GETAFE/Entrevista (30/12/2020) – Recuperar la memoria histórica es un deber en nuestra democracia y eso pasa por hablar y divulgar lo que significó el franquismo, cómo se hizo la Transición, reparar la memoria de los vencidos… El catedrático de Historia Contemporánea en la UC3M Ángel Bahamonde participó en las jornadas de Memoria Democrática que se celebraron en Getafe con ese objetivo.
Entrar en casa del catedrático de Historia Contemporánea por la Universidad Carlos III de Madrid, Ángel Bahamonde es entrar en una biblioteca. La decoración de sus paredes da muestra de su gran pasión: la historia. Y de historia venimos a hablar. De historia reciente, de historia enterrada, de historia que merece no ser olvidada. Porque, ¿cómo andamos de memoria? “Durante 40 años de dictadura se han intentado borrar muchos aspectos de la historia de España y sobre todo, la memoria de los vencidos: toda la historia referida a los vencidos de la Guerra Civil, todos los sufrimientos de posguerra, todo eso era un desierto absoluto y total”.
Ángel Bahamonde, licenciado y luego doctor en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta que “nunca vi en las aulas el siglo XX español”. Corría el año 1974 y “era una época tan simplista en las calificaciones y clasificaciones… que hasta sonaban rojas las Cortes de Cádiz. La cerrazón mental de aquella gente la he sufrido los primeros 20 años de vida”. Pero la muerte del dictador no significó una apertura automática: “He tenido que esperar hasta el año 2000 para tener a disposición los archivos de la represión de la Guerra Civil y más en concreto los célebres consejos de guerra”. Con esa documentación (y otras muchas fuentes) está preparando un libro sobre el destino de los militares que no se sublevaron en el 36.
¿Qué pasó con ellos? “Hubo un 20% que no se sublevaron y fueron leales a la República”. Muchos fueron represaliados, huyeron o figuran entre los “desaparecidos”. Esa también es una historia que hay que escribir. “Hay una reivindicación del mundo de los vencidos para reconstruir su propia historia”. El franquismo “declaró maldito el siglo XVIII porque era extranjerizante; el siglo XIX era el siglo del liberalismo que viene de fuera, hijo de la Revolución Francesa y de la Revolución Americana, ¡qué horror! El siglo XX, es el siglo de la masonería, el que trae la Segunda República de 1931”.
“Hemos avanzado mucho a pesar de los gobiernos: no entiendo al PSOE de Felipe González, que tenía que haber resuelto muchas cosas: esa dosis de miedo que acompañó a la Transición que en muchos aspectos es sumisión, trajo malas consecuencias como el mantenimiento de las cunetas en las carreteras de España. A Zapatero no tengo ninguna duda de que la historia le va a recuperar: hace una especie de revolución cultural y pone en marcha los movimientos de memoria histórica”, explica el profesor, que también reescribe la Guerra Civil, desmontando mitos: “En la primavera del 36 no se mató ni un solo cura, ni un solo terrateniente, ni un solo burgués financiero. Hemos tenido que rehacerlo todo, pero lo bonito es que la demanda social ha cambiado en nuestro país y se quiere saber realmente qué pasó: nos piden libros, documentales, hasta tebeos de historia”. “La otra parte de la demanda social es saber qué pasó con los nuestros: que no haya nadie en las cunetas de las carreteras. Dicen los vencedores de la Guerra Civil que se está olvidando Paracuellos del Jarama”, otro mito que desmonta Bahamonde.
“Durante 40 años se conmemoró con misas, con estancos para viudas, con administraciones de lotería… no fueron olvidados en absoluto. En el olvido cayeron los otros; y las viudas de los otros. En el olvido y en la muerte civil: estamos hablando también de reparación moral: no son vulgares asesinos como dijo el franquismo. Esa gente luchó por algo a través de ideologías diferentes: unos eran comunistas, otros socialistas, otros anarcosindicalistas, otros sindicalistas puros con una visión muy ácrata del mundo, otros eran simples republicanos… la reparación a toda esa gente significa algo: que el hecho sea conocido por la mayor parte del pueblo español. Se tiene que acompañar de publicaciones, de coloquios, de charlas, incorporarlo a la enseñanza de una forma o de otra”.
Fruto de ese objetivo de divulgación, Ángel Bahamonde participó en las jornadas por la Memoria Democrática que se desarrollaron en el Espacio Mercado. “En Getafe se están haciendo muy bien las cosas. Se está haciendo un esfuerzo en el doble sentido historiográfico en el tema de la Guerra Civil y del franquismo y luego un esfuerzo reivindicativo para reparar los males que el franquismo ha hecho el mundo de los vencidos”. La participación ciudadana es fundamental para “democratizar el hecho y que sea un sostén para el cambio social”. También en el aspecto material, recuperando “la carta de despedida del abuelo el día antes de ser fusilado, o la foto de ese señor que fue fusilado el 4 de noviembre de 1936 que es cuando entraron los nacionales en Getafe: los moros y la aviación alemana; o el carnet del partido político de mi bisabuelo…”.
Se van a recordar los lugares de memoria histórica en el municipio con placas que recuerden la historia y el papel que jugó Getafe. “La memoria histórica tiene que proveerse de un capital simbólico, que esos lugares de memoria sean explicados, entendidos y asumidos por la ciudadanía es fundamental”.
¿Hablar de memoria histórica no significa reabrir heridas? “El que no cerró la herida fue el dictador durante 40 años: con el machaque de vencedores y vencidos, buenos y malos. Llegó la victoria, no llegó la paz. Y durante 40 años fue así”. ¿Y la Transición no sirvió para pasar página? “La Transición no fue un pacto entre iguales: unos dominaban porque son los que ‘concedían’ algo. Había tres soluciones en el momento de la muerte de Franco: la ruptura democrática no era posible porque los antifranquistas por metro cuadrado éramos muy poquitos; existía la posibilidad de un pacto entre iguales, que no hubo; y un pacto entre alguien que controlaba el pacto y alguien que se sometía al pacto: esa es nuestra Transición. Eso significa pagar un coste y uno de los costes es el olvido”.
Pero la sociedad ha despertado y “hay una acumulación reivindicativa que molesta enormemente a poderes establecidos. El dique ha reventado: si se hubiera canalizado ese río con tranquilidad desde 1975 no hubiéramos llegado a esta ruptura que hay hoy en día”. Eso con una constatación que Ángel Bahamonde certifica: “Habrá mucho franquismo sociológico hoy en día, pero franquismo político no: su sistema en el fondo era un absurdo degradador de la persona. Hace falta un cordón sanitario frente al franquismo, que lo analice y que nos demuestre lo que fue. Cuatro millones de votos de Vox no salen de la nada. Hay gente que sigue planteando que en el franquismo se vivía mejor que ahora: con Franco no había paro, pero es que echó a dos millones de españoles de España y condenó a otra gran parte de la población a salarios de hambre y a jornadas infernales de trabajo… la democracia tal como la entendemos hoy en día es un régimen probablemente superable. Pero que con Franco se vivía mejor, pues no”.
Los años más oscuros del franquismo trajeron hambre y muerte. “Hay que recordar el Franco de la tuberculosis, de la tiña, del hambre, de la miseria durante 30 años. En el año 39 Inglaterra ofrecía cualquier cosa para reparar los daños económicos de la Guerra Civil con tal de que Franco no se echara en los brazos de Hitler y Franco se echó en los brazos de Hitler. Y se mete en la Segunda Guerra Mundial: económica, logística e intelectualmente hablando nos metimos en la Segunda Guerra Mundial. Y militarmente ahí está la División Azul”.
Y luego en los años 50 “llegamos tarde al crecimiento por culpa del mantenimiento de una política económica nefasta. Hacer un cordón sanitario al franquismo significa hablar de él y promover el conocimiento de lo que realmente sucedió en aquellos 40 años: los males del franquismo hablan por sí solos”. Y también hay que entrar “en la escuela, en Bachillerato y en la Universidad. Es sorprendente que un señor ingeniero, con un coeficiente intelectual disparado, no tenga ni idea de la historia de España. Es un derecho ciudadano. Es una necesidad nacional y una necesidad política para avanzar no con pies de barro, para avanzar de forma sostenida, para reconocernos como nación porque la historia es lo que más nos puede unir”.