GETAFE/Varios (05/06/2024) – Desde hace unos años, los veranos en España están siendo más calurosos de lo normal. Por eso, las fachadas se van llenando de máquinas de aire acondicionado, las cuales permiten soportar las temperaturas veraniegas.
Sin embargo, poner un aire acondicionado no es la única solución con el fin de pasar mejor los meses de más calor, y de hecho habría que empezar a aislar la vivienda con celulosa insuflada o alguna de las alternativas que nos ofrecen las empresas especializadas.
Hasta no hace mucho, en España no se tomaba en serio el aislamiento térmico para hogares. De ese modo, las casas se convierten en un horno en verano y en un congelador en invierno.
Así, antes de colocar un aire acondicionado debemos aislar por completo la vivienda, lo cual bajará la temperatura interior en verano unos cuantos grados. Con un buen aislante ni siquiera hará falta encender el aire acondicionado en muchas zonas de España.
Para superar las olas de calor sin sufrir hay que trabajar en el aislamiento térmico y aquí siempre es una buena idea contactar con un especialista. Él será el que nos recomiende la mejor tecnología en nuestro caso. En la actualidad, se está empleando mucho la celulosa insuflada por la facilidad a la hora de aplicarla incluso en pisos, puesto que solo hay que hacer unos agujeros de pequeño tamaño en las paredes, por dentro o por fuera.
Por esos agujeros se mete la celulosa, de forma que rellena los huecos que hay en los muros y crea una capa nueva, la cual será la encargada de que el calor no penetre en casa.
Otro material que también sirve para lo mismo es la lana de roca. Esta se coloca en forma de planchas, por lo que se suele destinar a aislar el techo en las viviendas unifamiliares. A través de esa zona se cuela el calor, si tenemos dos plantas basta con subir a la superior para darnos cuenta, así que la lana de roca hará que las temperaturas bajen bastante.
Dependiendo del tipo de construcción, o si estamos haciendo obras de rehabilitación, también es posible ponerla en suelos y paredes.
Una vez que se ha colocado el aislante notaremos cómo ha mejorado el confort térmico de la vivienda. Nos olvidamos así de grandes cambios de temperatura dentro, de ese calor asfixiante en los días de verano y del frío del invierno.
La casa va a mantener una temperatura mucho más constante, algo que percibiremos enseguida y que hará que estemos más cómodos.
Aunque lo que buscamos es que el calor no entre en nuestro hogar, lo cierto es que con los aislantes vamos a notar menos ruido en casa. Esto siempre es bueno, pero lo será aún más si vivimos en entornos ruidosos como los que se dan en las grandes ciudades. De hecho, nos ayudará a escuchar menos el tráfico, las voces de la gente, etc.