GETAFE/Todas las banderas rotas (23/06/2023) – El pasado sábado, día 17 de junio, se celebró el Pleno municipal de constitución del mismo, como corresponde después de las pasadas elecciones.
Hace mucho tiempo que dejé de ir a los Plenos del Ayuntamiento de Getafe debido a una mezcla de aburrimiento y hartazgo. Alguien podrá pensar que ambos sentimientos vienen producidos por la escucha de discursos siempre leídos, generalmente planos y con una retórica poco brillante; en ocasiones alguna intervención se salía de estos patrones y los oyentes lo agradecíamos. Pero no, el aburrimiento y el hartazgo llegaron por el tono bronco, los gritos, la desobediencia a las normas que permiten el debate ordenado, el lenguaje muy a menudo soez –tabernario lo he llamado en otra ocasión- y, sobre todo, por el insulto como argumento supremo, en ocasiones único argumento.
Pues parece que no ha cambiado casi nada. Pero vayamos paso a paso.
Como aperitivo, para empezar por algo que no es importante, entre otras cosas porque ya estamos acostumbrados: mientras la derecha jura, la izquierda promete: ¿es una seña de identidad de cada grupo?
Y otra cuestión del mismo cariz: a pesar de que en la lista del PP hay varias mujeres, nos encontramos con la rareza de que solo hay concejales, no concejalas, según nos hacen saber ellas mismas en su juramento; el Diccionario académico recoge desde hace más de treinta años que “(las formas femeninas aparecen desde 1992) el desdoblamiento con formas diferentes para cada género (el concejal/la concejala), un paso que ya se ha dado en el uso culto, y esa obra señala que siguen usándose, y no son censurables, las formas la concejal y la edil para referirse a mujeres, pero, si ya existen variantes femeninas asentadas y correctas, no hay razón para no preferirlas”. Por tanto, no voy a acusarles de ninguna incorrección gramatical sino de su preferencia por quedarse anclados en el pasado: ¿Otra seña de identidad del PP? ¿O ganas de acercarse a Vox que llama presidente a las presidentas y ministros a las ministras?
En cuanto a las fórmulas de juramento utilizadas por algunos miembros de la llamada “izquierda del PSOE”, causa cierto sonrojo constatar que prima sobre el rigor intelectual, el aprovechamiento de la ocasión de que les va a escuchar más público que otras veces para empeñarse en que quede claro que lo de jurar o prometer lealtad al rey, lo hacen “por imperativo legal”, frase que, si no estoy equivocado, fue utilizada originalmente por la izquierda abertzale. Porque denota no conocer -por tanto, falta de rigor- que desde el año 1979 existe un Real Decreto que “establece la fórmula de juramento en cargos y funciones públicas”, a pesar de que es citado en el acto por el secretario municipal; por tanto, la fórmula entera, no solo la mención a la lealtad al rey, es “imperativo legal”… Habría que suponer que cualquiera que se presenta a unas elecciones con intención de ocupar un cargo público debería conocer a qué imperativos legales se va a someter, que no son solo los que contienen la fórmula de juramento o promesa.
Ahora entro en un aspecto que ya no puede considerarse anecdótico o de poca importancia. Se trata del contenido de la intervención del señor Mesa que demuestra no haber digerido bien el hecho de no haber conseguido la Alcaldía. No ha hecho un discurso dirigido a Getafe, sino a sus jefes de la calle de Génova para que comprueben que cumple muy bien las consignas que le llegan de allá: Bildu, sanchismo, Venezuela… Creo que pensaba más en posicionarse para futuros cargos que en lo que podría interesar a los getafenses.
Tampoco es anecdótico (al menos para mí) el alboroto que conscientemente provocó, levantando la voz más allá de lo admisible, repitiendo insistentemente las palabras que causaban la indignación de una parte del público y, para que nos hagamos a la idea de que todo va a seguir como en el pasado, faltando al respeto a la presidenta del pleno de forma ostensible.
No se trata solo de falta de educación (que lo es), como también lo es que varios miembros de su bancada no aplaudan cuando la alcaldesa toma posesión del cargo, se trata de una actitud deliberada de crear un clima insano, contrario al que podría crear posibilidades de pactos, acuerdos o, simplemente, de trabajo enfocado a la solución de problemas; porque la oposición, se llame PP o de cualquier otra forma, debería tener muy presente que los ciudadanos les han puesto en ese lugar no para que entorpezcan la labor de gobierno sino, por el contrario, para que colaboren con él, ora exigiendo, ora controlando, ora protestando, pero también apoyando lo que crea que es bueno para la ciudad. Y siempre con el respeto que se debe a las instituciones y a las personas que, como ellos mismos, representan al pueblo. Es así como la “leal oposición” también gobierna.
En fin, no abrigo esperanzas de que el PP cambie de actitud por lo que supongo que volveremos a tener plenos broncos y llenos de gritos e insultos, con menos propuestas que ofensas; deseo a la Alcaldesa paciencia, temple y mano izquierda para controlar las situaciones difíciles que, con toda seguridad, se darán.
Y hablando de la alcaldesa, analizaré someramente la composición de su gobierno hecho público hace poco. Entiendo que es provisional a la espera de los acuerdos a los que, no tengo ninguna duda, llegará con los grupos de la izquierda; de ahí la acumulación de delegaciones en muchos casos que, lógicamente, se repartirán cuando se den los referidos acuerdos.
Respecto al gobierno anterior, aparecen, desaparecen o cambian de nombre bastantes delegaciones; así, desaparecen: Coordinación de barrios, Feminismos, Agenda 2030, Cooperación, Trasparencia, Mantenimiento y Limpieza. Es cierto que ello no significa que dejen de desarrollarse algunas o todas las tareas que se desempeñaban bajo esos nombres –por ejemplo, es evidente que seguirá haciéndose la limpieza y el mantenimiento-, y, por eso, sería bueno saber dónde van todas esas competencias. En cualquier caso, quitar el nombre a una función significa rebajar su importancia en el organigrama (¿también en el presupuesto?); por eso me parece especialmente preocupante que les haya ocurrido a Coordinación de barrios, Cooperación y Trasparencia.
También es importante el cambio de nombre de algunas delegaciones. Por ejemplo, lo que antes solo era Modernización, ahora pasa a llamarse Modernización de la Administración, se supone que municipal; es más concreto pero habrá que ver si es un cambio más allá de lo cosmético.
Me intriga lo que se llama Espacio Público; espero ansioso que se nos explique en qué va a consistir. Y me alegra sobremanera, como profesional de la misma, que pase a llamarse Salud Pública lo que hasta ahora era simplemente Salud, también espero con ansiedad conocer cómo se traducirá ese cambio en la salud pública de nuestra ciudad; ¿habrán entendido, por fin, en el Gobierno municipal que va más allá de la manida excusa “no tenemos competencias”?
Saludo con mucho agrado la aparición de las nuevas denominaciones Comercio, Igualdad, Inclusión y Atención a la discapacidad, especialmente esta última que debe ir más allá de la retórica y concretar un programa trasversal que haga la ciudad más acogedora para los que sufren cualquier discapacidad.
Sostengo que la denominación de las concejalías –por tanto, también los cambios y desapariciones- son una declaración de intenciones; véanse los cambios de “violencia contra la mujer” por “violencia intrafamiliar” allí donde ha entrado Vox. Por eso, es muy necesario que, al tiempo que se adjudiquen de forma definitiva las delegaciones a los concejales/as, se dé respuesta a las preguntas que dejo más arriba; no estaría mal que, además, se hiciera público el presupuesto de cada una.
Deseo que el nuevo gobierno de Getafe cumpla con su objetivo máximo, el que de verdad importa: que dentro de cuatro años haya conseguido que la vida de todos los getafenses sea mejor que la que ahora tienen.