“Los niños ya no quieren ser youtubers, sino streamers»

GETAFE/Entrevista (10/03/2022) – No se siente identificada cuando se la llama influencer o youtuber… los vocablos avanzan mucho más rápido y quizá el que englobe mejor lo que hace Jen Herranz sea el de “creadora de contenido”, un término mucho menos encasillado. Es una de las caras que ven al otro lado del ordenador los centenares de chavales que, cada vez más, se conectan para ver a sus streamers favoritos. “Paso mucho tiempo frente al ordenador”, confiesa Jen, que sin embargo siempre encuentra un rato para salir al campo, con su perra y desconectar. “Los fines de semana son sagrados”.

Presentadora, guionista, reportera, hace también directos de lunes a jueves en Twitch, trabaja con marcas en redes sociales, hace efectos de realidad aumentada, filtros, también es embajadora de Pandora o de Samsung… y sobre todo se dedica a hacer comunicación de videojuegos, ahora ya por su cuenta. “He dado el salto a no tener un sueldo fijo”. Twitch es la red social de moda, “esa plataforma en la que te pones delante del ordenador con una cámara o hablas en directo o juegas a videojuegos. Se suele pensar que solo se juega a videojuegos y no; hay gente cocinando, incluso un chico que talla madera en directo, o un canal que emite una granja y que si donas un euro les cae comida”. Jen abre la puerta de un mundo que a boomers como una servidora ya le empieza a quedar lejos. “Yo me planto ahí de lunes a jueves por las tardes y me pongo a charlar con la gente del tema del día, juego un rato y vas teniendo tu comunidad de gente que entra, saluda y ya te sabes su vida y todo”.

“Es un poco la tele de los jóvenes”. O aún más allá, el bar, el pub, el lugar donde socializar. “Nos gusta decidir lo que vemos: si me canso, me voy a Netflix, o a otro operador en directo: somos mucho más dinámicos”. Los niños ya no quieren ser youtubers, ahora quieren ser streamers.

Los inicios

Jen siempre ha sido una apasionada de los videojuegos. Esta getafense de adopción, donde vive desde que tiene 5 años, estudió Laboratorio de imagen y luego el ciclo superior de Realización de cine. En ALEF, en el programa de garantía juvenil también se formó en Creación y gestión de pequeñas empresas: “Es un centro que está muy bien para los jóvenes que estén desubicados en algún momento”. Sus primeros trabajos fueron de desarrolladora web y en uno de ellos su jefe la instó a ponerse delante de la cámara para hacer de presentadora en vídeos para Youtube. “Me vieron en la revista de videojuegos MeriStation que es una de las más antiguas de prensa especializada y me propusieron hacer un programa con ellos”. Y luego llegó la colaboración con Vodafone You y “fueron saliendo cosas, una detrás de otra». Su punto fuerte es la naturalidad, la sencillez. “Cuando hablas de lo que controlas y de lo que te gusta, a mí no me cuesta”.

Su ocio siempre ha estado ligado a una consola y un ordenador. “Para mi madre los videojuegos eran el demonio. Hice la comunión y le vendí mi alma a la Iglesia Católica para poder tener una GameBoy color. Luego ya di el salto a PC”. Pero siempre con un hándicap: “A las mujeres siempre nos piden el ‘carnet’ de gamer. Te ponen a prueba constantemente: ¿Pero tú sabes lo que es League of Legends? Y es como si alguien que juega el fútbol le preguntas si conoces al Real Madrid”. Entre las chicas que hay en este mundo (pocas) hacen piña, aunque falta mucho. “Entre el público sigue habiendo mucho niño y mucho señor que pone el cartel del club del árbol: ‘No se permiten chicas’. Y hay amenazas de violación, de muerte… Unas barbaridades…”. Compañeras suyas han decidido abandonar las redes por el acoso. “Las mujeres en videojuegos tenemos que ser excelentes mientras que nuestros compañeros se pueden permitir ser mediocres. Yo también quiero poder ser mediocre”.

Los juegos que están más de moda y los que se ven en Twitch “son videojuegos online cooperativos”. Se juega en red y se retransmite la partida interactuando además con aquellos que se conectan para verlo. Juegos como “League of Legends que son cinco contra cinco. Tu objetivo es un mapa y el objetivo es llegar al núcleo o a la base del equipo contrario y destruirlo”, por ejemplo. Hay algunos juegos en los que más de un millón de personas participan en todo el mundo “y tienes que esperar una cola de 10.000 personas para poder entrar”.

El mundo de los E-sports está aún más masculinizado. “Yo fui presentadora de contenido durante un tiempo, pero al final los equipos de las grandes ligas son todo chicos. Las pocas chicas que hay viven con una carga mental sobrehumana. Y no es fácil tampoco ser espectador si no has sido antes jugador. “Hay habilidades de magia, hay personajes que se teletransportan, no es como el fútbol o como ver a Nadal que es una pelota, la raqueta y ya está. En los videojuegos es mucho más complicado de seguir: si mi padre se pone a verlo no entiende nada. Y se aburre y se va. Tiene una barrera de acceso mucho más grande”.

Una puerta abierta a su casa

Diariamente se sienta en directo durante horas frente a la cámara de un ordenador. ¿Cómo se pone una barrera a la privacidad? “Hay gente que lo cuenta todo mucho más”, y Jen Herranz relativiza. “Estamos dando vueltas encima de una roca y ¿vamos a vivir 80, 90 años? Tampoco tiene tanta importancia, no me tomo la vida tan en serio. Me voy a tomar con humor esto y voy a compartir mi experiencia vital”. Pero con límites. “Estar todo el rato creando contenido, comparándote con el resto… te pierdes un poco el momento. La virtud está en el término medio”.

Las redes enganchan. Y más cuando trabaja con ello. Su producto es ella misma: “Mi imagen, mi voz, mi persona, la ropa que me pongo es todo: soy yo misma. Eso quema mucho. Pero de alguna manera engancha. Engancha subir una foto y que te digan lo guapa que estás; cuando tienes un día malo y en un directo te animan. Todas las personas que tienen un trabajo público ya sean presentadores, actores, músicos, artistas… hay un puntito de narcisismo y el que diga que no miente”.  ¿Cómo lo gestiona? “Con mucha terapia, con mi psicóloga Celia que la quiero muchísimo y llevo seis años trabajando con ella. Cuidando mucho de la salud”.

De impuestos y políticas feministas

Hay un mito alrededor de los youtubers o streamers, quizá similar al de los futbolistas: que te puedes hacer fácilmente millonario. Un mito que desmonta Jen Herranz. “Te puedo decir que yo currando muchísimo en los dos últimos años he podido tener para dar yo sola la entrada de un piso, que es algo que la gente de mi edad por lo general no se puede permitir”. Eso tras 10 años trabajando mucho y “metiendo el pie poco a poco. La gente que vive de Twitch es el 1% de la gente que crea. Lo que recomiendo siempre es que si te gusta y te gusta hacer contenido en directo y te puede gustar que empieces hacerlo como afición que es como empecé yo”. Y siempre cogiendo la liana siguiente antes de soltar la anterior.

Jen ni se plantea trasladarse a Andorra, de hecho acaba de comprarse un piso en Getafe Norte. “Estoy contenta pagando mis impuestos y además en Getafe los gestionamos muy bien. Nunca pensé que me quedaría aquí, porque mi trabajo me permite ser muy nómada y siempre soñé con vivir en Berlín, en Florencia, en Seúl… y al final me he quedado en Getafe”. Y lleva el nombre de la ciudad a donde puede. “Se vive muy bien, estamos cerquita de Madrid y no tenemos tanto ruido, ni tanta contaminación; la oferta cultural en Getafe es súper buena, la oferta de centros polideportivos, de deporte está muy bien… No me iré a Andorra porque lo público es lo que me ha ayudado: he estudiado en la escuela pública, me he operado en la sanidad pública y yo estoy contenta de pagar mis impuestos”.

Colaboró con el Ayuntamiento en la campaña del 25N con un podcast junto a la influencer Gakian sobre violencias machistas “que no son tan obvias. Fue un honor absoluto que me contactaran y me pareció una campaña muy importante para la gente joven. La violencia no es solo que te peguen, es que te hablen mal, que te haga el vacío, que te haga sentir de menos”. Y considera importante que haya muchos más referentes femeninos, como una “vicepresidenta como Yolanda Díaz o una alcaldesa como la nuestra”.

 

Raquel González - Directora Getafe Capital