GETAFE/Tribuna con acento (30/11/2023) – Estamos en un modelo capitalista asentado sobre un patrón de empresa absolutamente mercantilizado, cuyo único objetivo es la obtención de beneficios sin asumir los impactos negativos (cambio climático) sobre los ecosistemas que hacen posible la vida en la tierra. Ante ello, la única respuesta racional posible, es la introducción de cambios profundos en la manera de vivir, de producir y consumir, y, en general, en la forma de estar y actuar en el mundo. En esta dirección, las experiencias de la Economía Social apuntan la senda de armonía entre las personas y la naturaleza.
En la Unión Europea, el sector de la Economía Social cuenta con alrededor de 2,8 millones de organizaciones y entidades que generan entre el 6 % y el 8 % del PIB de la UE y aportan a la economía más de 13 millones de puestos de trabajo, lo que supone el 6,3 % de la fuerza de trabajo, aunque de forma desigual en los diferentes países. En España, las entidades y los actores de la economía social representan un total del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) y contribuyen a generar un 12,5 % de empleo.
El texto recientemente aprobado (octubre 2023), por EL CONSEJO DE EMPLEO Y POLÍTICAS SOCIALES DE LA UNIÓN EUROPEA, recoge una DEFINICIÓN DE LA ECONOMÍA SOCIAL como “un universo de entidades privadas autónomas que operan primando las personas y el propósito social sobre el lucro. Además, reinvierten la totalidad o la mayor parte de sus ganancias y excedentes en fines sociales y/o ambientales o en actividades de interés para los usuarios o en la sociedad. Asimismo, su gestión se realiza de forma participativa con las personas que las conforman, por lo que la toma de decisiones es más democrática”.
Estas empresas, desde sus inicios, asumen que su actividad debe estar orientada a potenciar el interés por la comunidad. Por ello, la Transición Ecológica Justa debe ser contemplada en estrecha relación con la ECONOMÍA CIRCULAR (gestión de residuos y reciclajes), en clave de ECO-EMPLEOS (Empleos Verdes en armonía con la naturaleza), muy vinculada al Proyecto Estratégico de la ECONOMÍA SOCIAL Y DE LOS CUIDADOS (PERTE), al mismo tiempo que debe asumir las directrices de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) acerca del TRABAJO DECENTE. Y, todo ello, debe ser atravesado por el ECO-FEMINISMO, alianza entre la mejora por un medioambiente saludable, trabajo productivo y reproductivo y la conquista de la equidad de género.
Son señeros, en este sentido, ejemplos de cooperativas dedicadas a la economía circular acuicultura, agricultura y ganadería sostenibles, reforestación, la bioconstrucción o las iniciativas por la defensa y tratamiento de los recursos naturales, entre muchas otras actividades cuyo objeto está siendo la producción o los servicios ecológicos. Getafe ofrece multitud de posibilidades en la recuperación de tierras abandonadas para la producción agropecuaria, recuperación de espacios verdes, tratamiento y naturalización del rio Manzanares. Destacar las iniciativas en los nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética o experiencias de consumo ecológico como Biolibere.
En el marco del aumento de la esperanza de vida y del envejecimiento progresivo de la población (36.000 personas en Getafe mayores de 65 años y 8.350 tienen más de 80 años) los cuidados, como yacimiento de empleo, presentan cuantiosas posibilidades en la E.S. La dotación de servicios públicos que mejoren las condiciones de vida de las personas mayores a través de una asistencia sociosanitaria de calidad en instituciones residenciales, en centros de día y de noche, teleasistencia, ayuda a domicilio o viviendas tuteladas permite, a través del sistema de colaboración público privada, la participación de entidades sin ánimo de lucro. Potenciar así que la persona mayor continúe viviendo en su domicilio contando con una cobertura integral de atención a todas sus necesidades. Se trata de “humanizar” los cuidados, a las personas cuidadoras y a las cuidadas.
Permiten conformar sinergias de desarrollo local, tienen una repercusión positiva en la cohesión social mediante la generación de empleo estable y de calidad. Muestras significativas son los 25 años de experiencias de La Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), con la existencia de 985 entidades y empresas, en las que participan un total de 454.687 personas, y su estrecha coordinación con AERESS la plataforma estatal de entidades sociales dedicadas a la reutilización, reparación y reciclaje, así como las Empresas de Inserción (FADEI). Diversas entidades aliadas para llevar a cabo una transición ecológica justa, en particular en la economía circular en la lucha contra la vulnerabilidad social bajo la perspectiva solidaria de “que nadie quede atrás”.
jose valentin
30 octubre, 2023 at 12:43
Andres, como siempre, Muy interesante y esquemático.
Perfecto.
Fernando
30 octubre, 2023 at 13:13
Muy necesarios este tipo de artículos en los medios de comunicación. Otra economía, más respetuosa con el medio ambiente y los derechos humanos, y más al servicio de las personas, es posible