GETAFE/La piedra de Sísifo (19/05/2020) – En mi colegio y sospecho que en todos los demás, había un individuo, aprendiz de pendenciero, que aterrorizaba al patio, quitaba el bollo o el bocata a los niños indefensos, se peleaba con cualquier ser bípedo de sus inmediaciones sin hacer prisioneros, se encaraba con los maestros o el conserje, no abría un libro ni por accidente, suspendía hasta comedor y, luego, cuando llegaba a su casa como un inocentón y rubicundo querubín, con sus notas en código binario, tiraba de guión manifestando que el profe le tenía manía. Sus padres, que conocían el paño, no le creían ni cuando saludaba, pero cuando algún vecino o familiar preguntaba, terminaba siendo el colegio la Caja de Pandora donde anidaban todos los males del mundo.
En la Comunidad de Madrid, no vamos desprovistos de talento Matasiete, sobre todo en el despacho principal de la Puerta del Sol y, nuestra ínclita Isabel Natividad Díaz Ayuso, va tan sobrada de descaro y desahogo, como deficitaria de vergüenza torera, y en el caso del doblemente frustrado avance de fase en la desescalada (palabro inapropiado, por cierto) de la alerta sanitaria en nuestra comunidad autónoma, tira de guión como el matón de patio, y aduce que es el Gobierno que le tiene manía. En el PP, saben de sobra la cruda realidad a la que han conducido a la Sanidad Pública madrileña después de décadas de expolio, antifaz y palanqueta; pero, como la familia avergonzada (y por conveniencia de estrategia electoral, que todo hay que decirlo), transmiten en público que Sánchez le da una patada a Ayuso en el culo de los madrileños.
Veamos qué hay de cierto:
Surgen las inevitables comparaciones con la Generalitat y su aprobado parcial, pero hay algo que diferencia a ambas comunidades: Cataluña está dividida en 7 regiones sanitarias que, a su vez, forman un mosaico de 21 sectores sanitarios. Esa división les permite un pase parcial de zonas a la fase siguiente quedando, en este caso solo Barcelona, aún anclada en la Fase 0 dado el nivel de afectación y los recursos disponibles. Madrid estuvo dividido en 15 áreas sanitarias hasta 2010 en que, una reorganización emprendida por la administración de Esperanza Aguirre, con vistas a facilitar procesos privatizadores, la convirtió en un Área Sanitaria Única. En el caso que nos afecta, es un todo o nada; o avanza de fase la comunidad al completo o no pasa nadie.
En Madrid ya partíamos de un importante déficit de RRHH, antes de la pandemia. En concreto, para alcanzar justita la media nacional, es decir, sin volvernos locos, faltarían por cubrir 600 puestos de medicina de familia en atención primaria, 160 en pediatría y 700 de enfermería; además, para dar cobertura a las necesidades del Hospital de IFEMA, se despojó a los ambulatorios de más de 400 profesionales, que unidos a los que ya necesitaban, hace un agujero de importante tamaño no resuelto y con un horizonte muy oscuro.
Sin profesionales, los centros de salud no pueden funcionar y quedan alrededor de 90 centros cerrados, dispersos por la geografía madrileña, además de permanecer cerradas todas las Urgencias Ambulatorias que descargaban las hospitalarias de buena parte de las patologías y lesiones de carácter leve y en el caso que nos ocupa, con potestad de detección de casos de COVID19.
En el momento de escribir esto, 11:22 h del domingo 17 de mayo, es literalmente imposible conseguir cita con mi médico de familia y la atención presencial, para casos más urgentes, está reducida a la mínima expresión.
Con este panorama, difícilmente se va a poder hacer un diagnóstico precoz de los nuevos casos que aparezcan, ni mediante sintomatología y, ni mucho menos, con pruebas PCR.
Se entiende que en un proceso de esta complejidad, es básico detectar los nuevos contagios que se produzcan y establecer una trazabilidad para conocer su origen y consecuencias, para ello se requiere el trabajo de un equipo de “rastreadores”. Para orientarnos, en Alemania, cuya reacción es puesta de ejemplo en todas las regañinas del PP al Gobierno, cuentan con un rastreador por cada 5.000 habitantes; en Madrid, dicen que contratarán a uno por cada 50.000, claramente insuficiente pero, aún así, los 1.328 con que se iba a contar, todavía no han sido contratados. Eso sí, ya en la semana anterior, el Consejero de Salud madrileño prometió su incorporación inmediata que, más de una semana después, no se ha producido.
Resumiendo: No descartemos que el profe no mire con buenos ojos a la administración madrileña pero, claro, si en el examen pones mal hasta el nombre, no que va a quedar más remedio que suspenderla. (Ya sé que a los expertos sanitarios no les gusta que se plantee como un examen que se aprueba o se suspende, porque influyen multitud de parámetros y la situación de Madrid es complicadísima de resolver, pero si la presidenta Ayuso va por ahí, legitima a los demás para que sigamos su camino).
Sea cual sea la fase en que te encuentres, sé feliz; siempre ayuda.
Antonio Calvete
19 mayo, 2020 at 10:12
Envidio la facilidad con que explicas la situación que es tal cual la cuentas. Y, además, con sentido del humor que es como el dulce que nos permite pasar mejor la amarga medicina.
Gracias