GETAFE/Palabra de concejal (22/02/2021) – Desde la celebración del último 8 de marzo han cambiado muchas cosas. La brutal pandemia que ha azotado al mundo entero ha puesto de manifiesto que, ante las adversidades, la brecha de género aumenta y las desigualdades se recrudecen.
El Estado de Alarma encerró a las víctimas de violencia de género con sus maltratadores y recluyó a todas las demás mujeres en el espacio privado en el momento de la historia donde más avanzada estaba la conquista de los espacios públicos.
A la vez, lanzó a multitud de ellas a primera línea de la lucha contra la pandemia sin los medios de protección necesarios: médicas, enfermeras, auxiliares, celadoras, farmacéuticas, cuidadoras, limpiadoras, cajeras de supermercado… Servicios públicos, esenciales, que están hiperfeminizados y que la falta de medios hizo que terminaran exponiendo a la enfermedad y la muerte a tantas y tantas mujeres en los primeros meses.
Pero resulta que esta crisis, como todas, también se ha cebado especialmente con el desempleo de las mujeres. Se calcula que las trabajadoras tienen dos veces más posibilidades de perder el empleo que sus compañeros y el desempleo femenino cerró 2020 con una tasa del 18,3%. Desempleo que castiga especialmente a las mujeres jóvenes donde las tasas superan el 40%.
Más complicado es argumentar con datos lo que ocurre en el ámbito personal, pero son alarmantes el número de consultas recibidas en el 016 que se llegaron a multiplicar hasta el 733% durante el Estado de Alarma.
El conocimiento científico en estos momentos apunta a que las mujeres tienen una mayor prevalencia de problemas de salud mental debido a las desigualdades de género, multiplicando exponencialmente el riesgo por la acumulación de experiencias discriminatorias sufridas. Por poner un dato sobre la mesa, las mujeres tienen más del doble de probabilidad de ser diagnosticadas de depresión o ansiedad que los hombres, según la última Encuesta Nacional de Salud (que es de 2017) y casi dos puntos de ser medicadas.
Igualmente, la encuesta del CIS sobre la sensación de afectación de la pandemia muestra una clara brecha entre la vivencia de esta crisis entre mujeres y hombres, acusándolo mucho más las mujeres que los hombres y las jóvenes que las mayores.
Así que sí, en todo el año que va desde el 8 de marzo de 2020 al 8 de marzo de 2021 han cambiado muchas cosas y parece que para peor en lo que se refiere a la igualdad de género.
Por ello, es más importante que de costumbre que se hagan políticas públicas de igualdad, pero también políticas sociales y de empleo, porque en la medida que garanticemos una vida digna para todos estaremos quitando algunas de las piedras que dificultan el camino hacia la igualdad de género.