GETAFE/In memoriam (17/03/2023) – El día 14 de marzo de este año ha muerto en Getafe Paco Francia cumplidos 83 años. Estoy seguro de que habrá muy pocos en esta ciudad que no sepan quién era Paco Francia porque llevaba casi toda su vida dedicado a su familia, sus amigos, sus vecinos, vamos, a su gente. Pero, como Getafe ha crecido mucho desde que Paco vino a instalarse aquí, a esta tierra de emigración y acogida, contaré algo sobre él para los que no le hayan conocido.
Lo primero que diré es que, ante todo, se dedicó a su familia, a Carmina, su mujer, y a sus hijos David y Ruth. Habrá quien me dirá que eso es lo que hace la mayoría de la gente de bien, pero, como Paco no era médico, ni profesor, ni jurista, he creído oportuno dejar dicho esto aquí para que no quede ninguna duda.
Paco no molestaba, pero cuando le llamaban estaba ahí. Tampoco se metía en la vida de los demás pero quien le necesitaba sabía que podía contar con él. Yo creo que eso es lo que tenemos que hacer todos, incluso los políticos que han de meterse en la vida de los demás para mejorarla y, llegado el caso, molestar a los que pretendan impedirlo.
¿Quién era Paco? Paco era, nada más y nada menos que, que un obrero de la imprenta, como Pablo Iglesias Posse. Y, además, un militante de la clase obrera y del socialismo. Yo creo que a él le hubiera gustado que dijera estas cosas –que ya no se llevan- porque, como era una persona mayor, pertenecía a la vieja escuela; ahora está mal visto hablar de lucha de clases, clase obrera y otras zarandajas de ese estilo. La ultraderecha y el neoliberalismo, igual que nos han quitado la bandera, nos quieren quitar el concepto de libertad —reducido hoy para ellos a la posibilidad de tomar unas cañas— y hasta algunas palabras que tan caras han sido siempre para la izquierda.
Y, como persona mayor, Paco también estaba comprometido con sus coetáneos, convencido de que al hacerlo estaba mejorando, en la medida de sus posibilidades, no solo la vida actual de los mayores, sino la vida futura de sus nietas, de los jóvenes de hoy que, con suerte, serán viejos cuando les toque. Por eso participaba de lleno, con entusiasmo y dedicación, en la Asociación de Mayores Siglo XXI y en el Consejo de Mayores de Getafe.
No es mi intención hacer la biografía de Paco, por eso voy a terminar con una faceta suya que quizá solo su familia y los amigos más cercanos hayan tenido ocasión de conocer bien. En estos tiempos en que el feminismo está consiguiendo que las mujeres ocupen el lugar que en la sociedad les corresponde por derecho, algunos pocos hombres venían empujando desde atrás para que esto ocurriera. Antes se decía que “detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”; bien, pues eso hace algún tiempo se dio la vuelta, ahora son muchos los hombres –cierto que no demasiados, que deberán ser muchos más en el futuro próximo- que están haciendo más fácil a las mujeres que estén donde por su valía les corresponde. Y Paco fue un pionero en esto, haciendo posible que Carmina también pudiera darnos todo su potencial.
Ya, ya sé que los españoles enterramos muy bien, que cuando alguien muere se le hacen todo tipo de homenajes que, probablemente, mereció en vida o que nunca mereció, que de todo hay. Paco está entre los primeros, entre los que no tuvo el homenaje que mereció de sus amigos y de alguna institución porque se entregó a causas justas y porque cumplió con su parte en lo que todos estamos obligados: dejar este mundo un poco mejor de lo que lo encontró.
Y porque fue, como el maestro Machado nos dejó dicho, en el buen sentido de la palabra, bueno.