GETAFE/Todas las banderas rotas (29/11/2021) – Después de muchos meses durante los que he sido incapaz de escribir unas líneas, me despierto hoy con la terrible noticia de la muerte de Almudena Grandes. Y la tristeza, el sentimiento de desamparo y soledad que nos deja ha sido el revulsivo que me ha empujado a escribir.
He leído casi todo lo que ha escrito y por eso me quiero considerar amigo de Almudena porque ella trataba como amigos a sus lectores. La última vez que vino a Getafe pude hablar brevemente con ella, le pregunté para cuándo el último libro de los Episodios de una guerra interminable; como sabía que versaría sobre los topos del franquismo –aquellos hombres que no pudieron superar el miedo a Franco y se sepultaron voluntariamente en vida- le hablé de Protasio Montalvo, el último topo en salir de su encierro en 1977, que fue alcalde socialista de Cercedilla en 1936, pueblo con el que tengo una gran vinculación desde hace muchos años, así como con algún miembro de la familia Montalvo.
Hablamos –Almudena y yo- durante unos pocos minutos del momento en que Protasio salió al exterior, por primera vez desde 1939, ocasión en que tuve la suerte de estar presente. Ella ya tenía información sobre Protasio y su historia pero me escuchó atentamente y me hizo algunas preguntas.
Para todos sus lectores, junto con la certeza de su ausencia, es una tristeza añadida saber que la muerte, no solo se la ha llevado a ella, sino también la posibilidad de que acabara la serie y la certeza de que no volveremos a leer ninguno de sus relatos, esos relatos que nos hablaban de la España de nuestra niñez y juventud, de la dura vida de nuestros padres y abuelos, relatos que eran la auténtica historia de nuestro país, la que todos, jóvenes y viejos, con una u otra ideología, debemos conocer para que no vuelvan a haber guerras, dictaduras ni topos.
Creo que Almudena con sus historias en las que defendía que no perdiéramos la memoria de la guerra, de la dictadura y de las víctimas, pretendía que alcanzáramos la paz, el entendimiento, la reconciliación, y conseguirlo sería el mejor homenaje que podríamos hacerle.