GETAFE/Tribuna con acento (23/02/2022)- Parece que en la actualidad estamos siendo testigos de cierto punto de inflexión para la naturaleza getafense, desde nuestro punto de vista. ¿Volveremos a la situación de los 90’s donde se editaban guías de naturaleza y “Rutas ecológicas de Getafe”? ¿Se restaurarán espacios naturales como en aquel entonces? ¿Percibiremos esta primavera olores que nos recuerden al Colectivo Educativo APACHAS y su enorme trabajo con la educación ambiental en nuestra ciudad? Hay algo que queda patente, nos hemos acabado acostumbrando a un flashback constante que nos dificulta mucho disfrutar de lo que hoy tenemos, sean necesarias o no actuaciones considerables y reales.
Cuando simplemente mencionamos el nombre de ciertos espacios naturales de nuestro municipio enseguida sale lo de siempre: sitio abandonado, está hecho un asco, no lo cuidan… no hay nada. Realmente nos sorprende mucho, primero porque esas personas tienen razón, segundo porque al mismo tiempo no la tienen. Un tratamiento tan simple de la problemática solo ha conseguido esconder muchas cosas que realmente suponen un impacto negativo, al mismo tiempo que ha difuminado otras que hay que potenciar porque siguen vigentes y son parte de nuestro patrimonio. Además, si no vemos naturaleza en estos parajes, se nos va a dificultar mucho verla en lugares donde también la hay pero es menos evidente.
Quienes vamos con la idea de disfrutar de nuestra naturaleza simplemente hacemos eso, disfrutarla, sin hacer caso a nadie. Se da el caso que entre vías del AVE, autovías, urbanizaciones, el Cerro de los Ángeles y un polígono industrial (que va a crecer) se sigue encontrando un verdadero oasis al que tenemos mucho cariño: las Lagunas de Horna (lagunas de Perales). Ya hemos mencionado anteriormente a APACHAS, quienes desarrollaron una labor importantísima en este espacio. Dentro de ese necesario trabajo, acertaron poniendo nombre a cada una de las 4 lagunas (hoy solo 1 con agua permanente y 2 con carácter estacional): la laguna del Ánade, laguna del Carrizo laguna de Drenaje y laguna Temporal. Al lector que no conozca la zona, al oír hablar de lagunas, se le vendrán a la cabeza grandes bandadas de patos, garzas, peces… Lo cierto es que la relevancia de un espacio como este, pequeño, reside en las pequeñas cosas.
Podríamos hablar de anfibios como Ranas y Sapos comunes que eran abundantes, aunque por ahora tenemos escasa constancia de su presencia. Si unimos los datos de plataformas de ciencia ciudadana como iNaturalist y eBird, podemos ver que más de 100 especies de aves, entre Gavilanes, Abejarucos, Zorzales, Papamoscas, Chotacabras… se dan cita en las lagunas. Muchas de ellas tienen figuras de protección, otras están recogidas en el Libro Rojo de las Aves de España de SEO-Birdlife, como el Alcaudón real o el Escribano palustre (En Peligro de Extinción). Como uno de los tantos conejos que habitan la zona, damos un salto a los mamíferos ya que además de éstos hay liebres, Zorro, Turón, Erizo europeo o Lirón careto.
Entre los herpetos, sin quitar importancia a lagartijas y salamanquesas, la especie más destacable es la Culebra de escalera, si bien APACHAS mencionaba también a la Culebra bastarda. Las propias lagunas son zonas donde se desarrollan varias especies de libélulas e insectos acuáticos. En las zonas más “desérticas”, mariposas, hormigas león y escorpiones/alacranes son los protagonistas. Merecen mención aparte las comunidades de líquenes (costra biológica), plantas realmente adaptadas a los yesos como el Esparto o el Tomillo, junto a otras especies autóctonas procedentes de las antiguas reforestaciones.
¿De verdad no hay nada? Dicho esto, rehacemos el titular: Especies protegidas y espacios a proteger… y valorar, por todos. Es muy frustrante ver que al impacto más evidente por la falta real de conservación, como son los escombros y los vertidos, se le suman muchos otros que pasan desapercibidos como decíamos líneas más arriba. Desde pesca ilegal, mascotas sueltas sin vigilancia o incluso abandonadas (algunas especies exóticas invasoras), “encuentros casuales”, botellones y música a todo volumen, hasta cosas tan simples como no guardar silencio o saber por donde transitar, para no causar molestias. No, no todo tiene que ser un área recreativa, por lo que hay que tener en cuenta una cosa: cuanta más gente hagamos un buen uso de nuestra naturaleza, menos tiempo y lugar dejamos a quien no realiza este buen uso, además con la primavera a la vuelta de la esquina…
Viene la época más deseada por todos nosotros, pero también una época muy delicada para la flora y la fauna de Getafe. Únicamente nos queda descubrirla y disfrutarla respetuosamente, os invitamos fervientemente a hacerlo.