GETAFE/Varios (17/11/2021)- La bajada de temperaturas, prevista ya este año a partir del mes de noviembre, está trayendo de cabeza a las familias.
La subida del precio de los suministros está haciendo que se vuelva a prestar, aún más si cabe, atención al aislamiento de las viviendas, poniendo especial hincapié en buscar las fugas de calor para poder evitar una factura más alta a final de mes. Y más aún teniendo en cuenta el precio de los suministros en estos meses.
Ventanas y puertas suelen ser uno de los primeros focos de atención, pero, cada vez más, lo son pequeños espacios abiertos como terrazas, tendederos o balcones, que están viviendo una segunda vida de uso gracias a una solución que, además de aislar, permite su uso fuera de temporada: las cortinas de cristal.
Basta ir fijándose por la calle para ver que este tipo de cerramiento es lo que más se lleva en la actualidad. Y todo por tres motivos:
1. Es totalmente móvil, con lo que, llegado el verano, por ejemplo, vuelve a abrir completamente el espacio.
2. Al ser móvil, no altera de forma significativa la imagen exterior de la vivienda con lo que, en el caso de necesitar pedir permiso a la comunidad, es mucho más fácil que éste sea concedido.
3. No altera la visión. El hecho de que sea como una cortina de cristal, evita perder vistas con los perfiles de aluminio, mejorando significativamente la luz y también evitando perder ese toque exterior que tiene en realidad ese espacio habilitado.
Lo primero, con un cerramiento con este tipo de solución. Las cortinas de cristal permiten decorar el espacio que era exterior para convertirlo en otro habitable en estos meses.
La posibilidad de incorporar en ese espacio, evitando la fuga de calor, una estufa bien de butano, por ejemplo, o parafina o bien las setas más habituales en zonas de hostelería es clave.
Gracias a ese calor añadido, que además no tiene por qué necesitar de luz para su funcionamiento, se puede aprovechar como despacho, zona de lectura o incluso gimnasio la terraza de forma temporal.
Además, protegerá, aún más, de la inclemencia del tiempo, a la propia vivienda.