GETAFE/Varios (10/03/2023) – ¿Estás buscando un nuevo colchón, pero no estás seguro o segura si deberías comprarlo en una tienda física o en una tienda online? Es una pregunta común para aquellos que buscan un buen descanso y saben que el colchón es muy importante para ello. La verdad es que ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes, pero… ¿Qué es realmente mejor?
Carlos Alcaraz, dueño de la tienda especializada en colchones Colchonstore, comenta que “El público general sigue prefiriendo acudir a una tienda para ver y probar los colchones, sin embargo, es cada vez más frecuente que la decisión final de compra la tomen en casa y realicen el pedido online.”
Hoy en día podemos comprar cualquier tipo de producto desde casa, y es cada vez más frecuente que nos informemos para tomar nuestras propias decisiones de compra. Sin embargo, sigue habiendo productos como los colchones que, ya sea por su elevado precio, por su grado de complejidad o por sus inconvenientes en las devoluciones, siguen manteniendo su interés en las tiendas físicas.
Encontramos buenos colchones a partir de los 300€ en medidas individuales y desde los 500€ para camas de matrimonio, sin embargo, lo más importante para la elección final no es el precio, sino encontrar el colchón que ofrezca las características que mejor se adapten a nuestras necesidades. Para ello, puede ser de gran ayuda contar con el apoyo de un profesional del sector, ya sea en una tienda física u online, y no fiarnos solo de las opiniones que se encuentran en internet.
Según la Revista de Neurología “Una encuesta estimó que el 7% de los problemas de sueño eran consecuencia de colchones incómodos”, así que es conveniente dejarnos asesorar y prestar atención a la elección que tomemos acerca de qué colchón comprar.
Una de las mayores ventajas de comprar un colchón en una tienda física es que puedes probarlo antes de comprarlo. Al acostarte en el colchón, podrás sentir la firmeza, la comodidad y el soporte que te ofrece, lo que te permitirá tomar una decisión informada. Además, en la tienda física, podrás obtener asesoramiento personalizado de un vendedor, que puede ayudarte a elegir el colchón que mejor se adapte a tus necesidades.
Otra ventaja de comprar un colchón en una tienda física es que puedes llevártelo a casa ese mismo día. No tendrás que esperar a que se envíe desde un almacén y esperar a que llegue a tu casa.
El inconveniente más obvio de comprar un colchón en una tienda física es que puede ser más caro que comprarlo online, aunque no necesariamente sea así. Las tiendas físicas tienen gastos generales, como el alquiler de locales y los costos de personal, que se reflejan en el precio final del producto.
Además, la elección de modelos y marcas de colchones puede ser limitada en una tienda física, especialmente en tiendas más pequeñas. Es posible que tengas que visitar varias tiendas antes de encontrar el colchón adecuado.
Una de las mayores ventajas de comprar un colchón online es la comodidad. Puedes realizar la compra desde tu hogar, sin tener que desplazarte a una tienda física. Además, puedes comparar fácilmente precios y características de diferentes modelos y marcas.
Otra ventaja de comprar un colchón en línea es que, por lo general, son más baratos que en una tienda física. Esto se debe a que las tiendas online tienen menos gastos generales y pueden ofrecer precios más competitivos.
La principal desventaja de comprar un colchón online es que no puedes probarlo antes de comprarlo. Aunque muchas tiendas ofrecen una garantía de satisfacción del cliente, que permite devolverlos, llegar a encontrar el colchón ideal puede llevar tiempo e incomodidades.
Además, el envío y la entrega pueden tardar varios días o incluso semanas, lo que puede ser un inconveniente si necesitas el colchón de inmediato.
En conclusión, tanto la compra de un colchón en una tienda física como en una tienda online tiene sus ventajas e inconvenientes. Sin embargo, siempre que dispongamos de tiempo suficiente para recorrer las tiendas, parece que la preferencia es la de seguir acudiendo a ellas para tumbarnos encima del colchón que más nos gusta antes de llevárnoslo a casa. Incluso acudimos a las tiendas, aunque la decisión final de compra sea online.