GETAFE/La piedra de Sísifo (13/04/2021) – Todos los medios locales se han hecho eco, la semana pasada, de la reivindicación del barrio de Los Molinos que, con acertado criterio, pide que se emprenda la construcción de in instituto de secundaria, dada la gran cantidad de niños y niñas que viven en el barrio y que, estos, tienen la mala costumbre de crecer.
Recordemos que, el único colegio público que hay en el barrio, el Miguel de Cervantes, comenzó a levantarse en vida del propio D. Miguel y, por esos caprichos de la llamada “construcción por fases”, una fórmula fantástica para aumentar el número de licitadores con todo lo que eso conlleva; aún no ha terminado de construirse, habiendo sufrido ya varias modificaciones en su proyecto inicial debido a que, además del factor de crecimiento infantil, hay que añadir la incomprensible manía de las parejas que viven allí de tener hijos.
Puestos a proferir maldades, y atendiendo a retraso evidente que caracteriza a la Comunidad de Madrid, yo le sugeriría que empezaran, desde ya, a exigir la dotación de una residencia de mayores, no vaya a ser que las criaturas que dan sus primeras carreras en el patio del Miguel de Cervantes, en su día lleguen a jubilarse (en el supuesto de que esa figura siga existiendo entonces) y necesiten de un espacio apropiado donde disfrutar de sus años dorados.
Cabe recordar que ya se pidió en su momento a la Comunidad de Madrid, la construcción de un centro de salud en el barrio, con su dotación de pediatras y todo. La respuesta razonable y razonada que dio la Consejería de Sanidad, es que no se contemplaba ninguna puesta en marcha de estos equipamientos en barrios con menos de 8.000 personas empadronadas. Ahora ya se superan las 10.000, lo que urge a los dirigentes regionales a buscar otra excusa, porque lo de poner el proyecto en funcionamiento no parece que figure en sus planes.
Está muy bien la forja de modernos espartanos que funciona a toda máquina en el barrio de Los Molinos: Las chimeneas de Corrugados escupen su veneno, a diario y con generosidad, a 500 metros del patio del colegio donde las criaturas se curten apiñadas en espera de la ansiada y necesaria ampliación pendiente; si alguna persona enferma, por esta u otra causa, hay dos opciones, la de apelar a Darwin y que sobrevivan los de mayor capacidad de adaptación o, la más propia del S XXI, ser atendida por profesionales de la sanidad pública en un centro próximo a su domicilio; jóvenes y adolescentes ven cómo se estimula su sentido de la aventura, debiendo desplazarse a otros barrios para adquirir la necesaria formación obligatoria y, aparte de una generosa oferta hostelera, el resto de comercio se reduce al rosario de bazares repetidos de origen chino y el omnipotente Mercadona.
Los mentideros del barrio, en las inmediaciones de los parques infantiles, hablan y no paran de la futura construcción de una escuela infantil, un centro cívico, incluso, los más arriesgados hablan de un polideportivo; pero para usar estos equipamientos hay que tener salud y para eso…
Sed felices, es gratis.
Hipólito Timoneda
13 abril, 2021 at 11:56
La señora presidenta prefiere reunirse con los comerciantes antes que con las familias afectadas.
Lo suyo es dar la callada por respuesta, o dar a la lengua viperina que tiene rienda suelta con cara de paraguaya.
A LA MIERDA¡¡¡¡¡¡¡¡