GETAFE/Varios (01/02/2023) – Trabajar en una empresa o ser autónomo no solo implica llevar a cabo la oferta de un producto o servicio, sino que lleva asociadas una serie de obligaciones y responsabilidades legales que hay cumplir de manera diligente.
Una de estas responsabilidades, y quizá una de las más olvidadas y desconocidas, es la relativa a la destrucción confidencial de documentos. Muchos profesionales desconocen que ciertos datos de clientes, proveedores y socios están protegidos por ley, y que no se puede almacenar o tirar ningún documento en los que aparezcan dichos datos.
Datos como nombre y apellidos, DNI, cuentas bancarias, información de carácter personal, como números de teléfono o correos electrónicos, están fuertemente protegidos por la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD).
Considerados como información sensible, la propia normativa del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) establece criterios muy estrictos para deshacerse de estos documentos de manera correcta. No hacerlo puede incurrir en sanciones que alcanzan los 600 000 euros.
«Mucha gente piensa que es una tontería y que nadie se va a poner a rebuscar en las papeleras, pero lo cierto es que los controles existen y que las sanciones ya se están dando desde hace unos años». Explican desde Abdc, una de las principales empresas nacionales de gestión de residuos, especializada en la destrucción oficial certificada de información sensible en las empresas.
La mejor forma de eliminar correctamente esta información protegida es externalizar el trabajo. Tal y como se hace con lo relativo a la asesoría fiscal y contable, empresas y autónomos no tienen por qué asumir esta carga extra de responsabilidad siempre que se confíe en otros especialistas habituados a realizar estas tareas con total profesionalidad.
Compañías como Abdc cuentan con un protocolo especial de transporte y eliminación de cualquier documentación con información sensible, que pasa por un completo conocimiento de la LOPD y del RGPD y por la obtención de las certificaciones europeas necesarias para llevar a cabo esta labor.
Desde la equipación de vehículos especialmente dedicados para el transporte de material sensible y la contratación de personal cualificado encargado de controlar todo el proceso hasta las garantías de confidencialidad y seguridad que se fijan en un contrato inicial de trabajo. Todo está estudiado y valorado por estos profesionales que se han especializado en estos residuos que, en muchas ocasiones, pueden llegar a convertirse en una importante incomodidad para empresas y profesionales.
Bien se requiera de una destrucción puntual, de un trabajo de eliminación periódico, del vaciado de oficinas o de un servicio integral de gestión de residuos, el protocolo de eliminación es fundamental.
«Conocer la ley, las reglamentaciones, los métodos y disponer de la maquinaria más eficiente es lo que marca la diferencia y, sobre todo, evita problemas con los organismos de control y con los clientes», puntualizan desde Abdc, donde ofrecen soluciones a cualquier tipo de circunstancia generada por la acumulación de papeles desde hace unos años.
Gracias a este tipo de iniciativas, la destrucción confidencial de documentos ha dejado de ser un problema para quienes trabajan con un gran número de documentos diariamente y no tienen capacidad, conocimientos ni tiempo para deshacerse de ellos de la manera correcta.