GETAFE/Reportaje (26/062024) – La ciudad no puede únicamente crecer, también hay que regenerar los edificios ya existentes y su entorno. Es por eso que la Estrategia de Rehabilitación y Regeneración del Entorno Construido en Getafe se ha puesto en el centro de las políticas municipales con un trabajo transversal de casi todas las delegaciones. Un plan que se ha presentado en el Foro de las Ciudades ante decenas de personas.
La experiencia adquirida con los proyectos ya puestos en marcha y la voluntad de dar respuesta a las necesidades de una ciudad, son el punto de partida de la futura Agenda Urbana de Getafe, que bebe del Plan Colegios Sostenibles, el Plan del Arbolado, el Estudio de Calidad del Aire o el Estudio de Biodiversidad, el Plan Ciudad Amigable con las Personas Mayores, el Plan de Fomento de las Instalaciones Fotovoltaicas… y con todo ello se ha elaborado un Catálogo de soluciones para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad en las actuaciones en la ciudad.
Se han sucedido programas en el municipio como los ARRU, donde se han rehabilitado 208 viviendas y 9 proyectos en comunidades de propietarios; los ERRP con mejoras de fachadas, aislamientos de cubiertas o mejoras de accesibilidad; el proyecto EPIU, con el que 59 viviendas fueron rehabilitadas, se realizaron actuaciones de efi ciencia energética en 8 edificios residenciales y se instalaron 2 refugios climáticos en dos emplazamientos de los barrios de La Alhóndiga y Las Margaritas, con más de 6 millones de inversión. También ha ayudado al ahorro energético de más de 2.000 familias.
Ayudas para ascensores, ventanas o calderas
En los últimos años, las convocatorias de ayudas municipales, a través de la EMSV, han permitido instalar 168 ascensores (hasta 2023 se han invertido 1,7 millones), 133 cambios de ventanas (200.000 euros), 80 solicitudes de cambio de calderas (60.000 euros) y el aislamiento de fachadas y cubiertas en 9 edificios (107.000 euros).
Además, en los últimos años se han tramitado bonificaciones fiscales por un importe superior a los 200.000 euros, por la instalación de paneles solares en viviendas, y más de 750.000 euros para la compra de vehículos con etiqueta medioambiental 0 y ECO (híbridos y eléctricos). Pero son las historias personales las que ponen cara y nombre a estas cifras, las que humanizan una apuesta que cambia la vida de la gente. Historias de ruidos, frío, falta de accesibilidad. Las historias de Emilia, Eduardo, Pedro o Fernando.
Desde el refugio climático de la Avenida Reyes Católicos se ve la gran reforma que ha vivido el edificio de Eduardo López. “En nuestra casa nos han cambiado las ventanas y la verdad es que no se oye un ruido”. Desde la calle, con la carretera de Toledo al lado, presumir de silencio es todo un lujo. “El administrador nos contó que había salido un proyecto municipal al que podíamos optar”. Fueron los agraciados. Cambiaron el revestimiento de todo el edificio y en su caso particular “me concedieron el cambio de las ventanas que tenían 30 años, las mismas desde que vine. Eran de aluminio, con doble hoja”.
Todo ha sido subvencionado por el proyecto europeo que ha gestionado el Ayuntamiento de Getafe bajo el nombre de EPIU. “Es como si te hubiera tocado una lotería”. Las humedades que sufría el edificio les habían hecho plantearse la reforma a título privado y rondaba entre los 120 y los 170.000 euros. Cada dos años tenía que “pintar en casa, pero las humedades volvían a salir”.
Hasta que se ha atajado el problema. Si el ruido ha sido un cambio radical en su casa, la calefacción apenas la han tenido que encender este invierno, “en enero se pueden contar con los dedos de una mano los días que la hemos encendido: teníamos en casa siempre 20 o 21 grados”. Los recibos de 200 euros de gas han pasado a ser de 77. “Yo estoy encantado con mi casa ahora. Estoy contento, me gusta el barrio y llevo viviendo aquí ya 30 años”.
Emilia Serrano se enteró de la puesta en marcha del programa EPIU y de las posibilidades de rehabilitación de su vivienda en el Centro Cívico. “Me dijeron que tenía muchas posibilidades, que lo solicitara”. Lo primordial eran las ventanas “que ya tenían por lo menos 40 años. Eran de aluminio y no había que pintarlas, pero claro, entraba ruido, aire… estaban ya muy mal. Incluso en la cocina me entraba agua cuando llovía”. Económicamente el desembolso que tenía que hacer para cambiarlas no se lo podía permitir. “Pero es como la lotería, me ha tocado. Yo no me lo creía”.
De hecho, guardó el ‘secreto’ de la obra hasta que casi estuvieron los albañiles en casa. Algunos amigos me decían «tú estás loca, cómo te lo van a pagar”. Y no lo estaba, la reforma le ha salido a coste cero, gracias al proyecto europeo. Además, le han aislado las paredes “inyectando espuma por dentro”. El cambio es palpable. Lo nota hasta en la limpieza: “Después de estar fuera en verano, había menos polvo en toda la casa. El frío no es tan intenso, y el ruido también se nota”, confiesa Emilia. Estar junto a la carretera de Toledo no es fácil. Abre las ventanas y el cambio es evidente. “Está todo más silencioso”.
Hasta en el bolsillo ha notado la obra. “Lo tengo todo de gas. Y yo no sé si ha hecho menos frío que otros años, pero he tenido menos gasto. Estoy contenta”. Emilia rebosa satisfacción porque estuvo en el lugar y el momento adecuado y tuvo el apoyo municipal. “Han venido muchas veces, se han interesado, se han preocupado”, y hoy disfruta de sus nuevas ventanas y ha dicho adiós al ruido exterior.
Pedro y su mujer conocieron por su centro cívico y por la publicidad que les llegó al buzón la posibilidad de que el Ayuntamiento les mejorara la casa. “Lo qué más necesitábamos era la ventana de la terraza y las dos habitaciones, que antes teníamos una mampara de cristal normal. Entraba ruidos, entraba polvo, entraba de todo”. Y frío, sobre todo frío. “Mucho. Yo veía aquí la televisión con una manta”.
Numerosas visitas del Ayuntamiento y la EMSV, estudios, peticiones por una y otra parte, hasta que llegaron las obras en las que además le han aislado paredes y cambiado el calentador del agua por uno más eficiente “que solo consume cuando abres el grifo”. En toda la pared han pinchado aislante. Una obra que además, tampoco ocasionó demasiadas molestias.
Con el frío también se colaba el ruido. “Camiones y coches que pasan tocando el claxon, ahora no los oímos. Ahora ya puede pasar lo que quiera, que no me entero”. Hasta cuando llovía oía el ruido del agua al caer. Incluso en las facturas “desde el Ayuntamiento me lo arreglaron para pagar menos. De 60 o 70 a pagar 25 euros ahora”. Todo esto sin abonar nada, subvencionado por los Fondos Europeos. “Ya hace un año que me lo han puesto y ni sé lo que ha costado”. Vecinos de Pedro se han beneficiado también con cambios de caldera o ventanas.
Instalar un ascensor en un edificio antiguo en el barrio de San Isidro no es tarea fácil. Primero, poner de acuerdo a la comunidad, y luego emprender el camino: “Se cogieron varios presupuestos, varias empresas y se optó por el que mejor nos lo iba a poner en cuestión de gastos y de accesibilidad”, explica el ahora vicepresidente Fernando Marín. Se hizo un reparto de costes donde “los pisos del tercero pagaban más que los del segundo, y más que los del primero”. ¿El objetivo? Que la gente mayor que vivía en las últimas plantas de este edificio pudiera salir a la calle.
El proceso no fue sencillo porque “las escalares ha habido que hacerlas nuevas completamente. Se tuvieron que tirar todas abajo y volverlas a poner piso por piso. Hubo días que no se podía salir de casa”. Pero el esfuerzo mereció la pena, sobre todo ahora que además han llegado las ayudas. “A los que más le ha cambiado la vida ha sido a los del tercero”, pero también otros pisos donde vivía gente mayor “que algunos no salían de casa y ahora ya pueden subir y bajar”.
Unas escaleras te pueden encerrar en tu casa. O que familiares mayores no puedan ir a visitarte porque no pueden subir escaleras. El administrador fue el que gestionó ayudas y permisos y la subvención del Ayuntamiento les ha servido para cubrir “una parte bastante grande. Aquí todos los vecinos somos jubilados o trabajadores: gente muy normalita”. El esfuerzo ha sido grande. Y comunidades vecinas ya se han dejado en su obra y están apostando por mejorar también su edificio.