galopa caballo cuatralbo, jinete del pueblo
que la tierra es tuya
Rafael Alberti. A Galopar.
GETAFE/El aula sin muros (18/04/2021) – Este artículo deberíamos escribirlo dentro de dos años. Sí, porque es cuando deberían celebrarse las próximas elecciones a la Comunidad de Madrid. “Me parece una irresponsabilidad ir a elecciones”. No lo decimos nosotros lo decía la presidenta de la Comunidad de Madrid solo hace unos días, el pasado 11 de marzo, y añadía en su tuit “Y eso que creo que no nos iría mal. Pero no se trata de egoísmos, se trata de que los ciudadanos no están preparados para volver una y otra vez a estar en las urnas diciéndonos pónganse de acuerdo y por favor gestionen”.
A que parece sensato. Bueno pues lo que parecía mal hace tan poco, ahora es lo ideal. Ya no importa que estemos en plena pandemia, con los índices de contagio disparados, ni que urja gestionar los fondos de la Unión Europea, ni que el gobierno de coalición, según se decía, funcionaba bien. Simplemente la señora Ayuso detectó la debilidad de sus socios de gobierno y sus asesores vieron la posibilidad de hacerse con la ansiada mayoría absoluta o, como poco, comerse los votos de Ciudadanos y gobernar con los restos de un partido de ultraderecha con los que su partido se siente cómoda.
Y esto es un mal presagio para los servicios públicos (sanidad, educación, dependencia…), para los impuestos progresivos, la salud del planeta, el feminismo, la inmigración, las opciones sexuales…y todo lo que tenga que ver con el progreso social. Porque, por encima de los vacuos lemas sensacionalistas, lo que se está dilucidando es si votamos la opción neoliberal-autoritaria o la opción socialdemócrata.
La opción neoliberal-autoritaria viene avalada por el trío de Colón, (Ciudadanos, Partido Popular y Vox). Propone la reducción al mínimo de las funciones del Estado, al que sólo se concibe como garante del orden establecido. Para ellos la libertad se entiende como libertad de mercado. Restrictivos en cuanto a derechos y libertades individuales, se muestran abiertos al libre mercado y consideran que todo es susceptible de estar sometido a la ley de la oferta y la demanda incluidas la educación, la salud o los cuidados. No ponen objeciones, sin embargo, y esto es una aportación del Neo-liberalismo, a que las empresas se beneficien de los recursos públicos ni a que haya una red empresarial que pulula en torno a los centros de poder para obtener el favor de los gobernantes.
La opción socialdemócrata está representada por PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos que, con distintos estilos y matices, presentan un programa que aboga por un capitalismo amable, en el que el Estado juega algún papel en la redistribución de la riqueza, para que las diferencias sociales no sean traumáticas y de paso evitar la conducta antisocial o la rebelión de los excluidos. En el ámbito educativo tienen en cuenta el modelo educativo que promovemos desde los movimientos de renovación pedagógica y las organizaciones profesionales, sindicales y de padres madres y alumnado que defienden la escuela pública. Un modelo que promueve la educación universal, inclusiva, feminista, ecológica, pacifista, científica y laica.
En el ámbito educativo la opción neoliberal-autoritaria defiende un modelo educativo autoritario, competitivo, selectivo, elitista y doctrinario. Prioriza el crecimiento de la enseñanza privada, en sus dos versiones: privada pura, para las clases altas, o privada concertada, para las clases medias. Para favorecer a la escuela privada se establecen mecanismos como la exención fiscal por gastos educativos. Por este concepto las arcas públicas dejan de percibir en torno a los 90 millones de euros, más de lo que se dedica a infraestructuras educativas públicas.
En los más de 25 años que lleva gobernando el Partido Popular, la Comunidad de Madrid ha logrado arrinconar la enseñanza pública hasta un 53,8, muy por debajo de la media estatal (67,1) y muy lejos de la media europea (81%). En la capital de España la enseñanza pública ha quedado reducida a 41,25%. Mientras que los recursos destinados a la enseñanza pública han ido descendiendo en la última década en Madrid, el presupuesto para la concertada no ha dejado de crecer. En 2018 superaron la barrera de los mil euros, situándose en 1104, un 39,2 % más que en 2009. La última cacicada de nuestra presidenta ha consistido en blindar durante 10 años todos los conciertos, asegurándose que cualquier reducción del número de alumnos repercuta siempre en la educación pública.
Su falaz propaganda de la libre elección de centros, viene acompañada por toda una serie de artimañas, para desincentivar la oferta pública, tales como la cesión de suelo público a la privada a la vez que se restringe la inversión en nuevas construcciones (construcción por fases) o el cierre preventivo de aulas públicas, por citar solo algunas.
El aumento de la escuela privada es un elemento capital para los intereses políticos de la derecha, ya que se aseguran una clientela electoral, que alimentan las patronales con bulos apocalípticos sobre la hipotética desaparición de sus centros, si gobierna la izquierda. También se aseguran el apoyo de la Iglesia, cuyos centros educativos representan en torno al 80% de los centros concertados.
Madrid se ha convertido en un referente de lo que no hay que hacer en educación, y con las propuestas sociales que se pueden plantear ahora, si gana las elecciones el bloque “trumpista”, podemos encontrarnos, aunque parezca mentira, con políticas mucho más agresivas con la escuela pública, con planteamientos más segregadores y elitistas y, a la vista del caso murciano, con posturas tan reaccionarias como el esperpéntico “pin parental”.
El pasado día 11 la Plataforma por la Escuela Pública nos pidió salir a la calle para exigir que se detengan los ataques a la escuela de titularidad pública: que no se supriman aulas públicas, que se mantengan las ratios de la Pandemia y las plantillas docentes, que se construyan los centros públicos sin fases ni demoras. Miles de personas recorrimos las calles de Getafe llamando a defender la educación pública.
Ahora, después de más de 25 años de políticas educativas regresivas, se nos presenta una nueva oportunidad para que, en la Comunidad de Madrid, surja un nuevo gobierno que priorice los servicios públicos esenciales, las libertades cívicas, la defensa del medio ambiente o la justica social.
El próximo 4 de mayo defendamos la Escuela Pública también en las urnas.