GETAFE/A fin de cuentas (08/04/2021) – Convocar elecciones en medio de una crisis pandémica, cuando tienes un Gobierno estable (aunque mal avenido) y tirando por la borda unos presupuestos a punto de aprobar, con la única motivación de un cálculo electoral que puede funcionar tan solo a dos años vista (habrá que repetir elecciones autonómicas cuando toque, en dos años) es cuanto menos una irresponsabilidad. Una osadía digna de la presidenta Isabel Díaz Ayuso.
Pero hoy quiero romper una lanza en favor de Ayuso. Porque creo que el consenso popular ha tendido a infravalorarla. Sus salidas de tono, sus barrabasadas en forma de declaraciones públicas, su incultura en algunos momentos, su falta de pudor… Y yo no puedo dejar de pensar que así empezó Esperanza Aguirre, y todos sabemos hasta dónde llegó. “No es lo mismo”, me repiten. Quizá sea peor. El liderazgo débil de Pablo Casado puede no tardar en ser arrollado. Ser presidenta de una Comunidad como Madrid no es casual. Puede haber habido golpes de suerte aprovechados, pero nadie llega hasta ahí sin algo detrás. Y a Miguel Ángel Rodríguez lo ha puesto ella, no al revés; tampoco lo olvidemos.
Me recuerda mucho al mantra que se repetía con Trump: “Es imposible que un tipo así gobierne un país como EEUU”. Y lo gobernó. Y Díaz Ayuso se siente tremendamente cómoda en las estrategias trumpistas. Y ya nos ha gobernado. A Trump solo lo sacó de la Casa Blanca una tremenda movilización en su contra. Aprendamos de lo que se ha vivido al otro lado del charco. Porque su mensaje y sus formas calan en una parte de la sociedad que no rasca ni va más allá de la fachada. Y empatiza con ella. El papel de víctima acosada que le estamos dando ayuda a ello.
El 4 de mayo iremos a votar. Si nos enredan en un debate sobre la libertad (qué bien suena esa palabra tan manoseada) la izquierda perderá la batalla. Lo que de verdad está en juego son los servicios públicos: en la Comunidad con más alumnos en escuelas concertadas y más seguros de salud privados, la verdadera batalla estriba en convencer a la población de que LO PÚBLICO merece la pena. Hay que hacer entender que lo que no se cuida, se depaupera, se muere. Pero hay una oportunidad. La batalla hay que librarla.
Ya puedes leer aquí el número 305 de GETAFE CAPITAL