GETAFE/A fin de cuentas (01/07/2021) – Después del año (y pico) más dramático, estresante, angustiante y maldito que al menos yo he vivido, nos adentramos en el verano. Vacaciones. Seguirán sin ser ‘las de siempre’, pero poco a poco empezamos a recuperar la normalidad. Hemos vuelto a vernos las caras por las calles y de verdad que eso simplemente es motivo para la esperanza. Porque han sido demasiados meses (necesarios, también) faltos de expresividad. Nos faltaba la sonrisa. Cómplice, sarcástica, maliciosa, abierta, sonrojada, franca… La mitad de nuestra alma se escondía tras una mascarilla. Tal vez ese sea uno de los motivos por el que hemos perdido tanta empatía y nos hemos enfriado tanto.
Nos despedimos del curso. Y toca recuperar fuerzas para afrontar los retos que nos traerá septiembre. Todos confiamos en que en estos dos meses se consolide la mejoría, vacunas mediante, y que dejemos atrás este mal sueño, en el que hemos perdido tanto y a tantos. Quizá la época de asueto les sirva a algunos para replantearse la política que están desarrollando día a día. Ojalá algunos se pongan como deberes para septiembre el tratar de construir en lugar de destruir; colaborar en lugar de poner palos en las ruedas. Quedan dos años de legislatura por delante… ¿no es momento de tener altura política y en lugar de pensar en escenarios electorales cortoplacistas colaborar en la recuperación de Getafe?
Nos vamos de vacaciones. Es buen momento para hacer examen de conciencia y marcarse los retos del nuevo curso. Todos nos emplazamos a volver a algún tipo de nueva normalidad. Habrá fiestas en septiembre, las que no se pudieron celebrar en mayo, y que servirán para reencontrarnos en las calles. Serán diferentes, pero serán nuestras. Ojalá no lo estropeemos antes. Porque la esperanza es común: todos somos corresponsables a la hora de superar la pandemia. Vacunándonos, respetando las medidas de seguridad que correspondan, protegiendo a los más débiles, colaborando como sociedad y remando en la misma dirección. Y si esa actitud se queda un poquito más y se amplía a otros ámbitos de la vida ¿sería pedir demasiado?
Lo dicho. Que tenemos por delante un verano de esperanza. Nos volveremos a ver en septiembre con energías renovadas.
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