GETAFE/Varios (04/05/2020) – La proliferación de los minicréditos hace que estén cada vez más presentes en el mundo de los préstamos personales. Por esta razón, en el artículo, se va a profundizar en el concepto y se van a analizar las ventajas e inconvenientes que traen consigue la solicitud de dichos minicréditos.
Se trata de préstamos pequeños concedidos al solicitante de una forma rápida y sea cual sea su perfil, sin necesidad de tener una nómina o un aval.
Suelen oscilar entre cantidades de entre doscientos y cuatrocientos euros, y raramente pasan de los mil euros. La solicitud de los minicréditos se lleva a cabo de manera online, por lo que hace que el proceso sea mucho más sencillo y rápido. De hecho, en la solicitud de minicréditos con asnef se tarda entre diez y quince minutos, teniendo al instante la cantidad que se ha solicitado previamente.
Estos minicréditos se liquidan también en un periodo de tiempo no muy largo, entre dos y tres meses, normalmente.
Además, para obtener dichos créditos no se necesita acceder a un banco tradicional, ya que su objetivo es financiar a las personas de forma rápida y evitando largos procesos de solicitudes y requisitos.
De este modo, se observará el comportamiento de los pagos de estas personas y la posibilidad de recurrir en impagos. Así, es más fácil decidir a quién conceder o no el mini crédito.
Los minicréditos tienen una serie de ventajas y de inconvenientes que conviene que sean conocidos, antes de lanzarse a pedir uno de ellos. A continuación, en primer lugar, se detallarán las ventajas; y, en segundo lugar, se desarrollarán los inconvenientes.
Como ya hemos comentado con anterioridad, el proceso para la solicitud de los minicréditos es muy rápido y sencillo. Desde que se solicita la cantidad de dinero deseada, con el envío de la documentación, hasta la recepción del dinero pasarán apenas entre diez y quince minutos, ya que las transferencias suelen ser inmediatas.
Este último aspecto depende del banco al que se envíe, pero lo máximo que tardaría sería 24 horas.
Como se conceden cantidades muy pequeñas en cada minicrédito, las entidades que las ofrecen no exigen apenas requisitos, por lo que no es necesaria una cantidad excesiva de documentación o papeleo.
Los únicos requisitos imprescindibles a la hora de solicitar este tipo de financiación son: ser mayor de dieciocho años, tener una cuenta bancaria, residir en España y poseer un dispositivo con acceso a Internet. Si la cantidad es superior a quinientos euros, posiblemente se requiera también una nómina.
Se refiere en este caso a los motivos por los que se solicita el minicrédito. Sea cual sea, el solicitante no tiene que detallarlo. Es totalmente confidencial.
Además, el proceso de solicitud solo será conocido por la entidad y por el cliente.
Ante los incumplimientos de los pagos de préstamos, en el caso, por ejemplo, de ASNEF, se cuenta con el llamado fichero asnef-equifax que tiene como tarea recopilar la información de los solicitantes y cubrir todos los productos financieros que hayan sido concedidos.
Debido al auge que está teniendo este tipo de financiación, cada vez son más las entidades que empiezan a ofrecerlos. Por ello, muchas de ellas, deciden ofrecer el primero de los minicréditos sin intereses ni costes, totalmente gratuitos. Se devuelve la cantidad pedida.
Este inconveniente nace de la facilidad y la rapidez con la que esta financiación se concede a los clientes. Si el solicitante cuando necesite dinero acude a los minicréditos para utilizarlos como medio para pagar otro crédito de este tipo anterior, acabara endeudándose.
Así, muchas veces supone un riesgo y se deben solicitar con cautela.
Es uno de los inconvenientes más relevantes y, es que, las comisiones y los intereses de los minicréditos son mucho más grandes que los de un préstamo convencional. Sobre todo, es debido a la rapidez y a la sencillez con la que se conceden.
Como los minicréditos no exigen apenas requisitos para su concesión, las entidades bancarias se aseguran así una garantía ante los riesgos de impago.
Es posible que pueda producirse un retraso a la hora de pagar la cuota, y, aunque la entidad te permita prorrogar esa fecha de fin de pago, los costes son elevados.
Solo la ampliación de esta fecha hará que se acumulen los intereses hasta el nuevo vencimiento, que normalmente se estipulan en un 1%. A esto, se le suma una comisión por impago que suman la cantidad de unos veinte euros. Además, si el cliente no avisa de que habrá un retraso, el coste será mayor.