¿Para qué coño sirve el urbanismo feminista?

GETAFE/Tribuna con acento (12/07/2021) – La Concejalía de Feminismos y Agenda 2030 ha encargado un estudio participativo para detectar los puntos más inseguros de la ciudad con perspectiva de género. El estudio dibujará un mapa con aquellos lugares en los que se requiere acción política para que todas las personas podamos andar por la calle libremente sin sentirnos coaccionadas por alguna amenaza, sea cual sea.

Sin embargo, aunque el estudio es un paso importante para realizar un diagnóstico y análisis efectivo, las medidas que vienen después resultan de vital importancia. Aquí es donde entra a jugar el urbanismo feminista.

El urbanismo feminista es un modelo de ciudad que se asienta, principalmente, sobre dos pilares básicos del feminismo: la no discriminación y la corresponsabilidad en los cuidados.

Cuando una mujer escoge un camino y no otro porque no se siente segura, porque sabe que puede sufrir acoso o porque siente miedo de que la puedan agredir sexualmente, no está siendo libre para circular por donde quiera. Está siendo discriminada. Pero no sólo hablamos de desigualdad de género. También, cuando a una persona anciana no le da tiempo a cruzar la calle porque el semáforo tarda muy poco en ponerse de nuevo en rojo, está siendo discriminada. Cuando una persona con Parkinson no puede desplazarse de forma autónoma porque necesita sentarse cada poco tiempo y no puede hacerlo porque no hay suficientes bancos, está siendo discriminada. Cuando los niños y niñas se juegan su seguridad porque tienen que jugar cerca de un lugar donde los coches pasan cerca y demasiado rápido, están siendo discriminados o discriminadas.

Un urbanismo donde se iluminen mejor las calles, donde estas tengan más afluencia gracias al comercio local, donde existan bancos para poder descansar, donde los semáforos duren lo suficiente o donde los coches circulen de forma segura es un urbanismo sin discriminación. Es un urbanismo feminista.

Estas discriminaciones por razón de género, edad, clase o diversidad funcional que el feminismo denuncia constantemente son la primera pata que busca abordar el urbanismo feminista. Veamos ahora a qué nos referimos con un urbanismo que corresponsabilice en los cuidados.

Es innegable que las mujeres hemos cargado tradicionalmente con las tareas de cuidados y, por desgracia, a día de hoy, lo seguimos haciendo (aunque cada vez menos). A diferencia del hombre, que coge el coche, va a trabajar y vuelve; las mujeres, sin coche, hemos tenido que llevar a los niños y niñas a la escuela, ir a comprar, acompañar a un familiar al centro médico, volver a la escuela a recogerles y a la salida ir al parque un rato a que jueguen. Si llegar a cada uno de estos puntos requiere tiempos de espera de autobús, largo trayectos, obstáculos en una acera estrecha en la que difícilmente cabe un carrito, un centro de salud lejano donde una persona mayor tenga complicaciones para desplazarse o largas distancias para poder comprar productos básicos en un gran supermercado, la carga de los cuidados (sea para el hombre o para la mujer) se hace mucho más pesada.

Un urbanismo feminista es aquel que alivia esa carga, facilitando que todas estas tareas se puedan realizar de la forma más cómoda y segura posible. Un urbanismo donde, en quince minutos y sin usar el coche, puedas acceder a todos los servicios básicos que todas las personas necesitamos.

Sin embargo, todas estas medidas que nos ayudarían a avanzar hacia este modelo de ciudad carecen de todo sentido si no van acompañadas de un tercer pilar elemental: la participación ciudadana. Son los vecinos y vecinas, las personas mayores, jóvenes, niños y niñas y colectivos vulnerables quienes tienen que explicarnos a los que gobernamos cómo podemos mejorar su calidad de vida. El urbanismo feminista debe desarrollarse siempre desde el tejido social, desde el diálogo con la gente y desde el conocimiento más cercano del espacio urbano. Si tomamos las decisiones unilateralmente desde un despacho, ¿qué sentido tiene todo esto?

En resumidas cuentas, el urbanismo feminista no es otra cosa que tomar decisiones políticas para avanzar hacia un modelo de ciudad donde la vida de todas las personas esté en el centro.

 

 

Redacción Getafe Capital

1 Comment

  1. Miguel Ángel

    5 agosto, 2021 at 9:01

    En definitiva un urbanismo mejor -dándole el nombre que sea- otro ejemplo sería dentro de los colegios; las zonas de recreo -normalmente pistas deportivas- condicionan mucho el disfrute y socialización de una mayoría de chavales.
    Deberían ser más variadas -las pistas- y contemplar otro tipo de espacios, otros juegos, actividades y por qué no, zonas para permanecer sentados o más estáticos