GETAFE/Entrevista (04/11/2020) – Desde una edad temprana, Javier Redondo, vecino de Getafe y Científico Titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), supo que quería dedicar su vida a la investigación y a la ciencia. Recientemente, tras años en Biomedicina, ha conseguido la Beca Leonardo, una de las más prestigiosas a nivel nacional con una aportación de 40.000 euros destinada a proyectos de investigadores y creadores culturales de entre 30 y 45 años. Hoy, como vecino de Getafe, nos cuenta lo que supone obtener este galardón, su experiencia y las dificultades por las que pasa la ciencia actual en España.
Siempre había tenido claro que quería hacer una carrera de ciencias, me había llamado mucho la atención y generado mucho interés. Estudié en el colegio Los Escolapios de Getafe y luego realicé la carrera de Bioquímica en la Universidad Autónoma de Madrid. No he tenido ningún antecedente específico en la familia que hubiese realizado una carrera de ciencias antes. Mis padres siempre nos han animado, a mis hermanos y a mí, a estudiar o hacer lo que quisiéramos. De hecho fueron un apoyo muy importante porque la carrera científica es muy inestable. Al igual que otros, tuve que irme fuera de España durante unos años. Creo que la ciencia sobre todo es hacerte preguntas, ser muy curioso e intentar ser creativo.
La beca me viene como agua de mayo. Hasta ahora estaba como investigador Ramón y Cajal en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente estoy cambiando de institución cómo científico titular del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Debido a problemas administrativos y de gestión me estoy encontrando con grandes dificultades para mover los proyectos de investigación de una institución a otra. Ahora mismo toda mi financiación está un poco por el aire, lo que también implica los contratos de la gente que tengo asociados a esos proyectos. El haber conseguido la Beca Leonardo abre prestigio porque son muy competitivas y son un reconocimiento personal muy importante a nivel nacional. Ahora mismo tengo dos estudiantes predoctorales, un investigador postdoctoral y todos los años suelo coger dos estudiantes de grados o master para que hagan las prácticas. A mi grupo de investigación nos da bastante tranquilidad por los contratos y para la compra de reactivos que nos permitan poder continuar nuestra investigación sin pasar apuros. Es un alivio cuando te cogen en alguna de las convocatorias.
Estudiamos un tipo de leucemia que ocurre fundamentalmente en niños. Se trata del cáncer pediátrico infantil más frecuente en el mundo. Lo que estudiamos es cómo las células tumorales se mueven a través de la sangre y acaban haciendo metástasis en otros órganos como el cerebro, la médula ósea, el bazo, etcétera. Para moverse, estas células tienen que deformarse. Un ejemplo que pongo en las charlas que doy en los institutos es cómo un pulpo tiene que deformarse para entrar en una botella. Algo así es lo que también pasa con las células tumorales, que para atravesar los vasos sanguíneos o diferentes tejidos, esas barreras físicas tienen que deformarse.
Nosotros estudiamos cómo se deforman y cómo el núcleo de las células, la parte que contiene el material genético o ADN, sufre cambios para que la célula pueda moverse. Con esta Beca Leonardo, vamos a darle estímulos a esas células que se mueven, en esas zonas donde luego se aloja cuando hacen metástasis, para saber, con esos estímulos, cómo se ve afectado el núcleo de las células y luego analizarlas a través de diferentes técnicas de bioquímica y biofísica para saber si pueden tener una aplicabilidad en clínica, bien para que los médicos con los que colaboramos puedan diagnosticar mejor a los pacientes o, a medio o muy largo plazo, que se pueda desarrollar una terapia específica frente a las proteínas o moléculas que nosotros veamos. Esa sería nuestra aspiración a medio plazo.
Nos faltan recursos económicos: no tienen nada que ver con lo que te encuentras de inversión en ciencia en otros países. Y no solo los recursos, sino cómo se gestionan. Nos encontramos con que cada vez se retrasan más los plazos y convocatorias públicas. Tienes que estirar el dinero que tienes durante meses. Entre unas cosas u otras, nosotros siempre acabamos dependiendo de dinero público y privado, de otras fundaciones que suelen ser bastante más estables a nivel de plazos y de tiempos, porque las convocatorias públicas están fatal tanto en cuantía como a nivel de gestión. Los investigadores para poder pedir reactivos o comprar consumibles hay veces que tenemos que rellenar mucho papeleo. Es una locura el tiempo que perdemos en eso en vez de estar dedicándolo a investigar.
Con motivo del Covid-19 se paró todo el tema de trabajo y se quedaron un montón de experimentos a medias, sin poderlos terminar. De hecho estábamos haciendo experimentos con ratones y lo tuvimos que parar por completo porque no podíamos continuar trabajando. Han sido muchos meses de perder ese trabajo. A nivel de tiempo nos ha afectado bastante.
Participo y pertenezco a varias asociaciones científicas, como la Sociedad Española de Inmunología o de investigación contra el cáncer, que suelen ser muy activas a nivel de protestar precisamente con todas las injusticias científicas que sufrimos de ninguneo político. El 2% lleva siendo una aspiración desde hace muchísimos años y no se alcanza. El último mes han señalado que van a aumentar la partida presupuestaria pero seguimos moviéndonos en niveles de hace más de una década, con lo cual estamos muy lejos del 2% y que debería ser lo mínimo imprescindible, tanto a nivel de dinero como a nivel de convocatorias. Últimamente los científicos estamos intentando ser muy críticos y que se nos oiga más, aprovechando también la importancia que la sociedad ahora nos está dando, para quejarnos y que se conozcan las injusticias en las que trabajamos. Evidentemente si no trabajamos en buenas condiciones, y aprovechamos ahora para dar a la ciencia la importancia que se merece, luego la sociedad no puede pedir que tengamos una vacuna en cuestión de meses, ni cosas por el estilo.
En mi caso ha habido años que he colaborado con la Asociación CREE, de Científicos Retornados a España, dando un par de charlas en institutos, uno de ellos aquí en Getafe. Además de que intentamos colaborar con la Semana de la Ciencia y la Noche de los Investigadores. Intento estar involucrado en esas cosas, y a nivel de voluntario también, para dar una cierta visibilidad, impactar a los jóvenes e intentar concienciar a la sociedad. Intentar tener un peso lo más relevante y ser lo más críticos constructivos posibles para intentar divulgar la ciencia.