GETAFE/Varios (14/04/2023) – Para nadie es un secreto que los discos de vinilo, que hace varias décadas eran el no va más, ya hace algunos años que volvieron a estar de moda, a pesar de que durante una temporada parecían ser algo había quedado en el pasado.
Basta con darse una vuelta por cualquier tienda en la que vendan, o por algún centro comercial, para comprobar todos lo que se lanzan y reeditan en ese formato, o cómo arrasan las ediciones especiales de discos, y cómo cada vez son más numerosas las ferias dedicadas.
A pesar de que actualmente tenemos tantas alternativas para escuchar música de forma digital, cada vez son más los que también incluyen lo analógico entre sus opciones a la hora de oír canciones. ¿Nostalgia? En muchos casos ese es uno de los motivos, pero hay otros. Estos son algunos de los principales:
Aunque para algunos es algo molesto, ese característico sonido de los discos de vinilo (como una especie de crujido) es para muchos una ventaja que le da más encanto a la experiencia.
Además, estamos ante música que no ha sido comprimida (algo habitual en las alternativas digitales), por lo que el rango dinámico de la sonoridad está mucho mejor aprovechado y el reflejo de las ondas sonoras es mayor.
Vale, lo digital nos trae grandes ventajas como la inmediatez o el ahorro de espacio, pero no es algo tangible que podamos tener físicamente. Escuchar música de esa manera no nos proporciona esa sensación de pertenencia que nos da un producto físico.
Además, un disco de vinilo en cierto modo es una forma de invertir, ya que puede ser subastado, intercambiado o vendido más adelante. Incluso cabe la posibilidad de que se revalorice o de que sea firmado por los artistas que han intervenido en su realización.
Escuchar un disco es una experiencia muy diferente a oír música en un dispositivo como el ordenador o el smartphone, algo mucho más pasivo y rápido.
Disfrutar del arte de la carátula, encender el tocadiscos, colocar la aguja sobre el disco y sentarse a disfrutar de ese sonido tan puro que ofrece el vinilo son cosas que forman parte de una especie de ritual que proporciona una experiencia realmente inmersiva y activa.
Buscar uno de esos discos difíciles de encontrar o ir completando la discografía (física) de tus artistas preferidos puede ser una experiencia muy emocionante, al igual que entrar en una tienda o mercadillo y sumergirte a ver qué encuentras o descubres.
No hay duda de que se trata de una maravillosa afición que puede aportarte muchas satisfacciones. Además, es muy posible que durante esta búsqueda conozcas a gente con gustos afines a los tuyos con la que hablar de lo que os apasiona.
Aunque las posibilidades de escuchar música de manera digital son cada vez mayores y más utilizadas, todo indica que los discos de vinilo volvieron para quedarse, pues parece que hay quienes no están dispuestos a renunciar a esta manera tan tradicional de escuchar y conservar sus temas preferidos.
Además, no es nada complicado encontrar hasta las ediciones más raras y difíciles gracias a la ayuda de internet, y de tantas ferias dedicadas a esto.