GETAFE/La piedra de Sísifo (24/11/2020) – Un año más, cuando se acercan las fechas navideñas, se celebra el ya tradicional concurso de belenes de Getafe, que este año llega a su décimo octava edición o, como diría el asesor de asesores de nuestra amada I.D.A., si fuera chico, se sacaría el carné de conducir y, si fuera chica, celebraría su puesta de largo (cosa de sus telarañas mentales con olor a naftalina).
Volviendo al asunto mollar; en el contexto COVID, que todo lo trastoca y complica, los belenes getafeños no iban a ser una excepción y, desde esta humilde columna, me permito la osadía de dar algunos pequeños consejos para conseguir un resultado acorde con las circunstancias que nos está tocando padecer:
En primer lugar, a la hora de construir conjunto del Belén, debe trabajarse atendiendo al criterio de Confinamiento Perimetral. ¿Por una incidencia mayor de contagio del famoso virus? No, exactamente, porque se trata de Palestina y allí la cosa está muy malita para eso de la libre deambulación de las personas.
El Portal, sin embargo, sí cumple lo establecido en cuanto a ventilación, dado que carece de fachada y los muros que lo flanquean tampoco son de cierre hermético precisamente. En ese sentido no hay mayor problema para la permanencia de personas en su interior sin riesgo de contagio por concentración de aerosoles.
Los tres miembros de la familia, María, José y el niño, se consideran convivientes, de modo que los pocos ratos que se encuentren a solas no tendrán obligación de usar mascarilla, sin embargo, en cuanto se presenten visitas, que va a ser un no parar, sí deberán usarla por muy incómoda que resulte, recordemos que es una familia obligada a dar ejemplo.
No se han descrito casos de “salto de especie” del virus que afecten a la mula y el buey, de modo que no existe objeción aparente en su presencia continuada en el interior del portal con el objetivo de dar calor a la estancia, otra cosa serían los efluvios emitidos por ambos herbívoros, que conferirán al espacio interior una ambientación odorífera un tanto peculiar, lo que quizá aconseje el uso de mascarilla en todo momento.
Se recomienda la instalación de controles que regulen el flujo constante de pastorcillos y demás paisanaje, de modo que no se produzcan esas aglomeraciones tan nocivas para la salud comunitaria y no quede nadie sin rendir pleitesía al recién nacido; otra cosa son las molestias causadas al padre y, sobre todo, a una madre que, lo que menos desea, es estar en el público candelero tras un parto que, atendiendo al generoso diámetro de la cabeza del bebé que aparece en las distintas figuras, seguro que se ha saldado con la administración de unos cuantos puntos de sutura.
Por último, y no menos importante, la comitiva Real deberá reducirse a la mínima expresión, es decir, un paje por cada rey mago y para de contar, que si suman más de seis la multa la tienen asegurada, además de no poder ni acercarse al portal.
En cualquier caso, suerte a todos los participantes y, recordad, en caso de instalación de un Belén Viviente, de desaconseja encarecidamente la presencia del típico “caganer”. Sed felices.