España suma un 11 % de adictos a la cocaína: consecuencias del consumo para el organismo

GETAFE/Varios (17/04/2024) – Un 11,2 % de la población española entre los 15 y los 64 años consume cocaína de manera habitual. Este dato coloca a nuestro país a la cabeza de las naciones europeas en  cuanto al uso de esta sustancia dura, según datos del Observatorio  Europeo de las Drogas y las Toxicomanías.

Se trata de un problema que afecta a más de 3 millones de personas y a sus familiares, que se preguntan cómo dejar la cocaína y emprender una vida alejada de este tipo de dependencias.

Lo cierto es que quienes se enganchan a esta sustancia estimulante  suelen hacerlo de manera continuada y con dosis elevadas. Por eso son  muchos los casos en los que se hace necesaria la intervención de profesionales que ayuden a la persona dependiente en el proceso de dejarlo.

La necesidad de cambiar de hábitos

Desde el ámbito sanitario y psicológico se hacen grandes esfuerzos para trasladar a la población española la necesidad de dejar estos hábitos de consumo de manera inmediata.

¿Los motivos? Son claros: el uso habitual de cocaína solo puede ofrecer efectos nocivos para el organismo a corto, medio y largo plazo.

Las situaciones en las que se ven las personas con gran adicción pueden ir desde la pérdida de la salud mental hasta graves problemas físicos, pasando por un cambio total de vida, que suele llevar, en los escenarios más extremos, a perder el trabajo, la familia y los lazos familiares.

Sin lugar a dudas, el uso de estas sustancias, que suelen comenzar  como algo lúdico y acaban convirtiéndose en una necesidad, está detrás  de todos estos efectos.

Efectos del consumo de cocaína a corto plazo

Con efectos a corto plazo nos referimos a aquellas circunstancias que se dan justo en el momento o las horas posteriores de tomar una dosis. Estos pueden parecer poco importantes o pesar menos que los  ‘beneficios’ que el adicto encuentra en esta sustancia, pero lo cierto  es que son el detonante de lo que vendrá después.

Sensación de euforia

La cocaína libera de los estresores y ofrece al consumidor una  sensación de felicidad y euforia desmedida e inmediata. Esto, que puede  ser visto en un análisis superficial como un punto a favor, verdaderamente es un grave problema.

En primer lugar, porque enseña al consumidor una vía rápida para lograr estos sentimientos, que en el fondo no son reales, sino que están propiciados por una sustancia tóxica.

En un segundo estadio, esta sensación de euforia puede llevar a la persona a tomar decisiones no basadas en un estado real, sentirse liberado para decir o hacer cosas que no corresponden y que  luego pueden tener consecuencias negativas para él o los suyos.

Hipersensibilidad

Uno de los problemas más acusados del consumo de cocaína a corto plazo es la hipersensibilidad. Los dependientes suelen mostrar graves problemas a cambios de luz, sonidos altos o incluso al roce. Esto genera irritabilidad y conflictos con el entorno.

Paranoia o ansiedad

En un punto de mayor gravedad se encuentra la paranoia y la ansiedad. En estos casos, el paciente sí que comienza a tener sensaciones  negativas importantes, ya que tras el subidón inicial llegan periodos de  miedo irracional e inseguridad que pueden generar escenarios de crisis  de ansiedad e incluso ataques de pánico.

Náuseas y vómitos

El cuerpo tratará de expulsar la sustancia que le está perjudicando y es posible que esto se traduzca en náuseas y vómitos, acompañados en ocasiones hasta de espasmos musculares que producen un desgaste físico y emocional.

Taquicardias

Esto es algo que cualquier persona que consuma cocaína experimenta  casi de inmediato: el pulso se dispara y el corazón late de una manera  mucho más violenta, hasta llegar a resultar molesto e incluso generar la  sensación de que algo no marcha bien. Además, la temperatura corporal aumenta notablemente, lo que genera una mayor sensación de agobio.

Bruxismo

Las personas que consumen cocaína suelen mostrar un tic en la mandíbula que los lleva a rechinar los dientes de manera casi constante. Estos movimientos son involuntarios y muy molestos.

Efectos del consumo de cocaína a medio y largo plazo

Si los efectos a corto plazo suelen estar relacionados con  situaciones físicas descontroladas, los problemas a medio y largo plazo  están vinculados a problemáticas mucho más graves.

Dependencia

Evidentemente, el principal problema del consumo continuado de  cocaína es que este crea adicción y dependencia. La persona ya no tiene  el poder sobre el consumo, sino que es la sustancia la que se impone.

Problemas respiratorios y nasales

El consumo habitual, por inhalación, provoca la perforación del tabique nasal, hemorragias pulmonares y otras dificultades respiratorias que la persona va a arrastrar en adelante y durante el resto de su vida.

Deterioro cognitivo

Está demostrado que el consumo habitual de cocaína o de cualquier  otra sustancia tóxica está vinculado a problemas de atención, memoria y  agilidad mental. Esta degradación cognitiva suele ser permanente en los casos de consumidores más enganchados a la droga.

Alteraciones de conducta

La adicción provoca un menor control de la conducta: las personas que se enganchan a la cocaína suelen tener problemas como  irritabilidad, patologías psiquiátricas y otro tipo de problemas  vinculados a los trastornos alimenticios, que cada vez van agravando más  su situación.

Otros riesgos sanitarios

Problemas gastrointestinales, aparición de Parkinson precoz, daños renales y hepáticos, alto riesgo cardiovascular… Estas son tan solo algunas de las situaciones a la que se enfrentan  quienes han caído en la drogadicción y son consumidores habituales de  cocaína.

Breves recomendaciones para dejar la cocaína

A la vista de todo lo negativo que aporta esta sustancia, queda  preguntarse cómo dar los primeros pasos para desengancharse de manera  definitiva del consumo de cocaína.

Ayuda psicológica y médica y apoyo familiar son los dos pilares fundamentales en los que se apoyan los dependientes que se deciden a dar el paso.

En la actualidad existen centros especializados que aportan la ayuda necesaria para que los pacientes puedan recuperarse lentamente y en un ambiente sano y controlado, en el que aprenden a convivir con  su adicción, controlar sus impulsos y, sobre todo, descubren lo que han  dejado de apreciar de su vida para focalizarse en ello.

Redacción Getafe Capital