“Haciendo honor a la verdad, no era difícil seguirle el rastro; un reguero de lágrimas infantiles, procedentes de la parte alta de la calle, delataba la ruta seguida por el ‘Espantacriaturas’. Comenzó su periplo ciudadano de manera ladina y discreta, sin que nadie reparara en su presencia para, poco a poco, ir captando la atención inopinadamente, de los más mayores que reían ante la grotesca imagen que desfilaba ante sus asombrados ojos, por la calle principal. Cada pocos cientos de metros, hacía una breve parada ceremoniosa, para seguir avanzando después con un rítmico traqueteo.
El punto de inflexión de las reacciones despertadas, vino como consecuencia de unos días de asueto escolar, encadenados en una afortunada sucesión de días festivos. Las criaturas, carentes de ese espíritu, poco o muy retorcido, que tenemos los adultos, solo contempló con espanto esa infame imagen, leyendo con inocencia y crudeza involuntaria el mensaje soterrado que había tras ella; un duende maligno, con forma convencional de mujer de mirada oscura y perturbada, acompañada de un torpe aprendiz de elfo, de sonrisa forzada y artificial, vestido con unos ropajes, pretendidamente modernos, pero dos tallas inferiores a la necesaria, que le daban la apariencia de un embutido falsario y fuera del lugar natural que le correspondería, como repetidor contumaz en la Escuela Élfica…”
GETAFE/La piedra de Sísifo (14/12/2022) – Si la vida fuera un cuento, esta sería, más o menos, la descripción que correspondería al autobús de línea regular, que se pasea por Getafe, con las fotografías de Isabel Díaz Ayuso y A.J. Mesa, también conocido como ‘El Candidato’, en el lugar que les corresponde en la anatomía del vehículo: en el culo.
Hay dos escuelas de pensamiento con opiniones enfrentadas al respecto: Están los que opinan que, al tal A.J. no le conocen ni en su portal, y conviene que la gente vaya asociando su rostro (sin opinar sobre su grado de dureza) a su candidatura, para que no le ocurra como una mañana de sábado en las inmediaciones del mercadillo, que se acercó a una pareja ya mayor, folletos en mano, y estos le dieron un euro, acompañado de la frase “pero no se lo gaste en vino, joven”, y se dieron la vuelta con la satisfacción de quien ayuda a un necesitado.
Por otro lado están los detractores, que creen que pasear careto y cuerpo serrano, junto a Ayuso, durante los seis meses que faltan para las elecciones, quemará su inane imagen, pasando del cero de conocimiento al cien de aversión sin solución de continuidad (frase que queda muy intelectual donde la coloques). Hay una tercera variable, pero no puntúa al ser parte interesada, la empresa de autobuses está encantada de percibir en estas fechas un pingüe dinerito que le viene muy bien. Por cierto ¿sabemos la procedencia de ese dinero?
Llega la Navidad. Momento de grandes y nobles deseos para con la humanidad; ahí va el mío: Sed felices; es gratis y muy, muy agradable…