GETAFE/La piedra de Sísifo (02/02/2021) – Dicen que la, todavía presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se pasa las mañanas recorriendo los pasillos de la antigua Real Casa de Correos, desde sus tétricos sótanos hasta el altillo donde está el reloj y, con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, va entrando por todas las puertas gritando ¡¡Hacedme casitoooo!! Esta situación durará hasta que terminen de tapizar las paredes de su despacho de tela acolchada, y ella pueda volver sin peligro a sus juegos y ocurrencias.
La última, por ahora, ha sido la de prohibir tirar muebles por las ventanas, prender fuego a los árboles de los parques y quitarse las mascarillas dentro de los locales de hostelería (salvo en el preciso momento de comer o beber). Ya sabemos que esas prohibiciones llevaban tiempo en vigor pero ella cree que son idea suya, qué le vamos a hacer…
Continúa su circo de innovaciones, con una nueva variante del Juego de las Sillas, consistente en ir añadiendo sillas en vez de quitarlas; donde antes había permiso para cuatro, ahora pone seis y se queda tan pancha.
Ella, que repite como un lorito todo lo que oye, sigue en su pretendido empeño de “revitalizar la hostelería”, tan dañada por las medidas restrictivas provocadas por la pandemia. Algunos piensan que ha visto en este gremio un nicho de votantes que, agradecidos, meterán en las urnas el voto con su nombre en cuanto haya elecciones y, ya de rebote, también los del gremio de las pompas fúnebres; lo que se desconoce es que, si cerrase la hostelería, su principal asesor tendría dificultades para encontrar un proveedor solvente que satisficiera su demanda de Cardhu que, obviamente, no se sirve en farmacias y eso sí que sería una crisis grave.
A la vez, va creciendo la sospecha de una Bolsonarización de Ayuso que, con más o menos disimulo, va dejando que la gente se contagie sin control con un doble objetivo: lograr una inmunidad de grupo (de rebaño la llaman y en el caso de sus ciegos partidarios es cierto) que tendría a la población inmunizada espontáneamente, y abrir la sociedad a un darwiniano proceso de selección natural, que quitaría de en medio los individuos más débiles. Si en esta ecuación sustituyes a Darwin por del terrible Dr Mengele, el resultado es el mismo pero el diagnóstico es más real.
De esa retorcida teoría debe emanar su extraño proceder con las vacunas, el escaso número administrado, el oscurantismo en sus destinatarios, el ir y venir con los criterios y la propuestas peregrinas de vacunar a camareros, taxistas, sexadores de pollos y notarios antes que a colectivos demostradamente vulnerables.
Hay cierta unanimidad en que esta mujer está fuera de control en sus decisiones y manifestaciones públicas, nadie del PP tiene capacidad para pararla (sí para azuzarla en privado) y, quien forma con ella parte del Gobierno, los consejeros de Ciudadanos, con Ignacio Aguado a la cabeza, siguen satisfechos en su papel de Pagafantas. Hay ocasiones en que me esfuerzo por ver la mano que, entrando por su espalda, mueve la boca de Aguado pero, el ventrílocuo es muy bueno y no se le nota. Por cierto, tras el brutal paso de Filomena ¿alguien se ha acordado de descongelar a Gabilondo?
Una duda ¿Te he hablado alguna vez del revolucionario Hospital de Hemorroides Isabel Zendal?
Pues eso, que seas feliz.