Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer
Paulo Freire
GETAFE/El aula sin muros (21/12/2021) – Desde hace años la educación pública viene sufriendo un inmisericorde proceso de destrucción, planificado por los gestores políticos de la Comunidad de Madrid. Lo mismo está ocurriendo con otros sectores públicos vinculados con los cuidados, por no hablar del paulatino deterioro de los derechos humanos y políticos.
Esta situación se ha acelerado con el triunfo electoral del sector más radical del Partido Popular, que se mimetiza con la extrema derecha. La privatización ha adquirido velocidad de vértigo en la sanidad, los servicios sociales, la vivienda, las pensiones… En la educación madrileña nos encontramos con problemas que ya veníamos padeciendo anteriormente y otros que se van añadiendo o agravando.Entre los problemas que permanecen cabe citar:
El CP María Blanchard, el IES Elisa Soriano Fisher o el CP Miguel de Cervantes siguen sufriendo los efectos de la construcción por fases, provocando la masificación propia y la de los centros de otros barrios, que se ven afectados por la cicatería de una administración, que se niega a construir las infraestructuras educativas -y de otro tipo- que necesitan los nuevos barrios: sendos colegios de educación primaria en Buenavista y los Molinos, una escuela infantil y un IES en este último barrio y terminar el IES de El Bercial.
Dos cuestiones centrales nos alertan de la deriva privatizadora del gobierno de la Comunidad de Madrid.
En estas circunstancias es imprescindible revitalizar el movimiento educativo que surgió en los años ochenta, cuando las políticas educativas neoliberales se ponen en marcha, haciendo propuestas en torno al reforzamiento del derecho a la educación y a la potenciación de la escuela pública. La democracia, aunque los que ahora se llaman liberales no lo asuman, no sólo requiere el derecho a consumir, votar y -si no se molesta mucho- disentir, sino la garantía de acceso de toda la ciudadanía a los servicios esenciales, y eso sólo se garantiza por medio de los servicios públicos (de titularidad pública).
Nosotros entendemos que uno de los más graves problemas que tenemos es que buena parte de la comunidad educativa, de la escuela de titularidad pública, no tiene conciencia clara de, hasta qué punto, determinadas decisiones políticas afectan al derecho a la educación. Como en otros ámbitos de la vida social el ruido mediático nos distrae de lo esencial. Sin embargo, las propuestas regresivas de los que nos gobiernan se manifiestan ya sin ningún pudor: hay que eliminar todo lo público, comenzando por la educación y la salud y continuando con el resto de los servicios esenciales, para derivarlos al mercado y al negocio.
Es necesaria una respuesta ante cada agresión. Debemos seguir trabajando desde todos los ámbitos, de diferentes maneras. Desde lo más próximo -el centro de trabajo, las asociaciones de madres y padres, etc- a ámbitos más amplios como las plataformas por la escuela pública, las federaciones de AMPAs, los sindicatos, movimientos de renovación pedagógica, etc.
Debemos ir de la protesta a la propuesta. Se nos abren tantos frentes, que es habitual que lo que nos ocupe sea la protesta, pero tenemos que esforzarnos en elaborar propuestas alternativas a las políticas privatizadoras.
Nos asiste la lógica y la razón. Frente a la ideología de los privilegios, del beneficio personal y el “sálvese quien pueda”, nosotros defendemos el derecho universal a la educación, frente a la competencia la colaboración y la equidad, frente a la segregación la inclusión, frente a la instrucción dogmática, la educación en los valores contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Ver nuestro artículo del pasado 27 de mayo
El neoconservadurismo educativo avanza en Madrid: Ley Maestra de la privatización de la educación