Vuelta a la realidad de septiembre

Lo malo no es la vuelta a la realidad: lo malo es la realidad.

GETAFE/Todas las banderas rotas (30/08/2024) – Después del verano llega setiembre y con este mes el comienzo de curso, tanto escolar como laboral y político. Normalmente, otros años, esto significaba proyectos nuevos, cambios en relación con lo vivido el curso anterior. Pero este año, en mi opinión, el verano no ha servido para introducir ni siquiera maneras distintas de enfocar los problemas que teníamos el curso pasado.

Es mi intención comentar algunos de los asuntos de los que nos ocupábamos antes del verano y que, de una u otra manera, permanecen actualmente; pero no solo eso, que se han mantenido “vivos” durante los meses de julio y agosto.

La inmigración, que se ha centrado en Canarias y Ceuta, es quizá el que nos afecta a los españoles de forma más próxima y ha ido aumentando durante todo el verano. En la semana del 19 al 25 de agosto llegaron a la costa española 789 personas, 716 (más del 90%) a Canarias. En Ceuta, en los primeros días de la semana del 26 al 31 de agosto, ha habido 500 intentos de entrada, pero el pico máximo se alcanzó el domingo día 25 que llegó a 1.500 personas.

Estas cifras, que suponen una carga insoportable para las islas y para Ceuta, no significan lo mismo para el resto de España y para el conjunto de Europa. Por eso, en mi opinión (ya expresada otras veces), los gobiernos y los partidos de oposición no deben enfocar el asunto de la emigración en términos de números y porcentajes, ni  como problema; tampoco debe contemplarse desde el resto de Europa como un asunto que importa exclusivamente a España, Italia y Grecia que, puesto que componen la frontera sur europea han de soportar, en exclusiva, las consecuencias negativas del fenómeno migratorio.

La violencia machista no se ha tomado vacaciones; el número de mujeres asesinadas, así como el de niños víctimas de la violencia vicaria, aumenta mes a mes y semana a semana de forma inexorable. Es necesario combatir el sentimiento de fatalidad o normalización, algo así como “esto es lo que hay, no se puede hacer más” que, a mi modo de ver, se está instalando en la sociedad y sus instituciones. Los técnicos han de proponer soluciones viables y las autoridades han de poner muchos más recursos a disposición.

Es fácil olvidarse de la gran cantidad de conflictos armados repartidos por todo el mundo, algunos con una historia de décadas, mientras las televisiones nos están ofreciendo en todos los informativos, a todas horas, imágenes y comentarios de la guerra de Ucrania y del genocidio de Gaza. La razón principal del mantenimiento de tantos conflictos armados es alimentar a la industria militar, es renovar armamento antes de que se quede obsoleto, probar los efectos de nuevas armas, en fin, que las empresas que proveen a los ejércitos sigan ganando cantidades ingentes de millones. Y ese interés pasa por encima de miles y miles de civiles, sobre todo niños, cuyas vidas segadas por tanto misil y tanta bomba asesina solo son “daños colaterales” para algunos políticos igualmente asesinos.

Volvamos a España. El PP no está dispuesto a que nos ocupemos de otra cosa que del llamado “caso Begoña Gómez”. Aunque es Vox y otras organizaciones de extrema derecha quienes llevaron este asunto a los tribunales, el PP, con la ayuda imprescindible de un juez, parece estar convencido de que, para expulsar a Pedro Sánchez del poder, no es necesario hacer y defender propuestas políticas distintas y mejores que las del gobierno, sino hacer oposición a Vox y, a ser posible, sustituirle, demostrando que puede llegar a ser más ultraderechista que este.

Antes del verano, el 12 de mayo, se celebraron las elecciones catalanas y solo hace unos días Salvador Illa fue investido presidente de Cataluña; es decir, este proceso ha atravesado el verano y ha llegado a septiembre sin que podamos decir que ha terminado. Ahora, y durante bastante tiempo, toca debatir sobre si lo firmado por el PSC y ERC es un acuerdo de financiación singular o un concierto como el vasco; o sea, ¿son galgos o podencos? Cómo ocurrió con la ley de amnistía, el PP y otros han asegurado que es anticonstitucional antes de leerlo, antes de saber si será aprobado por las Cortes y, en caso de que lo sea, antes de ver cómo quedará el texto que finalmente se apruebe.

En fin, exactamente igual que ocurría durante el invierno y la primavera pasada, en septiembre los ciudadanos seguimos viendo pasar a personajes y personajillos que hacen su vida y sus negocios –algunos aparecen fugazmente para desaparecer a lo Houdini- al margen de nuestras necesidades e, incluso, de nuestras legítimas ambiciones: solo cuentan las suyas, legítimas o no.

Y mientras, para algunos, ya no puede ir a peor porque, aunque la economía española vaya como un cohete, en la Cañada Real Galiana siguen sin luz desde mucho antes del verano, la vivienda sigue siendo un artículo de lujo para la mayoría de los españoles y muchísimas familias en nuestro país, aunque tengan dos o tres empleos, no llegan a fin de mes; y, a pesar de tanta reunión de altísimo nivel, los niños muertos en Gaza ya no llorarán más y seguirán muriendo otros; y los que huyen de muchos países de África, niños y adultos,  seguirán haciéndolo a pesar de que muchos se hundirán para siempre en el mar…

Y parece que, desgraciadamente, así seguiremos hasta el próximo septiembre.