GETAFE/La piedra de Sísifo (01/12/2020) – Isabel Zendal fue una enfermera gallega de finales del siglo XVIII, también rectora de un orfanato, pionera de los viajes sanitarios y considerada por la OMS como la primera enfermera de la historia en misión internacional. Esa es la ilustre personalidad del gremio de la salud que da nombre al engendro construido por la Comunidad de Madrid, bajo el ampuloso nombre de Hospital de Pandemias Isabel Zendal y cuyo cascarón vacío van a inaugurar hoy.
Puestos a elegir una referencia gallega más apropiada para bautizar el dichoso edificio, me ha venido a la memoria el campo donde jugaba, hace 25 años, el Compostela en Primera División: El Multiusos de San Lázaro (que, por cierto, parece el nombre de una navaja suiza).
Desde su atropellado proyecto inicial, el famoso cascarón ha tenido múltiples configuraciones, prestaciones teóricas, utilidades, propuestas y alternativas, con la noble idea de dar servicio a 1.000 camas, con todos sus servicios añadidos, entre los que destacan 64 unidades de cuidados intensivos, tan necesarias para a atención extrema de enfermos de COVID.
A día de hoy, las únicas camas operativas son las usadas para descansar por los guardias que cuidan la obra, las UCIs han quedado reducidas a 16, sin dotación eso sí, y la mejor definición que he oído de este arrebato megalómano de Isabel Díaz Ayuso (IDA), la expresó ayer un trabajador de la obra: «Es una nave con camas». ¡Ole!
De momento, y hasta nuevo aviso, su presupuesto inicial de 50 millones de euros de nada, se ha duplicado, superando los 100, aunque se prevé que, una vez terminado el engendro, supere ampliamente esta cifra. Para entendernos, el Hospital de Pandemias Isabel Zendal, no sabemos si beneficiará a los madrileños, pero a quien ya ha beneficiado ha sido, entre otras, a Dragados, Sacyr, Montajes Cambre, Fraile, Jeremias Chimney Sistem, BAC, Traura, Herrera Lobato, Nedgia, Elecnor, Emerent, San José, Rincheval, Viales y obras públicas, Urvios, Jofemesa, Aidhos… y alguna empresa más que me dejo involuntariamente en el tintero. En tiempos de crisis galopante, no está mal que alguien trabaje.
Vuelvo al nombre: lo de Hospital de Pandemias, está más que justificado por la frecuencia con que las sufrimos, prácticamente una al año desde hace décadas. O no. Desde la, mal llamada, Gripe Española, a principios del siglo XX, la humanidad no se había enfrentado a una pandemia digna de llamarse como tal, luego, el nombre parece algo exageradillo.
También nos hemos encontrado con el ofrecimiento de sus instalaciones para: hospital, almacén de vacunas, macroresidencia medicalizada, espacio de convenciones médicas, parking del aeropuerto, polideportivo cubierto, trasteros baratos u oficinas de alquiler; de momento es el cascarón más caro del mundo y, dada su potencial multi funcionalidad, yo, desde aquí, propongo denominarlo Multiusos IDA, y luego ya veremos para qué se emplea.
Sed felices.