GETAFE/Tribuna con acento (25/11/2021) – Estamos finalizando 2021 y nos encontramos ante una situación crítica en cuanto a la violencia machista. Este año han sido asesinadas 37 mujeres a manos de sus parejas o exparejas y 1.605 han sido violadas en nuestro país.
En Más Madrid Compromiso con Getafe queremos reivindicar un 25 de noviembre más, Día Internacional contra la Violencia de Género, que la violencia de género la sufren todas las mujeres por el hecho de serlo, en los ámbitos privado, público, social, institucional… Por ello, nos sumamos a todas las reivindicaciones y manifestaciones convocadas por el Movimiento Feminista y animamos a todos y todas a participar en ellas, concienciarnos y exigir respuestas institucionales y de políticas públicas en todos los ámbitos: educativo, laboral, salarial, mediático, judicial, en los cuidados…
Este año, desde Más Madrid Compromiso con Getafe creemos necesario poner el foco en la doble discriminación que sufren las mujeres migrantes y refugiadas, en la huida, en las rutas migratorias y en países como el nuestro en el buscan refugio. La violencia de género es una de las causas de huida de las mujeres de sus países de origen y motivo de búsqueda de refugio y protección internacional en España.
No obstante, la violencia no termina en la huida, sino que las mujeres migrantes y en búsqueda de refugio se encuentran en situación de vulnerabilidad con respecto a situaciones específicas de violencia machista durante el tránsito migratorio, por los agentes y autoridades de los países de tránsito, como Libia, por sus propios compañeros migrantes o como potenciales víctimas de trata.
En la legislación española (Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria), recoge la persecución motivos de género como una de las causas que definen la condición de refugiada. Las mujeres que solicitan asilo y protección internacional en España han sufrido formas específicas de violencia por razones de género: matrimonio forzoso, mutilación genital femenina, crímenes de honor, trata de personas con fines de explotación sexual o discriminaciones y falta de libertad por razón de género.
Esta fue la causa que obligó a las hermanas Rahimi a huir de Afganistán en 2016. Sadaf Rahimi, que cuenta su historia en la película “Boxing for Freedom” fue la primera boxeadora mujer del equipo nacional afgano. Su práctica deportiva contaba con el beneplácito del Estado, del Comité Olímpico y de la Federación, hasta que las facciones más conservadoras del país empezaron a tomar poder – en el marco del avance talibán de los últimos años- y practicar este deporte comenzó a ser motivo de amenazas y persecución.
Como cuenta Paloma Favieres, de CEAR, la solicitud de asilo de las hermanas Rahimi, que consiguieron en 2018, la solicitud de asilo está fundamentada en una persecución por el Estado afgano por motivos de género.
Es imprescindible seguir denunciando la política de asilo del Estado español. Según el Informe Anual de CEAR 2021, de cada 20 solicitudes de protección internacional solo se aprobó una, lo que distan de la tasa media europea del 33% de reconocimiento. Además, España ha vulnerado el principio de no devolución en las 212 «expulsiones en caliente” producidas a lo largo del año.
Además, el sistema de acogida español adolece, de forma estructural, de plazas públicas. Así lo ha denunciado el Defensor del Pueblo y lo recoge la Plataforma por los Derechos de las Personas Refugiadas: “El sistema de acogida es todavía claramente insuficiente. La Administración ha optado por no incrementar la red de plazas públicas de acogida y ha delegado en organizaciones no gubernamentales la acogida y atención de las personas solicitantes de protección internacional”.
Las mujeres migrantes y refugiadas se enfrentan de manera más agravada a la violencia de género. A menudo aisladas, sin conocer los recursos institucionales de protección contra la violencia machista, o con miedo a denunciar su situación por poner a la luz su situación irregular.
Urge reconocer la violencia de género en toda su magnitud y perspectivas e incorporar a los mecanismos legales e institucionales una respuesta que sea válida y eficaz también para a las mujeres migrantes y refugiadas. Para ello, es fundamental fortalecer, con una mirada feminista, nuestro sistema de acogida y protección internacional.