GETAFE/Varios (25/05/2020) – Pese a que ha ocurrido en otras ocasione, el ser humano parece no recordarlo y, lo que es peor, no aprender mucho de las situaciones difíciles que otras pandemias causaron.
En cualquier caso, mucho del daño ya está causado, por lo que conviene volver la vista atrás para aprender de los errores y tenerlo en cuenta en posibles situaciones similares que acontezcan en el futuro.
Las pérdidas económicas son cuantiosas a nivel global, sin embargo, lo más alarmante ha sido el número de víctimas mortales que el coronavirus se ha cobrado a lo ancho de todo el planeta. Imposible no estremecerse al ver los camiones militares italianos trasladar los cadáveres de las miles de personas fallecidas a otras regiones, o al ver depositar los cadáveres en esa fosa común que Trump creó para los fallecidos de los que nadie se hacía cargo.
Pero la pandemia ha causado estragos también entre aquellos que no han adquirido la enfermedad, las largas semanas sin moverse pasan factura a un cuerpo que tenía por costumbre no parar quieto, la ansiedad invita a comer sin parar y, el miedo y el desconocimiento motivó que muchos quisieran limpiar y desinfectar sus hogares hasta el extremo. Esto último ha sido motivo de numerosas intoxicaciones al realizar mezclas de productos de limpieza incompatibles entre ellos, así como de quemaduras en la piel, además, por supuesto, de causar muchos desperfectos en el mobiliario, suelos y demás superficies que se pretendían desinfectar, al emplear para ello productos no aptos para los materiales de los que están fabricados.
Y de entre todos los objetos, superficies y muebles que existen en los hogares, uno de los que más ha sufrido con las mezclas hechas por sus propietarios a fin de conseguir una limpieza libre de virus y bacterias ha sido la encimera de la cocina.
Sin duda, la cocina es una de las estancias en las que más tiempo se ha pasado durante el confinamiento. Y es que, uno de los efectos colaterales del coronavirus parece haber sido que ha despertado una pasión desenfrenada por el pan y la repostería casera.
Pero el afán por desinfectar la encimera de la cocina sin tener en cuenta el material en el que ha sido fabricada ha causado daños que en muchos casos han acabado con sus magníficas propiedades.
Desde Encimeras Cruz indican que “para tener una encimera libre de bacterias y virus, es decir, desinfectada, lo primero que se debe hacer es limpiar en profundidad, para ello basta emplear agua caliente y un poco de lavavajillas. Para desinfectar, sin embargo, se debe tener en cuenta el material, y mientras que en aquellas fabricadas de granito se puede emplear una solución de 20 cl de lejía por litro de agua, en otras como las de Silestone, conviene usar un jabón neutro desinfectante, evitando de este modo los productos abrasivos que podrían dañarla”.
Mantenerse en un hogar limpio y desinfectado ha sido uno de los grandes éxitos para salir airosos de esta situación, saber elegir correctamente los productos para lograrlo también.