GETAFE/El Rincón del Lector (28/07/2020) – La pandemia ha supuesto un reto para todos sin excepción, pero la víctima por excelencia ha sido la educación. Tanto profesores como alumnos han atravesado situaciones difícilmente conciliables con el estudio y la enseñanza.
Durante el confinamiento han salido a la luz todas las carencias de nuestro sistema educativo en el que la falta de medios para impartir la docencia online ha sido protagonista. No sólo faltan medios, también ganas. La enseñanza online ha sido un puzzle que las universidades no han sabido conformar, ya sea por falta de recursos o de intenciones.
Si nos pareció un despropósito el último cuatrimestre, el curso que comienza en septiembre no se va a quedar atrás.
Las primeras indicaciones que están enviando algunas universidades son el indicio de un abandono despreocupado al estudiante. En mi posición, como alumna de la Universidad Carlos III de Madrid, estoy viendo como la organización de horarios y aulas se cobra la educación de muchos de nosotros en un intento de cumplir las medidas de seguridad impuestas por el Estado.
A la universidad asistimos todo tipo de estudiantes, con más o menos recursos, pero todos con el mismo derecho a recibir una educación de calidad, y esta vez, como muchas otras, se nos ha dejado solos.
La UC3M propuso y aseguró un sistema semipresencial compuesto por docencia en las aulas de forma reducida en grupos pequeños garantizando la distancia de seguridad, y de forma online para llevar a cabo las lecciones magistrales que aglutinan a casi un centenar de alumnos por sala. No obstante,la despreocupación y el desinterés de la universidad han salido a la luz cuando a la hora de realizar la matrícula muchos alumnos se han quedado sin plaza en la modalidad semipresencial, debiendo atender durante todo el cuatrimestre a las clases por internet, e incluso algunas asignaturas de carácter obligatorio no disponen ya de plazas libres. Sin embargo, se ha confirmado que los exámenes finales se llevarán a cabo en las aulas de forma presencial. No hay espacios disponibles para impartir clases pero para hacer exámenes de forma masificada sí. No importa que aprendamos, importa que no copiemos.
“Que tengáis suerte”, unos sí y otros no, esta es la política de las universidades. Da la impresión de que unas matrículas valen menos que otras, pero la realidad es que pagamos para que se nos ignore. El crédito nos cuesta lo mismo a todos, ya gocemos de un método o suframos otro. Las tasas de algunas universidades online como la UNED son de aproximadamente 16 euros por crédito, mientras que en la Universidad Carlos III de Madrid el crédito más barato es de 21 euros. Pagaremos las mismas tasas por no hacer uso de las instalaciones del centro.
Son cuantiosas las quejas que están llegando a varios departamentos de la Universidad, y en la mayoría de casos no obtienen respuesta. Algunas asociaciones han expresado su descontento en un comunicado colectivo que denuncia los métodos que está siguiendo la UC3M.
¿Y cuál es la mayor consecuencia de todo esto? La desmotivación del estudiantado.
Estamos solos, nos sentimos ignorados y pisoteadas. Pagamos por una educación en la que nuestra opinión no tiene cabida, pero sin nosotros la universidad se hunde. Los alumnos entendemos que las circunstancias son difíciles para todos, pero no se nos ha tenido en cuenta en ningún momento siendo el alumnado el primer perjudicado.
Necesitamos una solución ya.