GETAFE/Varios (3/11/2021) – Editorial Cántico ha apostado por el escritor, Rodrigo García Marina, para dirigir su nueva colección Culpables, que arranca con dos títulos: San Lázaro, un libro de poemas inédito de la poeta sevillana Laura Rodríguez, y Odio la playa, del poeta alicantino Adrián Fauro.
Rodrigo García Marina es uno de los poetas emergentes más consolidados en el panorama nacional. Cuenta en su haber con el Premio Irreconciliables, el Tino Barriuso, el Saulo Torón y el de la Facultad de Filología de la UNED. Recientemente, acaba de publicar su último libro de poemas Desear la casa. Su empeño poético está atravesado por la centralidad del cuerpo y la acción, intentando llevar la palabra poética al mundo del teatro y la performance.
Como editor tiene por interés acercar el libro a este mismo espacio, considerando que parte de la vida del texto se prolonga en la intervención que sus autores u otros artistas pueden realizar a partir de la poética.
La colección está inspirada en el estudio cultural realizado por Germán Labrador sobre poesía y transición en Culpables por la literatura, y tiene como motivación el intento de rescate de aquellas voces susceptibles de ser olvidadas o de no tener acceso por cuestiones mercadotécnicas al mundo editorial. Por lo tanto, estará comprometida con un trabajo minucioso de memoria colectiva presente y pasada, entendiendo que su coherencia subyace en la propia acción de volver a traer a la luz aquellos artefactos culturales no asimilados por el sistema.
La apuesta por comenzar la colección con una poeta joven inédita surge de esta misma urgencia que escapa de las lógicas de los certámenes de poesía y trata de poner en el centro otros valores que constituyen la creación y el trabajo de edición, tales como el acompañamiento a los autores y la búsqueda de voces sin que su posición en la escena cultural española sea condición necesaria para tenerla en cuenta.
La colección se caracterizará por la intervención gráfica del diseñador de la editorial Dani Vera sobre las portadas que, como si de un muro o una piel se tratara, pintará sus grafitis, atravesará con la aguja aquellas fotografías o ilustraciones que necesitan ser marcadas por el estigma de la culpa.