GETAFE/Varios (28/07/2022) – A pesar de que cada vez usamos menos papel, lo cierto es que en una gran cantidad de sectores sigue siendo muy útil, pues no hay nada que le pueda hacer sombra debido a lo práctico que es.
Este papel se utiliza mucho en una máquina como la rotuladora Dymo, que permite que identifiquemos lo que queramos en unos segundos, con una etiqueta que se pega y una letra entendida por todo el mundo.
Es más que evidente que si en muchos trabajos se siguen empleando máquinas como la rotuladora Brother es porque ayudan en el día a día.
Con ellas se pueden poner etiquetas en estanterías, cables, cajas, ropa, mercancías, etc., todo ello en unos pocos segundos, lo cual hace que el trabajo sea más rápido y productivo.
Además, si tenemos que realizar un cambio, solo hay que despegar la etiqueta e imprimir una nueva, o a veces ni siquiera eso porque se puede pegar una encima de otra.
Todo ello con un coste ridículo por cada una de las etiquetas que pegamos, lo que es importante, puesto que las empresas deben ahorrar todo lo posible en consumibles.
La inmensa mayoría de rotuladoras electrónicas vienen con un teclado en el que es posible escribir qué es lo que queremos que salga en la etiqueta y con una pantalla en la que podemos ver el resultado.
Muchas de ellas ya permiten la impresión desde el teléfono, de manera que los compañeros nos pueden mandar lo que necesitamos para imprimirlo directamente sin tener que escribirlo.
Funcionan con unos carretes de etiquetas cerrados, que compramos aparte y que es el único consumible que usan, ya que la impresión es térmica, de forma que no hay que colocar tinta en ella.
Una vez que le damos al botón de imprimir nos saca las etiquetas, que ya podemos pegar en donde lo necesitemos, todo ello en un momento, sin ruido y pudiendo tener la rotuladora en la mano mientras nos vamos moviendo.
Cuando se terminan las etiquetas solo hay que poner otro carrete nuevo, que son similares a los que venían con las máquinas de escribir y que son muy sencillos de sustituir.
Más allá de poner nombre e identificar cajas, ahora mismo las soluciones son casi infinitas, pues también pueden imprimir códigos QR, que en un tamaño diminuto almacenan una información enorme.
Escaneando este código con un móvil se puede saber todo de la mercancía, y lo mismo ocurre con los códigos de barras, imprescindibles en el mundo de la logística y que también pueden salir de las rotuladoras, así como logos de la empresa, etc.
En un pequeño tamaño, una rotuladora electrónica nos aporta funciones casi infinitas en las que la imaginación es el límite. Además, el uso de los códigos QR las convierte en máquinas muy útiles, ya que con una portátil podemos ir imprimiéndolos y colocándolos a la vez, aportando información extra a paquetes, envíos, mercancías, etc.