GETAFE/A fin de cuentas (02/05/2021) – La pandemia ha puesto a prueba nuestras aptitudes como equilibristas en la vida. Cada día al salir de casa tenemos que tomar decisiones nimias pero vitales. ¿Me siento en una terraza? ¿Como con un amigo? ¿Abrazo a mis padres? Nos hemos convertido en calculadoras de riesgo, en robots de la pandemia haciendo malabarismos entre lo urgente, lo necesario, lo correcto, lo fácil… Decían que íbamos a salir mejores. Tengo dudas razonables. Lo que sí sé es que vamos a salir diferentes. Hemos perdido espíritu social, de comunidad, se nos ha oxidado la solidaridad. Aislarnos en nuestras casas ha fomentado un individualismo que ya cotizaba al alza en los últimos años. Para eso no hay una vacuna ordinaria: no hay una inyección que lo cure. Para eso hace falta empatía, cercanía, mucho trabajo social, contacto… todo eso que nos han prohibido. Hará falta mucha pedagogía para engrasar los buenos valores.
Encontrar el equilibrio nunca es fácil. Lo saben bien los vecinos de Los Molinos, Juan de la Cierva y Getafe Norte, que conviven desde siempre con Corrugados. Cuando se pone en la balanza el respeto al medioambiente y las implicaciones que ello tiene para la salud de las personas la balanza comienza a inclinarse en una dirección. Es hora de dar respuestas, de conseguir una convivencia justa que no se vea dañada por ruidos infernales a altas horas de la madrugada, olores insoportables y emanaciones sobre las que hay dudas razonables que puedan ser tóxicas para la salud.
Más pronto que tarde (vacunación mediante) pasaremos la página de la pandemia. Y será hora de acometer otros asuntos que dejamos aparcados hace más de un año. Se nos agota el tiempo para recuperar nuestro planeta y que el cambio climático no nos ahogue. Al final, si lo piensas bien, todo está relacionado. Los nuevos virus que vienen y vendrán, los humos contaminantes, la recuperación de la biodiversidad de las ciudades, que en estas páginas defiende como imprescindible AsBio… aquí no hay equilibrio posible. El futuro se tiene que escribir en verde para las nuevas generaciones. Y para eso también hace falta concienciación, empatía, valores solidarios y mucha corresponsabilidad. Trabajemos en ello.