GETAFE/Varios (07/05/2020) – El año 2020 trajo consigo la pandemia más grande que se ha presenciado en la época moderna, la del coronavirus, llamado así por ser parte de los virus cuya estructura se asemeja a una corona, cuyo nombre específico corresponderia a COVID-19. El cual, iniciado a finales de una ciudad rural de China, empezó a extenderse hasta terminar en todo el mundo.
Ciertamente han habido nuevos sufrimientos de virus y epidemias de enfermedades las últimas décadas, entonces ¿por qué el “alboroto” por el COVID? El problema principal consiste en la facilidad de transmisión, su tasa de contagio es mucho más alta que la de cualquier virus previo de los últimos años. Además de ello, la variación de persona a persona en materia de mortalidad donde algunos experimentan leves síntomas y para otros es letal agrega temor y desconcierto.
Ante la angustiante situación, no es sorpresa la decisión preventiva de gran parte de los gobiernos del mundo por imponer un periodo de aislamiento social para aplanar o neutralizar la curva de contagios y evitar el colapso del sistema de salud, o lo que es lo mismo, que todos enfermen a la vez. Las consecuencias negativas ante esto no se hicieron esperar, siendo en gran parte economicas y afectando duramente a los sectores más desprotegidos.
No obstante, el cambio no solo fue a nivel de entidades abstractas o instituciones, como el gobierno o la economía, sino que hubo un impacto directo en las personas, que les hizo reaccionar de una u otra manera sobre la posibilidad de que sus vidas corrieran peligro contra el invisible enemigo. Sin una vacuna y con un virus de rápida mutación al sector de la salud se limitó a dar los consejos más básicos y a la vez más efectivos para controlar los contagios que crecían exponencialmente, la higiene.
Esto desembocó una serie de actitudes en las que se incluyen las compras compulsivas de artículos de limpieza que se asumen ante la desesperación de las personas de mantenerse sanos. Artículos básicos como el antibacterial o el jabón son los primeros en ser adquiridos manteniendo el enfoque en la higiene y la protección. Siguiendo el objetivo de la higiene como principal método de protección, uno de los mayores aliados contra el COVID son las mamparas de protección, específicamente la de los baños.
Las mamparas son estructuras divisorias de espacios. Actualmente el término se utiliza para nombrar a las divisiones, mayormente en vidrio que se realiza en el baño para separar la ducha del resto de este. Las mamparas son elementos comunes en los baños, no obstante hay muchos que no poseen esta estructura, la cual es beneficiosa para la prevención del COVID-19.
Las mamparas protectoras contra COV19 funcionan en base a los principios anteriormente expuestos como los abordados para resguardarse de la enfermedad, el aislamiento y la higiene. Las mamparas evitan que fluidos que se segregan al bañarse puedan traspasar la zona de la ducha y adherirse a superficies peligrosas ante posible contacto y contagio con otros residentes a la casa.
La duración del virus activo en una superficie no orgánica puede alargarse de horas a unos pocos días dependiendo de cual sea esta pero ese lapso de tiempo es más que suficiente para aumentar el riesgo de contagio. Especialmente porque el baño es un lugar donde se está desnudo la mayoría de las veces con numerosas zonas expuestas y tendencia a tocar las áreas del espacio mientras se realizan las rutinas de aseo personal.
Para mantener segura una de las áreas donde se posee mayor exposición, están las Mamparas anti covi, estas ayudan no solo a aislar los gérmenes y fluidos a un espacio reducido y confinado, sino que son muy sencillas de lavar e incluso es una actividad que se puede realizar en la misma ducha. Las mamparas están hechas de materiales resistentes pero que igualmente se facilita su limpieza, así que supone una disminución importante del riesgo.
Entre las actitudes que se deben tomar para evitar el contagio, están los procesos de desinfección luego de tener que interactuar con otros por motivos necesarios. Este proceso de desinfección incluye un baño luego de despojarse de la ropa posiblemente infectada. Esta práctica necesaria sitúa al baño como un sitio de riesgo, a menos de ser tratado como tal y se tomen las precauciones necesarias allí, es crucial obtener más información para poder lidiar con la latente amenaza.
En vista de las rápidas mutaciones del virus, los gobiernos y expertos le dan al menos un año al desarrollo de la vacuna; por lo que, incluso con la curva de contagios aplacada siempre es prudente seguir cumpliendo las estrictas normas de higiene, y más aún tener la estructura y el lugar propicio para hacerlo.
Por lo que obtener una mampara representa no solo orden y esteticidad, sino una barrera de limpieza, que permite la tranquilidad familiar al eliminar cualquier rastro indeseado e invisible.