desde el Centro de la Mujer se trabaja mucho “la autoprotección: que pase algo que se desencadene y que tengan que llamar a las fuerzas y cuerpos de seguridad para que actúen y que ese momento sí que sea el momento para interponer la denuncia. Trabajamos mucho a nivel jurídico con ellas los diferentes derechos que tienen”. Por ejemplo, el derecho “a solicitar un abogado antes de interponer la denuncia».
Una denuncia apresurada puede dar lugar a lagunas en la declaración. “Ellas van a relatar su vivencia y es importante que no se centren solamente en ese momento en lo que ha pasado, en el iceberg en lo que les ha hecho ir a interponer la denuncia: muchas tienen una violencia habitual y solamente se va a juzgar lo que se relate”. Por eso es importante tener el abogado “desde el minuto uno”.
Esa labor de asesoramiento jurídico también la realizan desde el Centro de la Mujer. “Muchas veces preparamos desde aquí las denuncias, que es muy importante que estén ordenadas cronológicamente, que sean muy concretas y que no se centren solamente en el hecho que les ha llevado a interponer la denuncia”. A las mujeres migrantes también se les asesora sobre los derechos que les asisten, como la gestión del permiso de residencia y la suspensión de los procedimientos de expulsión. “La mayoría de las mujeres migrantes que acuden no conocen que tienen este derecho, a pesar de que se pueda difundir todo lo contrario. No acuden por miedo a que les puedan echar del país”.
La franja de edad de mujeres que más acuden al servicio tiene entre los 35 y 50 años. “Hay mujeres más jóvenes y mujeres más mayores, pero nos cuesta llegar a las mujeres mayores. Y sabemos que hay un riesgo muy importante con ellas: mujeres de 80 años que estamos viendo que hay asesinadas de esas edades y agresores que sienten la impunidad de que no van a entrar en prisión, cosa que no es así”.
Y preocupan las mujeres muy jóvenes: “Hay muchas cosas que no han cambiado, que la tolerancia todavía a la violencia es muy elevada”. La formación es fundamental y realizan sesiones en institutos: “Pero vamos a empezar a intervenir también en Primaria: hay una hipersexualización de la mujer donde lo prioritario es el deseo del hombre y hace que la población más joven sea más vulnerable”.
A Elisa le preocupa que “estamos viendo que hay una violencia más extrema, aunque lleven muy poquito tiempo de relación: que la relación haya comenzado con insultos y que lo tengan normalizado” y de ahí evoluciona rápido hacia otros escenarios. El caso Errejón ha levantado alarmas y ha vuelto a ratificar que la violencia se esconde en cualquier sitio. “Por eso es muy importante la formación, la prevención y la sensibilización en violencia de género: quién no ha sufrido una situación de violencia de género en sentido amplio, de violencia sexual, de acoso callejero, de violencia digital. Todas las mujeres hemos vivido alguna situación en nuestra vida de violencia por parte de algún hombre”.
La sociedad sigue siendo machista “y tenemos muchísimo por hacer. No nos sorprenden noticias como las de Errejón porque es algo que vivimos habitualmente: no hay una clase social, da igual la nacionalidad, da igual la edad”. Se trabaja con la mujer y también con sus hijos “para darle pautas educativas, para ver cómo afrontar la situación que ella está viviendo con sus hijos e hijas, y aquellas que sí tienen una orden de protección se puede ver psicológicamente a los niños”. No hace falta el permiso del padre, salvo que no se haya judicializado.
Elisa Represa lleva casi cuatro años al frente del Centro de la Mujer, tras estudiar Derecho en la Carlos III y hacer un máster de violencia de género. Trabajó en la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, “que me hizo ver la parte más institucional y llevaba todas las quejas del 016”, y otros tres años “siendo asesora jurídica de mujeres víctimas de violencia de género en una ONG que se llama Movimiento por la paz”. En este tiempo ha visto muchas situaciones delicadas y que le dejan huella. “Mujeres jóvenes, los últimos casos que hemos tenido, que te verbalizan una violencia más extrema o que nosotras catalogamos así, pero que ellas no son capaces de determinar”.
Funciona bien el trabajo en grupo, “donde se afianza el bienestar emocional y se genera una red entre ellas muy importante”. Grupos que ‘no existen’, que no se publicitan para preservar la seguridad de las mujeres. Acuden féminas en diferente momento vital: “Una ha salido hace diez años, otra convive actualmente con el agresor y todavía no ha roto la relación, otras tienen hijos, otras se apoyan también en la búsqueda de empleo, porque otra de las patas de estas actuaciones grupales es la búsqueda de empleo y el fomento del empoderamiento profesional de cada una de ellas”.
Y siempre con el miedo de que suene el teléfono de madrugada para una mala noticia. “Hace no mucho hemos tenido una víctima mortal en Getafe y siempre piensas en cómo la habíamos atendido, si habíamos hecho lo suficiente…”. Pero a día siguiente llega otra mujer que necesita ayuda. Y hay que coger fuerzas y seguir peleando para erradicar esta lacra.
“Nos queda muchísimo trabajo por hacer, y hay que hacerlo desde edades mucho más tempranas. No podemos negar la violencia de género porque la violencia de género está ahí y tenemos cifras que lo demuestran. Las diferencias que hay dentro del feminismo yo creo que son todas solventables, y al final no hay que perder el foco de la lucha común de todas las feministas: el enemigo común es el machismo y el feminismo lo único que busca es la igualdad entre hombres y mujeres”.
El contexto internacional ha marcado el lema de la campaña que se ha puesto en marcha el 25-N, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. “Que la vergüenza cambie de bando”, se reclama. “El Consejo Sectorial de Mujer e Igualdad, que es referente en la Comunidad de Madrid y me atrevería a decir en España, ha decidido este lema porque exigimos que la vergüenza social y la estigmatización que seguimos sufriendo las mujeres cuando sufren violencia, se traslade hacia el bando del agresor y no de la víctima: nunca se puede poner al agresor y a la víctima en el mismo plano”.
Elisabeth Melo, concejala de Mujer e Igualdad en el Ayuntamiento de Getafe es tajante en este aspecto. “El feminismo ha liderado el avance social y de derechos en los últimos años, con movimientos que ponen en común la violencia que sufrimos las mujeres. Con espacios seguros y denuncias presenciales y también en medios digitales conseguiremos que la vergüenza cambie de bando. Y aún y con todo, el camino sigue siendo bastante largo y lleno de obstáculos, porque desgraciadamente hay discursos de odio en la calle y en formaciones ultras y machistas, que pretenden hacer que perduren en el tiempo este tipo de herencias”.
Melo añade que “queremos dejar muy patente y muy marcado en esta campaña que tenemos que generar red y son los culpables a quienes debemos señalar”. Señala que “nos encontramos en el 20 aniversario de la Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género y se demuestra que la ley está funcionando, que sin esta ley no podríamos seguir salvando vidas”.
Cita la macroencuesta que se realizó en 2019 sobre violencia contra la mujer: “El 1,8% de las mujeres ha sufrido violencia física o violencia sexual, o ambas. Es decir, que casi 375.000 mujeres han sufrido algún tipo de violencia, que es un número brutal. O que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Son unas cifras terribles que esconden vidas truncadas de mujeres, de sus familias, amigos, hijos, hijas…”.
Quedan muchas cosas por hacer “y para eso también estamos las administraciones, para poner herramientas. En el caso de Getafe hay varios programa, sobre todo de violencia digital, que también es ahora un factor que se suma a los tipos de violencia y que estamos desarrollando, como el programa Spying Men o el proyecto Aúpa”.