GETAFE/A fin de cuentas (14/03/2024) – Nuevamente hemos celebrado el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Como todos los movimientos, el del feminismo también tiene sus buenos y malos momentos, épocas en las que hay que velar armas y seguir manteniendo la base, trabajando en silencio para cuando la sociedad vuelva a despertar. Vigilando que los derechos adquiridos no retrocedan, estando alerta ante la ola de regresión que intenta volver a recluirnos en el pasado. Sobran motivos para salir a la calle, pero falta ahora unión, quizá motivación e ilusión. Razones no, esas hay de sobra.
Nos impulsó a salir a la calle el 11-M. Ahora que se cumplen 20 años de ese fatídico aniversario, todos recordamos dónde y cómo pasamos esas horas y la movilización que se produjo después. Supimos reclamar justicia y el derecho a saber la verdad, que tanto se nos trató de negar. Aunque el poso de aquella división nos acompañe dos décadas después.
Hemos salido a la calle por la sanidad: tantas y tantas ocasiones acompañando a la Marea Blanca. Aunque a veces se pierda la esperanza, viendo como centros de salud como el de Juan de la Cierva se mueren poco a poco, mientras avanza el plan de privatización de nuestra Atención Primaria: el primer paso, que es la descapitalización de profesionales, haciéndoles inviable apostar por la sanidad pública en Madrid, ya está dado. A la par nos llueven ofertas para suplir las carencias que nos surgen con brillantes seguros privados, que retardan la necesaria movilización.
Hemos salido a la calle por el medioambiente, porque no habrá futuro para nosotros si no apostamos por un planeta verde. Nos sentímos partícipes de ese objetivo cada vez que plantamos un árbol, cada vez que colaboramos en que en nuestra ciudad se respire un poco mejor. Cuando dejamos el coche, cuando apagamos la luz, cuando nos convertimos en personas comprometidas. Ahí también reivindicamos el futuro. Porque la ciudad se transforma adoptando nuevos usos: poniendo verde donde había asfalto, restringiendo la movilidad sucia, la de los coches más contaminantes con una nueva Zona de Bajas Emisiones.
Ojalá nos veamos en la calle. Ojalá no nos adormezcan como sociedad. Ojalá defendamos que sobran motivos para salir a gritar, ya sea para defender la igualdad que encarna el feminismo, nuestra sanidad pública, el derecho a la educación, a la información, a respirar aire puro…
Sobran motivos. Hoy nos falta gente en la calle.