GETAFE/Varios (08/02/2024) – Ahorrar agua es una responsabilidad que tenemos todos; no obstante, gracias al avance que han experimentado los sensores y la domótica en estos años, es posible la instalación de sistemas muy eficientes y comprometidos con el medioambiente. Desde Suministros Sanitarios, nos dicen que su puesta en marcha es sencilla. Además, su coste no es nada disparatado en comparación con los sistemas más tradicionales.
El uso del agua siempre ha sido un problema en los baños públicos. Por eso, hace años se generalizaron los grifos con pulsador, que cortaban el agua tras unos segundos.
Ahora, gracias a la tecnología, eso ha mejorado y ya vemos los grifos con sensor automático o touchless.
Tienen un sensor en la parte inferior, lo que hace que cuando ponemos las manos debajo el agua salga de manera automática. Al quitar las manos, el flujo de agua cesa.
Se ha calculado un ahorro de agua de hasta un 70 %, puesto que aquí el agua para incluso cuando nos estamos enjabonando las manos si no lo hacemos bajo el grifo (que es lo normal).
Además, esto ayuda a mejorar la higiene y a evitar la transmisión de bacterias o virus, como los del resfriado, la gripe o el COVID.
Otra solución que ahorra agua es la tecnología de descarga touchless de inodoros, aunque esto está más encaminado a la higiene que a gastar menos agua.
Hay que cambiar el habitual pulsador de gran tamaño de los WC públicos por uno sin contacto. De ese modo, una vez que lo hemos usado, solo hay que pasar la mano por delante del pulsador, pero sin llegar a tocarlo.
Gracias a eso se consigue que solo salga la cantidad de agua justa, algo que a veces no sucede, pues tendemos a dejar el pulsador accionado demasiado tiempo, tanto que la cisterna descarga por completo y sigue saliendo agua hasta que lo soltamos.
Los urinarios también se han mejorado gracias a la tecnología, la cual en este caso sí que ahorra agua de una manera más que significativa.
Todos hemos pasado a uno de esos urinarios en los que nada más encenderse la luz comienza a salir agua en cada uno de ellos. La razón es que muchos usuarios olvidan accionar el pulsador al usarlos, así que lo quitan y sueltan agua de manera automática.
Esto supone un desperdicio enorme de este líquido, más ahora cuando estamos en una situación de sequía que es casi permanente.
La solución ha venido gracias a la tecnología, a los infrarrojos en esta ocasión. Cada urinario tiene un sensor IR, lo que hace que cuando nos acercamos nos detecta y ya puede soltar el agua mientras lo usamos o si el detector percibe que nos hemos ido.
Con esto, la pequeña inversión que supone el detector se amortiza enseguida con el ahorro del agua, más en las grandes ciudades donde el metro cúbico está por las nubes y no parará de subir debido a la falta de lluvia.