¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de contratar un préstamo?

GETAFE/Varios (02/12/2020) – Realizar una buena labor preventiva puede ser clave a la hora de evitar una situación grave de sobreendeudamiento por culpa de estos productos financieros. Ante la crisis económica provocada por el coronavirus y los problemas de liquidez de muchas personas no son pocos los casos de individuos que se han visto necesitados de dinero y han encontrado en la financiación externa su única fuente de ingresos. Dado que los contratos de préstamos pueden ser un arma de doble filo por culpa de sus intereses, en ocasiones especialmente elevados, conviene estar al tanto de una serie de premisas para no convertir la hipotética solución en un problema aún más gordo que los anteriores.

Por ello, de la mano de un especialista en la reclamación de las cláusulas o condiciones abusivas que en ocasiones entrañan este tipo de contratos, se repasará qué aspectos hay que tener mayoritariamente en cuenta para utilizar de manera óptima estos productos financieros. ¿Dónde debe poner especial atención el consumidor?

No dejarse llevar por la cuota que se les ofrece

Iván Metola, abogado del despacho Indemniza.me, explica dónde habrá que ser especialmente prudente y recomienda sobre todo “evitar dejarse llevar únicamente por la cuota que se les ofrece” y “fijarse bien en el TAE del contrato”. Esto es así porque “algunos préstamos rápidos de los que vemos anunciarse constantemente hablan de lo rápido que pueden concederse y su facilidad de devolución.

Sin embargo, generalmente estos productos financieros “esconden unos tipos de interés elevadísimos que con el tiempo harán aumentar la deuda exponencialmente provocando en ocasiones la perpetuidad de la deuda”. Un dato que, sin duda, invita a reflexionar profundamente sobre si está o no en estos préstamos la solución a muchos de los problemas que aparecen en el horizonte.

El riesgo de estos préstamos

Al ser preguntado por las razones que convierten a estos préstamos rápidos en productos tan arriesgados para los clientes, el letrado Iván Metola no duda y detecta que “la situación desesperada de necesidad” suele ser el motivo principal que lleva a los consumidores a tomar esta decisión.

De hecho, argumenta que “aunque en un principio estos consumidores se vean capaces de cumplir con las cuotas establecidas, corren el riesgo de entrar en una espiral de deuda de la que puede ser muy difícil escapar”. La culpa de esto último la tienen “los altos tipos de interés”, que tal y como reitera el propio abogado “harán crecer la deuda exponencialmente”.

El trabajo preventivo gana importancia

A nadie se le escapa lo complicada que está siendo la situación actual a todos los niveles. Si se atiende al apartado financiero y social, basta con echar un vistazo alrededor y vislumbrar cuál es el panorama. Negocios que en distintas comunidades autónomas no pueden desempeñar su actividad debido a las restricciones gubernamentales, trabajadores que están sumidos en procesos de ERTE, cuyo pago además ha sufrido en distintos casos un retraso considerable, impagos de facturas que hay que asumir… son sólo algunos ejemplos de los motivos que llevan a distintas personas a recurrir a esta opción.

En medio de una realidad tan poco halagüeña el trabajo preventivo se antoja capital. Antes de tomar decisiones como estas, que comprometen en un tiempo futuro una cantidad más o menos importante de dinero, es importante analizar en profundidad cuál es su situación económica y así poder valorar qué créditos o préstamos podrán coger y bajo qué condiciones. Una vez elaborado este análisis y siendo consciente de su grado de solvencia, sólo faltará decidir si finalmente les interesa acceder a un préstamo concreto.

Si la respuesta es negativa y no les termina de convencer esta idea, no hay que pasar por alto que también existen otras posibles soluciones que pueden servir de alternativa temporal. Hablar con los acreedores, o pedir una moratoria de pago puede ser una medida momentánea hasta que su situación económica mejore.

Si por contra, el contraste entre ingresos y gastos sigue siendo mayúsculo y no encuentran la forma de desenredar su situación, existen otras opciones más definitivas como la Ley de Segunda Oportunidad, que les permitiría partir de cero y abandonar aquellas deudas contraídas de buena fe.

Y es que no todas las soluciones tienen por qué estar en un préstamo financiero. El dinero fácil en ocasiones termina por provocar una huida hacia adelante o supone cavar un agujero aún más hondo del que luego es complicado salir. Por ello es especialmente importante conocer si verdaderamente esta es la mejor respuesta a los problemas.

 

Redacción Getafe Capital