GETAFE/Varios (10/05/2024) – Pensar el trazo, elegir el color, enfrentarse al lienzo… Todo ello tiene mucho de bueno para la mente y para desligarse de la rutina y las prisas diarias.
La pintura suele considerarse una actividad de ocio, pero estudios recientes han demostrado que puede tener efectos transformadores en el cerebro adulto.
“Pintar no sólo requiere coordinación física y visión espacial, sino que también puede aportar beneficios psicológicos” explican desde el estudio de Ángela Fidalgo, especializado en talleres de pintura para adultos en Paracuellos del Jarama, una localidad muy cerca del centro de la capital madrileña al que acuden para dejarse aconsejar y disfrutar de una actividad diferente.
El acto físico de pintar requiere habilidades motoras finas y coordinación ojo-mano. Los movimientos precisos de la mano a la hora de usar el pincel y los dedos involucrados en la pintura pueden mejorar la destreza y la coordinación generales.
La práctica constante de pintar también puede conducir a un mayor control sobre estos movimientos. De hecho, un estudio publicado en el Journal of the American Art Therapy Association encontró que la pintura puede beneficiar a personas con trastornos o lesiones neurológicas como la enfermedad de Parkinson o un derrame cerebral. Demostró que los pacientes experimentaron mejoras en sus habilidades motoras finas y en su coordinación general.
Es también una buena técnica para mejorar la visión espacial ya que requiere el uso de la perspectiva espacial y habilidades visoespaciales.
“La pintura regular puede mejorar la capacidad de un individuo para percibir y crear profundidad, proporción y perspectiva. Además, mejora la memoria y el reconocimiento visual” explican.
De hecho, uno de los últimos estudios publicados en el sector de la visión encontró que las personas que pintaban regularmente tenían mejores habilidades visoespaciales que las que no pintaban ya que mejoraba la capacidad del individuo para reconocer y recordar patrones visuales.
A nivel psicológico, ayuda a procesar y afrontar las emociones y sentimientos, siendo capaz de proporcionar una sensación de logro y realización y un canal de comunicación para expresar sensaciones.
Sin duda, una terapia que, en forma de cursos completos o talleres específicos que van tocando distintos temas, estilos y destrezas, pueden ayudar a dejarse llevar por el arte desde la creación en vez de solamente como meros espectadores.
Todo lo bueno que tiene, además, es que es algo que, una vez cogida la técnica, puede desarrollarse de forma personal en casa sin problema.