GETAFE/Tribuna con acento (14/09/2020) – En estos días Getafe ha sido noticia en los medios de comunicación, entre otras cosas, por un hecho lamentable que nos ha conmocionado notablemente. El asesinato de Ricardo, un joven de 14 años al que la vida le ha sido arrebatada demasiado pronto y de forma violenta. Sin olvidar las heridas físicas y también psicológicas de los dos amigos que le acompañaban y que han precisado atención hospitalaria.
Estos días han sido días de llorar su muerte, de manifestaciones pacíficas para expresar el dolor, de encuentro de amigos, amigas, vecinos y vecinas para acompañar la rabia, pero también han sido días para pararse a pensar en qué está ocurriendo en nuestra sociedad para que un niño, a los 14 años, sea asesinado de forma tan violenta en plena calle en nuestra ciudad.
¿Falta de seguridad? ¿Poca presencia policial? No vamos a negar que la presencia de fuerzas y cuerpos de seguridad podrían garantizar que en los espacios donde hoy se están generando conflictos —no solo entre población juvenil, sino otro tipo de actos delictivos que pueden ser observado por los vecinos y vecinas de Getafe—, pueden contener que dichos actos se repitan. También una plantilla con las bajas y vacantes cubiertas, con formación en resolución de conflictos de forma pacífica y con habilidades de mediación, podrían facilitar su labor.
No obstante, las estadísticas nos indican que no podemos hablar de que Getafe tenga una alta tasa de delitos con respecto a ciudades con la misma población. La violencia juvenil es un fenómeno minoritario y podemos considerar que lo ocurrido en estos días pasados son hechos absolutamente excepcionales.
Si tenemos en cuenta las denuncias por infracciones penales que constan en el Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior (datos que no vienen desagregados por franjas de edad), Getafe tiene una tasa de conflictividad más baja que otras ciudades españolas por número de habitantes. No obstante, en el primer trimestre del 2020 se registraron 1.818, cifra que entendemos que es lo suficientemente elevada para hacernos reflexionar.
Por tanto, entendemos que además de la presencia policial, que cumple una función municipal importantísima, en lo que hay que incidir es en la necesidad de realizar una prevención educativa, comunitaria, igualitaria y con perspectiva de género para evitar que estos hechos puedan repetirse de nuevo.
Existen una serie de factores de riesgo que favorecen el que cada vez a edades más tempranas encontremos situaciones de violencia tan extrema como la que hemos vivido en Getafe esta pasada semana. Hablamos de factores individuales como los trastornos de la conducta, consumo de tóxicos, exclusión académica, exposición a situaciones de violencia intrafamiliar, etc. También en el entorno más cercano como pueden ser la poca supervisión parental, vínculos afectivos débiles o falta de establecimiento de límites y de normas. Pero también a los factores de riesgo en la comunidad —y en nuestra sociedad en general— como pueden ser la falta de perspectivas de futuro, el desempleo, la facilitad en el acceso al alcohol y a otras drogas.
Es sobre estos factores de riesgo sobre los que entendemos que tenemos que poner hoy en día el foco de atención, cómo y qué tenemos que hacer, como ciudadanos y ciudadanas, como representantes políticos de Getafe, para evitar que situaciones como la de Ricardo puedan volver a ocurrir.
Cierto es que desde el ámbito escolar tanto en Primaria como en Secundaria se realizan múltiples acciones para trabajar valores y actitudes positivas desde la infancia, pero estos programas deben ser extrapolados al ámbito familiar, al deportivo, al asociacionismo, al ámbito cultural, los parques, a los entornos comunitarios donde convivimos cada una de nosotras y nosotros.
Necesitamos un Plan de Intervención Comunitaria que aúne todas las acciones que se estén realizando desde cada Delegación del Ayuntamiento de Getafe con responsabilidad en el desarrollo integral de la infancia y de la Juventud: Área de participación, Juventud, Educación e Infancia, Bienestar, Convivencia y Cooperación, etc.. y que también cuente con la participación de entidades sociales.
Cierto es que en la situación actual muchas de las acciones que se estaban realizando se han visto paralizadas por la crisis de la COVID19 y que previsiblemente no pueden continuar por no poder garantizar de forma adecuada el distanciamiento social.
Por eso toca reinventarse y evaluar de forma precisa las acciones que ya se venían realizando para que puedan ser adaptadas al momento actual.
Realizar programas de desarrollo de actitudes para la vida, de control de agresividad, de resolución de conflictos, que incidan en los aspectos más individuales de cada persona impartidos por profesionales de la psicología y la educación y el trabajo social a través de las escuelas, institutos o el Centro de Salud municipal. También de prevención del bullying, el absentismo escolar o el abandono temprano en la escolarización etc. en colaboración con los centros educativos.
Igualmente son importantes los programas de capacitación parental online, impartidos por profesionales de la educación y de la psicopedagogía, la educación social de calle, la mediación vecinal en parques y espacios públicos, en contacto directo con los y las menores y jóvenes, así como la atención psicoterapéutica para los jóvenes que presenten un mayor riesgo. Y también campañas en medios de comunicación municipal y redes sociales.
Por tanto, es momento de pararse a reflexionar, con la ciudadanía, con los y las jóvenes que de forma pacífica están participando en concentraciones a la puerta del Ayuntamiento y que desean justicia, pero también convivir en armonía en su entorno, con las entidades sociales que durante tantos años han trabajado en pro de los derechos civiles y sociales, y cómo no, con todas las fuerzas políticas, que quieran sumar y hacer de Getafe una ciudad más segura, pero, sobre todo, más humana.