GETAFE/Entrevista (20/05/2024) – Acoso en redes sociales, sextorsión, suplantación de identidad, seguimiento con programas espías en dispositivos digitales, amenazas por correo electrónico, redes sociales o cualquier medio digital… Las nuevas formas de violencia contra la mujer que utilizan los sistemas digitales son el objetivo del nuevo observatorio que se está implantando en Getafe bajo el nombre de Spying Man.
Una iniciativa pionera en la Comunidad de Madrid, de la que ya hay alguna experiencia previa en otras comunidades. “En Valencia estaba funcionando en algunos ayuntamientos y tuve la oportunidad de hablar con sus profesionales”. Una iniciativa que a Cira García Domínguez, magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Getafe, le pareció “sumamente interesante”. Así lo trasladó en la mesa técnica que la reunió con Sara Hernández, alcaldesa, y Elisabeth Melo, concejala de Mujer. “Lo que no me habría imaginado nunca es que se implantara con tanta prontitud”.
¿Pero qué es Spying Man? “El observatorio son personas, son ingenieros informáticos que elaboran informes, pero que además llevan a cabo un acompañamiento a las propias víctimas”, explica de magistrada. Un ejemplo: “Una víctima que denuncia en Comisaría y dice que está sufriendo un ciberacoso o amenazas por parte de su pareja o expareja a través de redes sociales, perfiles de Instagram o que tiene mensajes o llamadas en el teléfono móvil”.
El miedo hace que en muchas ocasiones se borren las pruebas, porque desaparecen automáticamente o porque las eliminan por miedo. “Cuando tienen que ir a denunciar toda esa información se ha perdido. O la mandan por correo electrónico a un juzgado y no disponemos de medios técnicos para llevar a cabo toda esa aportación al procedimiento”, que en ocasiones son poco más que pantallazos de mensajes. Este observatorio se va a encargar de documentar con informes la autenticidad de esas pruebas: “Preparan toda esa información, la aportan al juzgado, con unos informes, con un rigor técnico muy bueno”.
Pero van más allá. “Pueden hacer un acompañamiento a las propias víctimas en el sentido de velar por su seguridad digital”. Revisando los dispositivos para detectar programas espías, por ejemplo. De esta forma también se libera a las unidades de Policía que están especializadas en este tema y que “tienen más sobrecarga porque trabajan para todo tipo de delitos”.
En este caso la especialización es un plus. Aún están en fase de rodaje, de formación y se integrará en la red de protección de la mujer y de los convenios de colaboración entre todos los agentes implicados: Juzgados, Policías Nacional y Local, Ayuntamiento, Servicios Sociales, Centro de la Mujer…
Cira García destaca que le han abierto las puertas del Centro de la Mujer y del Ayuntamiento en los pocos meses que lleva en Getafe. “No concibo otra manera de trabajar: si tengo una víctima con la que están interviniendo o tengo víctimas que no quieren denunciar, las derivo al Centro de la Mujer. Hay que estar coordinado porque esa falta de coordinación puede tener consecuencias nefastas para las mujeres”.
En tipología y número, no hay grandes diferencias con su experiencia anterior en Castilla-La Mancha. “La violencia, desgraciadamente, sigue en números muy altos y aquí tenemos que seguir trabajando en prevención. La asignatura pendiente es la educación para abordar la violencia”. Desde la Asociación de Mujeres Juezas de España en la que está presente desarrollan un programa denominado Educando en Justicia, que quiere proponer al municipio para desarrollarlo en institutos. “Celebrando ellos mismo juicios con esa perspectiva de género y entendiendo qué es la igualdad”.
El perfil de las mujeres víctimas “es cada vez más joven”. Sobre todo cuando se habla del ámbito digital con ciberacoso o ciberamenazas. La falta de medios en los juzgados es patente, de ahí la necesidad de este tipo de iniciativas como el servicio Spying Man. “Nos falta esa formación específica, pero también disponer de medios técnicos para poder investigar este tipo de delitos”. Asegura que “se denuncia más porque hay más concienciación y sensibilización. Las denuncias van en aumento, las condenas van en aumento, pero estos medios tecnológicos están creando espacios de impunidad. Tenemos que pensar cómo estamos educando y socializando a nuestros jóvenes: no solamente en las escuelas o en la familia, también a través de la música, o de los programas de televisión”.
Y cita casos como “el de Dani Alves: se sigue culpabilizando a la víctima. Parece que estamos muy avanzados y luego te das cuenta de que no. La violencia contra las mujeres es una violencia estructural y tiene que ser abordada de una manera transversal”. Le gustaría que “haya una asignatura de Igualdad que sea curricular”. Y también reclama “más juzgados exclusivos de Violencia sobre la Mujer que en muchas capitales siguen siendo mixtos”. Solo se han creado uno de cada cuatro juzgados de los que corresponderían por población.
“Hay que entender que la violencia contra las mujeres es por el hecho de ser mujeres: cuando se viola, se viola una mujer porque es mujer, cuando se mutila genitalmente a una niña, se la mutila porque es una niña” y hay que dar respuesta. Con los ciberdelitos y el acoso por redes pasa que “muchas personas no se plantean que lo que están haciendo sea delito. He tenido maltratadores que me han dicho que le tiro la comida al suelo porque no me gusta, pero no considero que la esté infringiendo ningún tipo de maltrato ni la estoy humillando: es lo que yo he visto en mi casa hacer a mi padre”.
La violencia también tiene un componente intergeneracional. “Hay mucha normalización de conductas que son delictivas y seguramente muchos y muchas ni lo saben”. Cira García es una jueza diferente, cercana, alejada de los convencionalismos, que se acerca a los medios (“son una herramienta más”), y que empatiza con las víctimas. “Yo siempre pienso que ante la duda hay que proteger; a la mujer y a sus hijos. No te quedes corta en la protección. No hay que contar cadáveres, hay que proteger a esos niños: lo que vemos de violencia vicaria es lo extremo, ya cuando se ha producido el asesinato, pero ¿cuántos niños y niñas están sufriendo y está completamente invisibilizado?”.
Tiene claro que “un maltratador nunca es un buen padre. Todavía hay prejuicios en torno a la violencia de género, como que muchas madres utilizan las denuncias para obstaculizar el contacto de los padres con los hijos. Si ya partimos de ese sesgo y estereotipo, pues todo el sistema se cae. El problema no son las mujeres que denunciaron, sino las mujeres asesinadas que no denunciaron, que son más del 70%”.
Queda mucho camino por andar, falta la especialización de los juzgados, la formación específica no solo de jueces sino de todo el personal y convertir la administración de justicia en un pilar fundamental. “Mientras haya mujeres que digan que si hubieran sabido esto, no hubieran denunciado, el sistema está fallando”. Por ese objetivo se trabaja día a día.